Para combatir el impacto de la piratería en los ingresos por taquilla, Hollywood ideó un nuevo plan: invitar a los chinos a la repartición de ganancias del cine formal.    Por Simon Montlake   Las películas de Hollywood son ‘joyas’ para los empresarios de proyección de cine de todo el mundo, sin embargo, hay un destino que sigue siendo terreno árido para el negocio de distribución de filmes. Estados Unidos tiene ahora el reto de pactar condiciones que permitan que la piratería se reduzca en China, aún pese a tener que compartir la ganancia por taquilla. El camino hacia la oficina de Dan Mintz, cofundador Dynamic Marketing Group (DMG) en 1993,  comienza en un lobby poco iluminado de un pent-house de paneles de vidrio, cabezas de Buda y puertas chinas tradicionales de madera. Después se da vuelta hacia la derecha en un puente de piedra sobre un estanque de carpas y por último, se debe cruzar una habitación llena de empleados de aspecto lozano para finalmente entrar. Listo, se ha ingresado justo a la zona DMG, donde el marketing, las películas y el cinismo colisionan. “Tenemos que descifrar a China de una forma u otra”, afirma Mintz, un ex actor de voz áspera oriundo de Nueva York. La casa productora y agencia publicitaria a un mismo tiempo comenzó filmando spots para marcas multinacionales en China. En la actualidad, financia, distribuye y produce películas. En abril consiguió su contrato más jugoso: la tercera entrega de una de las franquicias más grandes de Disney: Iron Man, de Marvel, que DMG está coproduciendo. Protagonizada por Robert Dowey Jr. y con un presupuesto de 200 millones de dólares (mdd), Iron Man 3 está programada para estrenarse en mayo próximo. Mientras la película principal se realiza en Carolina del Norte, DMG ha estado tratando de concretar la programación de la filmación y la aprobación reguladora en China. A pesar de todo el furor, está lejos de ser un trato hecho y el director ejecutivo, Mintz, está en la mira. Para un aspirante a magnate del cine que pasó décadas tratando de entrar a la industria, la apuesta no podía ser más alta. Al detectar la fiebre dorada, los estudios estadounidenses entran en tropel a China. DreamWorks Animation construye un estudio en Shangai con socios locales. News Corp., que es dueño de Twentieth Century Fox, ha adquirido 20% de Bona Film Group con sede en Beijing, una productora y distribuidora que cotiza en el Nasdaq. El tráfico va en ambas direcciones: Dalian Wanda Gruop, un conglomerado de bienes raíces que administra la cadena de cines más grande de China, acordó en mayo pagar 2,600 mdd por AMC Entertainment. La aceptación de China por parte de Hollywood ha llamado la atención de organismos reguladores locales. La Comisión de Valores y Bolsa (SEC por sus siglas en inglés) investiga si los estudios estadounidenses realizan pagos ilegales a los funcionarios del gobierno para tener acceso al mercado en China. No hace mucho, China era sobre todo una fuente de frustración para Hollywood. Mientras que se exhibían pocas películas extranjeras en los cines, se vendían copias piratas libremente en las calles. La entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 aumentó su cuota anual a 20 títulos para las películas importadas. Sin embargo, dejó intacto el férreo control de China Film Group, un monopolio estatal que importa todos los títulos extranjeros, además de producir, financiar y distribuir películas y administrar salas. Fue necesario una década de boom inmobiliario en la construcción de cines  y una OMC que se pronunció en contra de China en 2009 para abrir la puerta. En febrero, durante una visita realizada por el próximo líder, Xi Jinping, China finalmente acordó permitir la entrada a 14 películas adicionales y compartir más ingresos con una distribución del 25% de las taquillas para las películas importadas, lo cual equivale a un incremento del 13%. Las películas extranjeras dominaron la taquilla de China con ingresos de 1,200 mdd en la primera mitad de 2012, y fueron lideradas por la versión en tercera dimensión de Titanic. Muchas de las más de 10,000 pantallas en China cuentan con tercera dimensión, lo que resulta muy conveniente ya que las 14 importaciones extras deben ser 3-D o versiones IMAX. Sin embargo, ¿por qué acordar un 25% cuando hay una oferta más jugosa sobre la mesa? Al realizar Iron Man 3 como una coproducción china-estadounidense, Disney recaudaría una porción del 38% de la taquilla, tal y como es propio de una película nacional. Para poder calificar como coproducción, una película debe tener “elementos chinos” en la historia y ser filmada en parte en el país asiático. Los guiones deben pasar la censura china, cuya sensibilidad para percibir agravio político o cultural es muy delicada. En una franquicia de éxito taquillero como Iron Man cada cosa cuenta. Y con la piratería de DVDs desenfrenada de China, sólo se pueden obtener ganancias a través de la pantalla grande. De ahí el crecimiento de DMG al poder navegar por la burocracia china, invertir y abordar retos creativos y logísticos. “Están gastando cientos de millones de dólares en estas películas y no pueden cometer ningún error”, afirma Mintz a Forbes. La manera más segura de evitar errores en China es apaciguar a los organismos reguladores poderosos, en particular China Film Group. DMG cortejó al organismo produciendo su película propagandística The Found of a Republic y atrayendo patrocinadores comerciales. Desde entonces los organismos reguladores les han regresado el favor al permitir que DMG importe y distribuya películas libres de cuotas, tales como Twilight y