México se encuentra ante un importante potencial de crecimiento en la industria de la moda, pero hay algunas marcas que van más allá al no sólo buscar expandir sus ventas y diseños a territorios internacionales, si no también al rescatar bordados y textiles mexicanos con el fin de ayudar a comunidades indígenas del país que puramente viven de la artesanía. En la actualidad, estadísticas de la moda mexicana muestran que la industria nacional tiene un valor estimado de 345 billones de pesos. De igual manera se indica que este sector utiliza la mano de obra de 54.5 millones de personas, de las cuales 400 mil se centran en la producción y fabricación de textiles y su tasa de desempleo es de 4.9%. En contraparte a lo positivo, son pocas las marcas mexicanas que destacan por su rico trabajo en bordados y textiles artesanales indígenas que con el tiempo han tendido a desaparecer; esto se debe a que la mayoría de las marcas nacionales buscan complacer a sus consumidores con la inmediatez dejando de lado el apoyo al rescate de técnicas antiguas que aunque se caracterizan por ser bellos y coloridos, requieren de mayor tiempo de creación. A continuación, te prestamos un poco de la historia de una marca mexicana que no sólo destaca por sus colecciones, si no también por su esfuerzo de filantropía hacia comunidades indígenas mexicanas que por décadas se han dedicado a la artesanía. Lydia Lavín es una marca 100% mexicana que ha sabido posicionarse en México y en el mundo. La marca, fundada en 2005, nace como una propuesta de previas investigaciones que la diseñadora de mismo nombre había realizado con el Instituto Indigenista sobre la preservación de técnicas textiles indígenas mexicanas. Logrando gran aceptación del público en 2012, la hija de la diseñadora, Montserrat Messeguer, entra como co-diseñadora de la marca con una visón sumamente innovadora. El ADN actual de Lydia Lavín consiste en la visión de ser una marca de moda que promueva la estética mexicana, combinando el trabajo artesanal con la moda contemporánea.
Lydia Lavín y Montserrat Messeguer con artesanas.

Lydia Lavín y Montserrat Messeguer con artesanas.

Las colecciones que presenta la marca incluyen alta costura, ropa casual, línea para caballeros, vestidos de novia, accesorios y las llamadas cajas de México que son totalmente elaboradas a mano y en su interior contienen productos mexicanos de excelente calidad. Forbes Life conversó con las diseñadoras, acerca del apoyo y empleo que su marca les proporciona a comunidades artesanales mexicanas. Lo que contaron en entrevista fue que el reto principal de la firma ha sido encontrar una tipología de consumidor basándose más en su actitud que en su edad. “Tenemos desde consumidores muy jóvenes hasta gente mayor, que lo que les gusta es seleccionar cosas que tienen un valor cultural que están hechas a mano por lo que ayudan socialmente”, menciona Lydia. En cuanto a la mezcla de los textiles y bordados con la moda contemporánea Montserrat Meseguer nos comenta que: “La innovación puede venir de cualquiera de los procesos. Nuestra innovación va en el sentido del apoyo social, de construir puentes entre flujos de dinero que a lo mejor no llegan de forma justa a las personas que más lo necesitan. Innovamos en la construcción de nuestras prendas a través de colaboraciones con artesanas que tienen una sabiduría de cientos de años que permiten que les brindemos al mundo un valor contemporáneo con tendencias de coloridos o metálicos, con lo que las artesanas también se sumergen en la contemporaneidad en la que vivimos hoy en día, sin perder sus raíces.”
Vestido casual de la ultima colección presentada por Lydia Lavín en MBFW.

Vestido casual de la ultima colección presentada por Lydia Lavín en MBFW.

Al día de hoy, el número de mujeres artesanas más amplio con el que trabaja la marca se encuentra en Puebla; también colaboran con comunidades de Guerrero, Estado de México -en especial Tenancingo- Guanajuato, Oaxaca y Chiapas. Esto en cuanto al bordado y textiles.
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Las diseñadoras mencionan que ellas no les mandan hacer a las artesanas sus diseños, si no que se juntan con ellas para explicarles sus ideas y colorido para que sean ellas mismas las que propongan ideas. “Cuando las artesanas proponen y escogen colores se sienten importantes y sienten que son capaces de tomar decisiones valiosas”, dice Montserrat. Así mismo Montserrat comenta que hay planes de crear mayor apoyo y ayuda. “Tenemos el plan de hacer una fundación en donde se les acerque a las artesanas otros tipos de ayuda a los que nosotras no tenemos acceso. Lo que hemos visto con nuestra marca es que es muy amplia en el beneficio económico y trascendental de estas comunidades, pero también hay muchas otras necesidades de alimentación, salud, higiene, etcétera.” En cuanto a la ultima colección de las diseñadoras, ambas comentan haber trabajado con técnicas sumamente interesantes. Lydia explica que se trabajó con una comunidad de indígenas amuzgos “Estas con de las comunidades más antiguas que vinieron de Asia y su simbología y formas geométricas coinciden con los tiempos mayas. Esta es una comunidad que siempre está dispuesta a innovar y nosotras realmente lo consideramos como una gran colaboración.”
Vestido creado con la colaboración de la comunidad amuzga.

Vestido creado con la colaboración de la comunidad indígena amuzga.

De igual forma, Monserrat menciona que se rescató una técnica española que les enseñaron a los indígenas de la Sierra de Puebla: las famosas mantillas, una especie de velo hecho con tul y grandes blondas de flores. Esta técnica fue recuperada a través de la investigación, al dar con una señora artesana que las sabe hacer pero como no tiene hijas nunca le enseño dicho tipo de bordados a nadie y ahora se ha vuelto a traer a la luz a través de la colección de la firma.

Vestido de novia realizado con la técnica de mantillas de la comunidad indígena de la Sierra de Puebla.

 

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