La disciplina presupuestaria es uno de los temas más sensibles en la zona euro. Mientras Grecia transita una senda amarga para cumplir con sus compromisos, Alemania y la Comisión Europea han puesto los ojos en otro incumplido… Francia, la segunda economía más grande del bloque ¿puede convertirse en el próximo dolor de cabeza del euro?   La tempestad financiera parece calmarse tras el acuerdo crediticio con el gobierno de Grecia; sin embargo, los países europeos continúan bajo presión para disciplinar sus finanzas, moderar el déficit y apagar la desconfianza en los mercados. El nuevo gobierno griego trató de liberarse de la austeridad, pero terminó cediendo ante el Eurogrupo. Al mismo tiempo que los reflectores se concentran en Grecia, Francia ha incumplido con sus metas de ajuste, pues había prometido a sus socios comunitarios que reduciría su déficit por debajo de 3% para 2015, un plazo que se ha ampliado desde 2013. Aun cuando se trata de la  segunda economía más grande del bloque, Francia ha sido blanco de la crítica por parte de Angela Merkel y la propia Comisión Europea.   ¿Francia es un mal ejemplo? El gobierno de François Holland ha expresado, desde el año pasado, que va a posponer por dos años más la reducción de su déficit. Durante febrero de 2015, el primer ministro de Francia, Manuel Valls, aprobó por decreto una iniciativa de ley de finanzas, presentada en octubre de 2014, donde indican que el déficit bajará hasta 2017, lo cual  se ha traducido en una negativa de austeridad fiscal que promueve el Eurogrupo. “La reducción del déficit va a continuar, pero el ritmo será adaptado al contexto macroeconómico”, expresa en la propuesta el Ministerio de Finanzas y Cuentas Públicas. Como respuesta,  las calificadoras de riesgo bajaron la nota de deuda soberana francesa desde 2013. Como Fitch Ratings, que durante diciembre de 2014 rebajó la calificación desde AA+ a  AA.   Retos dentro del caos europeo El gobierno francés enfrenta algunos retos para mantener la estabilidad económica de acuerdo con los lineamientos propuestos por Bruselas desde la crisis financiera que enfrentó el bloque en 2008. Te presentamos cuatro:
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Infografía: Edgar Cruz

    1. Francia sigue sin poder reducir su déficit Uno de los principales lastres para Francia es el déficit, pues lleva media década tratando de reducirlo conforme a las expectativas del bloque. El margen para disminuirlo, según los acuerdos con la UE, no es alentador. La estimación del Ministerio de Finanzas y Cuentas Públicas sobre el déficit francés es de 4.3% en 2015, 3.8% en 2016, alejándose de la meta de 3% establecida con Bruselas. Francia prevé bajarlo a 2.8% hasta 2017, aunque el  riesgo del déficit puede ser menor. La Comisión Europea tiene una postura más accesible con los países: acepta que retrasen la reducción del déficit, siempre y cuando hagan las reformas estructurales que les permiten mejorar su competitividad, explica Livia Honsel, economista de Europa para Banorte Ixe. “En los años pasados se cometieron errores. Al ser demasiado austeros con un país (Grecia), también están frenando su crecimiento. Ahora, la postura de la Comisión Europea es dar margen para que los países tengan mayor déficit durante unos años; son medidas negativas para la confianza de la opinión pública, pero buscan impulsar el crecimiento.” La deuda pública francesa asciende a 2.3 billones de euros, 94.04% del PIB. La cifra que debe pagar cada habitante es de 36,272 euros. El interés que se genera por segundo es de 3,776 euros. Existen sanciones financieras y jurídicas para los países, pero se piensa en este camino como la última opción antes de agotar el diálogo, explica la investigadora en temas internacionales del Tecnológico de Monterrey, Marta Bárbara Ochman Ikanowicz.   2. Todos parejos para el Eurogrupo El titular de los ministros de Finanzas de la eurozona, Jeroen Dijsselbloem, dijo a finales de febrero que los países grandes o pequeños no deberían recibir un trato diferente, pues es un punto crucial para la credibilidad del marco fiscal de la zona euro. “La Comisión ha dado más tiempo a Francia para preparar sus medidas de ajuste presupuestario; los países no deben recibir tratos diferenciados según su tamaño”, señaló. Sin embargo,  la tolerancia del bloque europeo se explica con la posición que ocupa Francia dentro del grupo, pues es la segunda economía de la región, además del principal socio de Alemania. El Producto Interno Bruto (PIB) de Francia es de 2.5 billones de euros, sólo detrás de Alemania, que asciende a 3.2 billones de euros (bde), según el organismo web nationaldebtblocks.org. El PIB de Grecia es de 330,000 millones de euros, menos de la cuarta parte de Francia.   3. Crecimiento a través de productividad Otro reto para Francia es que la inversión privada se acerque al país con una reforma concentrada en el mercado laboral que permita trabajar más de 35 horas, incluso el domingo. Honsel recuerda que, aunque ya se aprobó, el proyecto de ley se suavizó para evitar un impacto en la opinión pública y al interior del Parlamento, pues “fue una reforma muy limitada en el campo del mercado laboral”. La ley de 35 horas laborales a la semana  “finalmente sí reduce mucho la productividad en el sector privado”. La paradoja que enfrenta el gobierno francés es que, mientras intenta atraer inversión privada para impulsar el crecimiento y disminuir el descontento de la población frente a la austeridad, debe asumir el costo político de una tradición histórica que ha defendido los derechos laborales.   4. Ascenso del radicalismo El cansancio de los electores frente a las medidas de austeridad en Francia podría desembocar en que asuma el poder un partido “más extremista”, que pueda desconocer los acuerdos con Bruselas, advierte Honsel. “Salieron unas encuestas que posicionan al Frente Nacional (partido francés) como primero en los sondeos. Todavía falta, pues las elecciones serán hasta 2017,  pero el hecho de que esté primero en las encuestas, además de que vienen unas elecciones locales en marzo, manda una señal un poco preocupante. En Grecia ya se ha visto, en España se está viendo con Podemos (pues estos partidos radicales) están ganando popularidad.”   ¿Más rebeldes? Aunque la postura francesa de no ajustar en tiempo sus niveles de déficit podría abrir camino para que otros países traten de incumplir con los acuerdos del Eurogrupo;  son pocos los riesgos de más rebeldía soberana, pues la flexibilidad del bloque, pese al nerviosismo político, cierra esa senda. Además, no existen evidencias de posibles ‘mal portados’ dentro del bloque europeo, según la catedrática del Tecnológico de Monterrey, pero la entidad que, en su opinión, deberá permanecer en el radar será España, ante el ascenso en popularidad del nuevo grupo político Podemos, que ha repuntado en los sondeos de votación españoles.

 

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