Resident Evil 4. “Nuestra relación con ellos es extremadamente estrecha. Más estrecha que prácticamente cualquiera otra”. alardea Mintz, que incluso ha acompañado a los ejecutivos de China Film Group en viajes de negocios a Los Ángeles, afirman fuentes de la industria. En China rascarse la espalda forma parte del guanxi (la creación de relaciones). Es una palabra que con frecuencia se relaciona con DMG, la cual a menudo ha sido criticada por su ascenso meteórico. Mintz insiste que las relaciones importan en China, pero también la trayectoria. DMG cuenta con un haz bajo la manga: Looper, una intriga futurista de Endgame Entertainment protagonizada por Joseph Gordon-Levitt y Bruce Willis que distribuyó en China. El guión original del director de cine, Rian Johnson, tiene lugar en Francia en el año 2047. Luego  de que DMG firmase un acuerdo, la ubicación se trasladó a China, una actriz local se unió al elenco y las escenas se filmaron en Shangai. En el país asiático, Looper se estrenó el 28 de septiembre en 3,000 pantallas (el mismo día que en las salas estadounidenses). Desde entonces se ha embolsado 116 millones de dólares a nivel mundial, la mitad de los cuales provienen de taquillas fuera de Estados Unidos. Mintz viajó por primera vez a China a mediados de la década de 1980 para entrenarse en artes marciales. Pasaba sus ratos libres con un grupo de extranjeros que protagonizaban tipos rudos en películas como Operación Cóndor de Jackie Chan. Mintz fue seleccionado para interpretar el papel de un matón o el de un guardaespaldas o simplemente el de un “extranjero barbudo”, según circula una versión de IMDb en Hong Kong. En 1990, Mintz fue a Beijing a filmar un comercial que nunca se trasmitió y terminó quedándose. La ciudad le pareció hostil, pero se enganchó con  las posibilidades que ofrecía una sociedad en transición. Tres años más tarde, estableció DMG con Wu y Peter Xiao. El primer cliente principal de la agencia fue Volkswagen, el fabricante de autos foráneos más grande de China. Le siguieron otras multinacionales como Nike y Johnson &Johnson, y dicho éxito derivó en la producción de cine antes de que algunos estudios estadounidenses llegaran a tocar la puerta. En eventos corporativos, Mintz suele cambiar entre un chino-mandarín fluido y su lengua materna con un acento que un productor describió así: “Como si Tony Soprano llegara a Beijing”. Wu y Xiao por lo regular asisten a los lanzamientos ante los medios, pero dejan que Mintz se encargue de hablar. La propuesta de Mintz es una espada de doble filo. DMG tiene una reputación por escoger ideas que nunca resultan. Y su disposición para hacer alharaca, y algunas veces sobrevalorar cada estrategia, deja fríos a otros. “Los verdaderos tipos que hacen películas no se anuncian mucho. Sólo las hacen”, afirma David Lee, un productor de Beijing. La reputación rápida e inconsistente de DMG será puesta a prueba o desaprobada de la manera más crucial con Iron Man 3. Ya han surgido algunos síntomas de que hay problemas. En la Comic-Con de julio pasado, el director Shane Black desencadenó una ola nerviosa de especulación en China al afirmar que ni él ni ninguna de las estrellas de cine de la película visitarían China. Dicho formulismo con seguridad no será de la satisfacción de los guardianes del país asiático. Cuando le pregunté sobre el proyecto a Zhang Xun, gerente general de una subsidiaria de China Film Group, respondió: “No ha pasado por mi escritorio. No han solicitado permisos”. En un comunicado, los Estudios Marvel afirmaron: “Sujeta a la aprobación del gobierno chino, la producción de Iron Man 3 espera filmar escenas en China con el elenco y el equipo de producción este otoño, además de ofrecer una premiere de la película en China con miembros del elenco presentes”. Si la aprobación es denegada, Disney/Marvel resentirían la picadura en términos de la distribución de la taquilla. Y DMG perdería los derechos lucrativos de distribución, un llamado futuro y mucha credibilidad. Mintz insiste que Iron Man 3 será una coproducción china. “Sabemos lo que podemos hacer. Hablamos con hechos, no con palabras”, afirma. Declinó hablar sobre la porción de presupuesto de DMG citando cláusulas confidenciales (fuentes de la industria afirman que los coproductores por lo regular entregan 10% como un anticipo antes de empezar a filmar). Aunque no quiso dar más detalles al respecto, Mintz cree que DMG ha registrado un crecimiento anual de 40% en facturaciones y ganancias desde el año 2005, lo que sitúa a la compañía en cerca de 1,000 mdd, según las declaraciones que él mismo ha hecho en el pasado. Lo anterior infla el ingreso real de DMG, ya que la mayor parte del mismo se encuentra en facturas. Una estimación más realista de los ingresos globales sería de 150 millones, produciendo una ganancia bruta de alrededor de 10%. Hoy en día Mintz ve el crecimiento en tanto es propietario de salas de cine: DMG ha comenzado a construir cines en centros comerciales de ciudades como Beijing, Shenzhen y Nanjing.  Como agencia de publicidad, la compañía también tiene un gran éxito en la publicidad directa. Su comedia romántica Go Lala Go!, una coproducción de dos mdd con China Film Group, produjo ganancias antes de su lanzamiento gracias a patrocinadores como el chocolate Dove y Mazda; la marca china también apareció en Looper. A veces es suficiente con ganar el respeto de aquellos que algunas veces criticaron a DMG. “En verdad tienen presencia”, afirma Lee, con un dejo de admiración. “Pronto veremos si se desploman o no”.

 

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