Nos confiesa que él encuentra la inspiración del trabajo, mientras está realizando una obra le llega la inspiración de la siguiente, pues para él las mejores ideas vienen del trabajo en sí mismo. “En términos de inspiración de idea, yo escojo los temas de mi obra sobre lo que para mí es importante, me parece que si no hay ese contenido personal la obra no lleva tu esencia y es simplemente un objeto. Siempre es importante marcar tu sello en cada trabajo que hagas para que sobresalga y la gente lo reconozca”, destaca.
Rostros expresivos y la noción del bien y del mal
Una de las especialidades del artista son los rostros. En esta línea, elige a personas que tiene algo de relevancia en su vida, tanto en su forma de pensar como en su círculo social. “Los rostros me gustan mucho, el termino es anacrónico, lo que acabó con la pintura es la tecnología porque antes los retratos eran pintados, cuando la fotografía llego destruyó los retratos pintados, me parece muy interesante retomar el retrato en una técnica contemporánea porque para mí, los retratos tienen la capacidad de transmitir mucha información”.
Tiene una serie que se llama Héroes y Villanos, en la cual da a conocer a la gente lo que para él es precisamente un héroe y un villano. Explica que no necesariamente tiene que ser el personaje clásico y famoso, así como tampoco el malvado conocido por todos, más bien es lo que considera que está bien y mal y su manera de retratarlo da a entender su mensaje. “Un villano en mi serie de obras es Mao Tse Tung entonces desde Wahorl por haber hecho sus retratos de PopArt en los sesentas volvió a Mao un ícono cultural occidental, es muy reconocible en camisetas y en todo, pero lo que la gente no ve es que Mao fue un genocida cultural cuando llegó en los cincuenta a China, no solamente destruyó el arte chino, también el arte occidental, si tu no hacías arte que le sirviera al partido te lo prohibían. Entonces me parece una ironía que la gente le dé a un “asesino” un ícono de pacificador, todos los cuadros tienen un comentario crítico para resaltar valores o cosas que yo considero que no deberían ser”. Por otro lado, “un héroe es mi papá, no lo he hecho todavía pero viene en la línea, lo elegí porque cuando mi papá se casó con mi mamá, ella tenía 4 hijos de un matrimonio anterior y mi papá se casó empezando desde cero, asumiendo una responsabilidad que no era suya y me parece que hoy en día es muy difícil que la gente se responsabilice hasta de sus propios hijos entonces veo un valor heróico en alguien que por amor a una persona se hace responsable de algo así de grande. Este me parece un valor con la dignidad más especial”.
El arte de Pablo Tamayo no es excluyente, su filosofía se basa en un concepto más amplio que abarque todo tipo de público, que no sea difícil de comprender y que, por el contrario, logre permear su mensaje sin importar la audiencia. “Lo que yo busco como artista es que las personas que tengan un nivel cultural artístico alto disfruten mi trabajo y las personas que no tienen ningún conocimiento previo también lo disfruten, muchas veces cuando se requiere ser un experto las disfrutan menos personas, el propósito es que desde un niño hasta la persona de un museo puedan hacer la conexión con la obra y la puedan apreciar”, destaca.
El artista espera que su obra más importante esté por venir, trata a cada una de sus obras como la más especial y significativa para que haya un lineamiento que dé como resultado su obra más importante siendo la suma de todas y no una individual.
Sus obras las puedes encontrar en:
- Museo del Barrio, Nueva York
- Miami Art Museum; Miami
- Banco de la República, Santafé de Bogotá
- Galleria degli Uffizi, Florencia
- Fundación Cisneros, Miami
