Que me recibieran en la puerta del hotel y que además me llamaran por mi nombre fue una muy grata sorpresa. Recorrimos entonces el largo pasillo hacia una peculiar y gigante escultura de bambú que representa un dragón sobre el universo, aunque pareciera un gran ojo. Éste te observa desde que llegas. Por: Ruth Mata El Deluxe Park View Room 1703 del hotel The Peninsula en Tokio es un verdadero agasajo, como son el resto de sus rincones. Aquel edificio ubicado en los cruces de las calles Harumi Dori y Naka Dori alberga no sólo excelentes e impecables instalaciones. Alberga un verdadero placer por servir. Mi abuela dice: “El que no vive para servir no sirve para vivir”. Y en aquel lugar le encontré sentido a la frase. Guest-Room-The-Peninsula-Suite-Bathroom-2014 Al cuarto no le faltaba absolutamente nada. En 55 metros cuadrados de mullida alfombra, mármol y madera se extiende un ventanal de piso a techo con la vista perfecta a la zona financiera; el lado derecho de la torre Tokio me acompañó durante toda la estancia. Para tomar el desayuno lo mejor será pedir servir al cuarto. Esta experiencia es imperdible. Hay una pequeña mesa para dos personas junto a la ventana. El servicio llegará justo a la hora y minuto en que lo hayas solicitado una noche antes. El personal te dejará perfectamente puesta la mesa con todo lo que hayas solicitado y rematarán con una graciosa figura de origami. Tomar café con esa vista no tiene igual. La cama es perfectamente suave y a la mano están los controles que regulan las luces, la temperatura, la humedad, el equipo de audio, el despertador y la televisión. El vestidor es bastante amplio, muy iluminado, con espacio para colgar atuendos largos y cortos a lado de una mesa y un pequeño banco. Aquí siempre habrán dispuestas un par de mullidas pantuflas y dos batas japonesas para descanso. Al interior tiene una pequeña puerta que yo la llamé “la de las sorpresas”, todas las mañanas encontrarás en ese recoveco el periódico de tu preferencia o podrás dejar ahí la ropa sucia para que la devuelvan limpia y sin arrugas. ¡Ah! en un costado de la mesita encontrarás un secador de uñas… muy conveniente. Pool-Day-2 El área de baño es incluso más grande que el espacio del vestidor. Tiene una tina con caída de agua tipo cascada y mientras permanezcas en la tibieza del agua puedes controlar la luz, la televisión, el sonido de la radio por internet o sencillamente presionar el botón de SPA para bajar la intensidad de las luces y escuchar música relajante; una delicia. Por separado están el cuarto de regadera tipo lluvia, dos lavamanos, uno en cada extremo del cuarto de baño, y el área de toilet (ese merece una historia aparte, sencillamente diré que en cuanto entras la tapa se abre automáticamente). No debo olvidar el cajón en uno de los muebles en donde siempre hallarás “cajitas útiles”: cepillos de dientes, pasta, un kit de costura, jabones, peine, cepillo, kit para las uñas, gel desinfectante de manos, toallas de papel, etc. Otras facilidades que se encuentran en el cuarto son fax, fotocopiadora, impresora, internet vía Ethernet e inalámbrico, cafetera, servicio para té y una hielera que en el momento en que la abras hallarás hielos perfectamente formados. Además, al caer la noche automáticamente bajará la cortina blackout y las de tela se cerrarán, claro que con un botón puedes abrirlas y cerrarlas a tu gusto. Cada rincón del cuarto llena los sentidos, pero lo que te dejará sin aliento es el servicio. Cada vez que regreses, no importa el número de veces, encontrarás todas tus pertenencias perfectamente acomodadas y todo reluciente, siempre parece nuevo y se adorna con eternas flores frescas. En todo momento percibirás una fragancia muy delicada en el ambiente, no es casual, es relajante y se disfruta. Al salir de los elevadores y camino al lobby siempre te saludarán, en algunos casos por tu nombre, y en toda ocasión con una sonrisa. Cuando salgas del hotel no olvides portar la tarjeta que siempre encontrarás en la mesa del vestidor, ésta dice en varios idiomas: “Estoy perdido, por favor llévame a esta dirección”. Peter-restaurant-privateroom Dentro del hotel también podrás hacer uso del gimnasio, del SPA, de la alberca techada de 20 metros, visitar sus tiendas y sus restaurantes. No dejes de acudir al Bar Peter, la comida es deliciosa y como está en el último piso del hotel, en las noches, a través del gran ventanal que rodea el lugar, es posible observar cómo Tokio se inunda de luces. La cereza del pastel: Siempre tendrás la opción de pedir al The Peninsula que te lleven (o vayan por ti) al aeropuerto en uno de sus majestuosos Rolls-Royce, en un BMW 740Li, en un MINI Cooper S o en un Tesla Modelo S, su más reciente adquisición. Todos sus autos tienen un intenso color verde cazador.   Sayonara…

 

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