A este inglés de 84 años se le atribuye el don que hoy tiene  la Fórmula 1 de convertir en millones de dólares el anhelo de notoriedad de los países y la pasión de los aficionados. Ecclestone tiene más contratos firmados que años  para atestiguarlos.   Por Ivan Pérez Bernie Eccles­tone, el CEO de la Fórmula 1 (F1), toma algunas de las decisiones que marcan el rumbo de la competencia mientras disfruta un café de 31 dólares en el número 191 de la calle Brompton, en Londres, en el restau­rante Emporio Armani, uno de sus sitios favoritos. El hombre que edificó desde el siglo pasado uno de los consorcios deportivos más poderosos del planeta es el mismo que piensa que la demo­cracia “no le ha hecho bien a muchos países” y quien dijo que las mujeres “deben vestirse de blanco como todos los demás electrodomésticos”. Su imperio, la F1, facturará 3,300 millones de dólares (mdd) en 2016, de acuerdo con algunos cálculos. Ecclestone se hizo del llamado Gran Circo y logró crear una em­presa donde los países tienen que pagar para organizar una carrera, los patrocinadores firmar acuerdos de más de 90 mdd para anunciarse y, según Sport Business, es después de la final del Mundial de Futbol o los Juegos Olímpicos, la enti­dad deportiva con mayor impacto global. La F1 en los años 60 era casi una carrera de aficionados y amigos en cuanto a los negocios te­jidos alrededor de la competencia, pero Bernie la llevó de un evento casual a construir una categoría de máximo nivel, dice Rodrigo Sánchez, director de Marketing del Gran Premio de México. Forbes México se dio a la tarea de sumar el valor de los principales activos e ingresos que forman parte de la F1 para darle una cifra total al serial. El resultado: 11,920 mdd. La F1 —que regresa a nuestro país este mes de noviem­bre— tiene acuerdos comerciales y de televisión firmados por 5,000 mdd, según un informe del diario británico Financial Times. El cálcu­lo incluye, además del dato de con­tratos, las cuotas anuales que las ciudades pagan al serial, el costo de los circuitos donde se disputan las competencias y la cotización de las escuderías participantes, según datos de Formula Money, Black Book, Sport Business y Endole. “El actual Formula One Group está compuesto por muchas com­pañías, hablamos de unas 30 o 40”, comenta Christian Sylt, uno de los autores del reporte financiero For­mula Money. El 35.5% está en po­sesión del grupo privado CVC Ca­pital Partners, Waddell and Reed cuenta con 20%, Lehman Brothers 12%, la familia de Bernie Ecclesto­ne 10% y Bernie individualmente cuenta con otro 5%, ellos son los accionistas mayoritarios. “Bernie ha construido un gran negocio y de algo podemos estar seguro, nunca pierde”, dice el especialista en automovilismo Carlos Jalife sobre la capa­cidad de negociar del polémico dirigente, quien recientemente fue acusado de sobor­nar por más de 44 mdd al banquero Gerhard Gribkowsky para “mantener su poder” sobre el negocio de la categoría reina. El británico ha sido fundamental para que la F1 se convirtiera en un monstruo econó­mico desde su llegada como el jefe máximo del serial en la década de los años 1970. “Es una mente brillante, pocos han logrado hacer lo que él ha conseguido en el deporte”, reflexiona Rodrigo Sánchez, quien fue el encargado también de marke­ting del Circuito de las América, en Austin, Texas. Bernie consiguió incrementar los derechos de televisión, los contratos con patrocinadores, las cuotas por tener una carrera y todo eso es lo que le permitió aumentar el valor del producto. Para ser precisos —según datos del ranking de multimillonarios de forbes— sólo 91 personas en todo el mundo podrían comprar el paquete llamado F1. f1_reuters1 Como la Coca-Cola Bernie es un especialista en incre­mentar el valor de los activos. Ad­quirió en 1972 al equipo Brabham en 157,000 dólares y para 1987 lo vendió en 5 mdd. Ec­clestone, quien convive cada semana que hay Gran Premio con jefes de estado, políticos, artistas, deportistas, también consiguió que las escuderías aumen­ten sus ingresos y se coticen mejor (aunque algunas han quebrado por los altos costos que exige estar en la competencia). Según el último ranking de for­bes, Ferrari vale como franquicia de F1 unos 1,500 mdd. “La marca F1 se ha convertido en una de las más poderosas a escala mundial, si haces un estudio de nicho en varias naciones, el logo (del serial) es igual de conocido que el de Coca-Cola. Se han empeñado en cuidar su marca y la han promovido de manera exitosa”, comenta Sánchez. Si algo sabe Bernie es negociar. Por ejemplo, recientemente vendió una casa (con 15 recámaras) por 89.8 mdd al multimillonario del acero, el hindú Lakshmi Mittal. Según reportó el diario británico The Telegraph, fue la venta más alta de una vivienda en el mundo. “La F1 es realmente increíble, nunca he visto una compañía que tuviera esa capacidad de ingresos comerciales”, comenta el especia­lista Christian