La falta de recurso humano y económico es otro factor que determina el éxito o fracaso de excelentes proyectos.   Por Adriana Rodrigo     Imaginemos un informe anual de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que comenzará con una carta del CEO diciendo: “La Responsabilidad Social es un pilar estratégico que rige el compromiso y el actuar en el ámbito económico, social y ambiental de todas nuestras operaciones. Para lograr nuestros objetivos contamos con un equipo de dos personas que tienen poca experiencia en el tema y cuentan con un presupuesto sumamente limitado, propenso a recortes durante el año”. Sería ejemplar encontrar alguna vez semejante nivel de honestidad y transparencia. Además de escuchar razones de carácter macroeconómico para argumentar situaciones que atraviesan las empresas en 2014, he sido testigo de numerosas pláticas formales o de café en las que se discuten las maniobras que implementan los líderes de la RSE para cumplir sus metas, y con tono más romántico, cómo luchan por sus sueños vocacionales y llegan a lidiar con una gran frustración ante los obstáculos que enfrentan. Más allá de las fronteras y para nuestro consuelo, lo vivido en carne propia también lo soporta el estudio de Perfiles profesionales elaborado por el Centro de Ciudadanía Corporativa de Boston College en 2013, que dice: “Los mayores retos de los directores de RSE/Sostenibilidad son la carga de trabajo, la falta de recursos para operar, la necesidad de demostrar valor y resultados internamente, y la falta de claridad de las estrategias de sostenibilidad de las empresas.” Desmenucemos uno a uno estos datos tan reveladores con la intención de converger en el punto detonante de esta indiscutible realidad. La mayor responsabilidad no recae sobre los gerentes o directores de RSE, que normalmente provienen de otras áreas y tardan un par de años en capacitarse; ésta es intrínseca del alto mando de las empresas que, sin querer o por desconocimiento o por mantener una visión a corto plazo, transmite mensajes ambiguos a lo largo y ancho de su organización. La carga principal de trabajo de las áreas de Sostenibilidad, según la encuesta de la Asociación Española de Directores de Responsabilidad Social (Dirse), se delimita en ocho tareas prioritarias: acción social, políticas ambientales y laborales, reporteo, planeación estratégica, identificación de oportunidades de negocio, mitigación de riesgos y medición de impacto (a lo que por experiencia agregaría funciones de comunicación interna y externa). En un mundo ideal, dichas tareas deberían enmarcarse en una función rectora de coordinar y habilitar procesos, ya que en la práctica la mayoría son responsabilidad directa de otros. Recursos Humanos está a cargo de los colaboradores, Relación con inversionistas de los accionistas y Compras de la cadena de suministro. La complejidad y el desafío inicial consisten en comprender que su principal labor es ganarse la atención y el respeto de otros directores. Si tienes una gran idea, comienza por saber venderla con beneficios claros para el área responsable, no únicamente para RSE; sembrarla hasta que comienza a dar frutos y soltarla en el momento oportuno, es la receta que pocos conocen o aplican. La falta de recurso humano y económico es otro factor que determina el éxito o fracaso de excelentes proyectos. Por una parte, los líderes se empoderan por tener una línea de reporte cercana a la dirección general, pero al momento de calcular la inversión para, por ejemplo, medir el impacto de un programa comunitario, es casi un sueño conseguir el presupuesto para monitorear, quizá un año o dos, si los resultados han mejorado las condiciones de vida de una comunidad determinada. Y, por último, las expectativas internas sobre el desempeño de los encargados de la Sostenibilidad suelen estar sujetas a obtener un premio, certificación o reconocimiento, ya que sigue siendo un reto establecer indicadores o KPI (Key Performance Indicator) que sólo dependan del área. Esto no es casualidad, va de la mano de la falta de claridad en la estrategia central de Sostenibilidad, que por falta de madurez del sector y valentía de los líderes carece de objetivos cuantificables. No es lo mismo decir: “El medio ambiente es muy importante porque valoramos el planeta en el que vivimos, así que nos comprometernos a reducir nuestras emisiones de CO2 en un 15% para el 2020.” El salario anual promedio de un director de RSE/Sostenibilidad en Reino Unido es de 176,000 libras, mientras que en España ronda entre los 80,000 y 120,000 euros brutos. Los perfiles para estas posiciones son cada vez más demandantes y requieren habilidades directivas. No basta con tener el sueño de cambiar el mundo y una gran sensibilidad social para dedicarnos a la RSE, y tampoco es suficiente decir públicamente que el tema es esencial, si no está respaldado internamente con recursos y con el compromiso de todos los actores clave de la empresa.   Adriana Rodrigo es socia y directora de Grupo Axius.     Contacto: Twitter: @ARodrigoY     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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