Previo a los días de pandemia, las Pequeñas y Medianas Industrias (pymes) de México, principal motor de la economía, tenían ya una serie de desafíos y complejidades notables: sobrevivir a los dos primeros años de vida, gestar baches administrativos y, sobre todo, registrar una ausencia notable de información vital para refinar decisiones que se tradujeran en acciones concretas y estrategias eficaces. Todo esto ha sido el “Talón de Aquiles” que históricamente les ha detonado problemas importantes y provocado, en la mayoría de los casos, su eventual desaparición. 

Con el COVID-19, estos focos rojos se han multiplicado e intensificado, dejando en relieve la necesidad de una planeación y ejecución mucho más eficaces. Por ello, la digitalización enfocada a la administración financiera se ha vuelto un protagonista clave para tener el control financiero, dando la posibilidad de actuar oportunamente, trazar escenarios y actuar en consecuencia. 

A esto habría que añadir y comprender la gravedad actual por la que atraviesan las pymes mexicanas, en donde poco más del 50% ha expresado sentirse estresado por el actual y futuro flujo de efectivo de su negocio, además de una pérdida de tiempo notable sólo en tareas administrativas (20 horas en hasta cinco herramientas diferentes, en promedio), y de 16 a 20 horas mensuales en cumplir requerimientos fiscales, tales como reunir, registrar, conciliar transacciones y entregar la información al contador, entre otras.

Control es orden, y un negocio ordenado en sus finanzas no sólo es reflejo de su salud financiera, sino también de una holgura de tiempo para saber qué áreas, personal, recursos y acciones son vitales, secundarias, accesorias o prescindibles. Es en este contexto que el papel de las herramientas digitales de control financiero vienen a ser un aliado de alto valor para todas las pymes, sin importar su rubro o actividad. 

Es así como plataformas líderes en su segmento como QuickBooks, con más de siete millones de usuarios en el mundo, facilitan de forma integral el control financiero de las empresas, así como el cumplimiento de todos los requerimientos del negocio, haciendo que la reinvención sea más viable y efectiva al tener mayor visibilidad sobre las finanzas y la contabilidad.

Mayores ventas, menores gastos y reportes puntuales son algunos de los beneficios inmediatos que este tipo de plataformas nos brindan y, en el ejemplo puntual de QuickBooks, viene a representar en un ahorro de hasta 15 horas mensuales, mismas que se pueden aprovechar en el reforzamiento de la diversificación, la productividad o la planeación estratégica. 

Los reportes inteligentes y personalizados acerca del estado del negocio, incluso de pérdidas y ganancias, así como el flujo de efectivo y ganancias por proyecto, son elementos de alto valor que se suman a la consolidación de CFDI, cuentas bancarias, clientes y ventas en una sola plataforma para tener la información más importante a la mano. 

Asimismo, la clasificación semiautomática de egresos para minimizar gastos e incrementar rentabilidad, y el seguimiento puntual del estatus de las facturas a proveedores y recordatorios de pago automatizados, hacen que ese paso hacia la digitalización financiera de las pymes sea intuitivo, viable, práctico y seguro, pero sobre todo eficaz. 

Los tiempos de crisis no esperan a mañana, pero las oportunidades y las herramientas de valor real existen para actuar desde hoy mismo.

 

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