Sylt. “En los últi­mos años hemos tenido dos o tres recesiones en diferentes partes del mundo y eso no ha mermado los ingresos, se han incrementado: en 2007 eran de 1,200 mdd y el año pasado de 1,600 mdd”, agrega Sylt. ¿Cómo se autodefine la marca F1?, según su página oficial, con los términos “Innovación, el gla­mour, la emoción, la velocidad y la excelencia”. El estudio Formula One’s New Urban Economies se refiere al Gran Circo de la siguiente manera: “La industria de la F1 ha llegado a ser un microcosmos en la economía mundial, se instala en las naciones emergentes ofreciendo nuevos negocios y oportunidades, por una cuota que les garantice recibir un Gran Premio”. Por ejemplo, Bernie tiene firmado un contrato con el GP de Brasil hasta el 2020, para ese año él tendrá 89 años. “Ecclestone ha firmado contratos tan largos que él ya nos los verá cuando terminen”, reflexiona el especialista Carlos Jalife.   Despacho en el café El ceo de F1 despacha algunos de sus asuntos en el Emporio Armani Café de Londres, un sitio donde un café americano cuesta 28 dólares y un omelett simple 30. Allí cierra negocios, charla con amigos, puede tomar alguna copa y dirige los 300 em­pleados que tiene en las oficinas, los suficientes para que sea una empresa que anualmente ingresa al menos 1,500 mdd. “Nosotros podemos poner la marca del patrocinador en las primeras planas de todos los diarios del mundo”, dijo Bernie cuando cerró el acuerdo con los relojes Hublot. Para Sylt, ser socio de la F1 tiene numerosas ventajas. “Es estar alrededor de todo el circuito y eso es, quizás, uno de las patro­cinios más costosos en el deporte –señala. Cuando te anuncias en la F1, tienes garantizada una exposi­ción mundial”. Pero no sólo son los patroci­nios los que le dan valor a la F1, sino todo lo que pagan las ciuda­des para albergar un Gran Premio. Por ejemplo, a México le costará 360 mdd (en remodelación del circuito, pago de cuotas y otros gastos) tener por cinco años la competencia de automovilismo más importante del mundo. Bernie se ha expandido a Medio Oriente y Asia, además de a Estados Unidos, para revitalizar el negocio, hacerlo más global y también para “cobrar lo que quiera a las ciudades para que tengan la ventana de la carrera”, dice Jalife, también biógrafo de los hermanos Rodríguez, los pilotos mexicanos más impor­tantes de la historia. En los últimos 15 años, el ca­lendario de F1 ha dado un vuelco total. Antes, 80% se desarrollaba en Europa y ahora Bernie vio la posibilidad de cobrar altas sumas de dinero para que las ciudades —que no tienen focos interna­cionales— tengan opción de mostrarse. De esta manera, los Grandes Premios llegaron a Corea del Sur, India, Malasia, Abu Dhabi, Singapur, y hay reportes de prensa de que Tailandia, Hong Kong o Sud­áfrica están interesados en tener el escaparate de esta competencia. Por algunas carreras la F1, se lle­ga a cobrar más de 40 mdd anuales por tener un espacio en el calen­dario. “En muchos de los países de Asia, son los propios gobiernos quienes pa­gan las cuotas porque ayuda a promover al país; por ejemplo, en Alemania no necesitan un Gran Premio para que sean conocidos”, reflexiona Sylt. Sánchez, del GP de México, dice que no “hay otro evento de­portivo que te ayude a promover año con año una marca-país como la F1”, tiene una platafor­ma gigante”. Y añade que “los estándares que se piden al llevar a cabo una carrera son para mantener la calidad y garantizar un evento de primer nivel”. Una de esas inversiones (y exigencias) necesarias, además de la cuota anual, es la pista. En una va­loración hecha por esta publicación —apoyada en los costos dados a conocer para la cons­trucción de los circuitos donde se desarrolla la temporada— la cifra alcanza los 3,000 mdd. Y hay que sumar a los otros actores, las escuderías, que a su vez (como los equipos de futbol) tienen un precio. Según forbes, Ferrari es el equipo con mayor cotización, supera los 1,500 mdd; seguido de McLaren (800 mdd) y el tercer sitio es para Red Bull (640 mdd). En total, el dato entre todos los participantes (10) supera los 3,900 mdd. El estudio Formula One’s New Ur­ban Economies redacta una senten­cia como parte de sus conclusiones: “Los beneficios que otorga la F1 están muy bien orientados a la alta sociedad, a los clientes cosmopolitas y a la ciudades, bajo la ilusión de que el evento puede asegurar la noto­riedad necesaria para ser un futuro éxito económico”. Bernie Ecclestone, quien ma­neja una empresa que vale más de 11,920 mdd y el hombre que logrará por un año más que el serial facture 3,300 mdd, también es capaz de preveer el futuro. En un entrevista a CNN dijo que tenía muchas propuestas para recibir a la F1 y destacó una en par­ticular, Grecia. “Son un país que no paga”, comentó. El resto de la historia se cuenta sola, el país hizo estallar una grave crisis en toda Europa.

 

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