En la reciente jornada electoral francesa, el hecho de que Emmanuel Macron haya resultado electo presidente con alrededor del 66% de los votos a su favor no habla de un electorado que decididamente haya aprobado y respaldado su proyecto de gobierno. Por el contrario, la segunda vuelta puso de manifiesto la polarización del electorado francés que prefirió un proyecto del centro, pro europeo para evitar el radicalismo de la derecha que emblematizó Le Pen. Francia atraviesa uno de los momentos más difíciles para su unidad e identidad nacional, el próximo presidente Macron tiene por delante retos muy importantes que sólo con un país fortalecido y unificado podrá superar. Si bien es cierto que la coyuntura que vive Francia es parte de la crisis de las instituciones europeas y del reacomodo de las fuerzas internacionales, también es cierto que la agenda política al interior de Francia no sólo depende del buen desempeño de la agenda política europea, por lo que las elecciones legislativas del próximo junio serán detonantes de un verdadero motor de cambio que permita la estabilización política, económica y social en Francia. Macron debe lograr conjuntar esfuerzos que representen más que la voluntad política para abatir el desempleo y deberá alcanzar tasas por debajo del 8% promedio en la Unión Europea, en este sentido la meta es ambiciosa, lograr el 7% durante los próximos cinco años mediante el consenso con las cúpulas empresariales a fin de lograr jornadas laborales más competitivas así como un paquete de reformas laborales que pudieran ser el primer punto de debate al interior del poder legislativo en los próximos meses posteriores a las elecciones del 18 y 19 de junio. Además del mercado laboral, se encuentra en la mira el tema de los programas de seguridad interna y lucha contra el terrorismo para lo cual ha propuesto mantener a las tropas francesas desplegadas en el Medio Oriente; pero asimismo, pretende lograr el consenso al interior de la Unión Europea a fin de aumentar significativamente el número de efectivos militares que participan en las operaciones de inteligencia de Frontex (Agencia Europea de Guardia Costera y Fronteriza) y de manera paralela, buscará impulsar la creación de un mecanismo europeo de defensa. De esta manera, no sólo buscará proteger la figura europea de protección a sus ciudadanos, sino que además estará buscando abrir el paso a la inminente reforma de estatutos que dan forma a la Unión Europea. Los proeuropeistas como Macron, saben que, de no generar las iniciativas reformadoras de la Unión Europea, ésta está confinada a desaparecer ante la presión que ejercen los grupos ultranacionalistas al interior de los países miembros. Europa necesita ser refundada, replanteada y redefinida para alcanzar finalmente la estabilidad que desde hace varios años se ha estado tambaleando. Aprovechar el momento de coyuntura internacional le puede beneficiar a fin de poder buscar en la Unión el posicionamiento como actor preponderante en la escena internacional tanto en el plano económico, como en el social y en el comercial. Los escenarios que prevalecen el día de hoy pueden favorecer los replanteamientos al interior de la Unión Europea y sin lugar a dudas, Francia será fundamental para que esto ocurra. Sí Macron logra el consenso al interior y consolida su plan de gobierno, Francia será una de las piedras angulares del nuevo desarrollo europeo. El reto no es sencillo, pero la experiencia democrática y republicana de Francia, seguramente le ayudarán a retomar nuevamente aquellos ideales revolucionarios que le vieron nacer hace más de dos siglos.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @ArleneRU Linkedin: Arlene Ramírez-Uresti Google+: Arlene Ramírez Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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