Por José Antonio Fernández Agradezco la oportunidad de dirigirme a ustedes en este espacio. Si me lo permiten, me gustaría darles algunas recomendaciones e invitarlos a reflexionar en lo que considero son los grandes retos y oportunidades que tenemos actualmente como empresarios y emprendedores. Vivimos en un panorama incierto que representa complejos problemas sociales, políticos, económicos y ambientales. En este contexto, la única constante debería ser el cambio. Un cambio motivado por el deseo de modificar el estatus actual; de buscar vías que generen progreso y bienestar, y de revertir situaciones mediante propuestas eficaces e innovadoras. La sociedad nos demanda, cada vez más, que asumamos un nuevo rol para atender y ofrecer soluciones de alto impacto que perduren en el tiempo. Y tiene razón. No podemos quedarnos con los brazos cruzados; debemos tomar decisiones pensando en aquellas soluciones que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de nuestras comunidades. Por ejemplo, si tenemos en mente ser generadores de empleo, bienestar y desarrollo, más allá de ser solamente consumidores de empleos, lograremos generar movilidad social a favor del crecimiento y futuro próspero de nuestro país. Bajo estas circunstancias, el espíritu del emprendedor se convierte en un agente de cambio comprometido con la sociedad, que detona las condiciones actuales buscando una transformación positiva de su entorno. Pero para lograrlo se debe tener mucha iniciativa, disciplina y compromiso de perseguir y continuar nuestros sueños. Se debe ampliar el umbral de la tolerancia al asumir el riesgo de caer varias veces en el camino. Pero con la inteligencia y valor suficiente de no volver la vista atrás y repetir el esfuerzo cuantas veces sea necesario. Lo que enriquece es lo que se aprende y se vive en ese camino, más que llegar a la meta por sí sola. Por ello, no tengan miedo del fracaso; es símbolo importante de que están avanzando y que muy pronto lograrán el éxito. Los únicos que no fracasan son aquellos que no se arriesgan, pero también son los únicos que no avanzan ni logran algo en la vida. Otro gran factor que deben tener siempre en mente es generar confianza con todos sus compañeros, socios, proveedores y clientes. Esto es de vital importancia, pues les facilitará las sinergias y alianzas, al mismo tiempo que enriquecerá las experiencias para la creación de valor en el cumplimiento de su misión. Si hiciera falta describir en pocas palabras las características de un emprendedor ejemplar —aquel líder de proyectos exitosos, innovadores y disruptivos—, agregaría que es un valiente incorruptible que tiene muy clara la importancia del sentido humano y la honradez, que está muy consciente que dar diariamente lo mejor de sí mismo es imprescindible. Finalmente, aprovechan todas las oportunidades que contribuyan a fortalecer los ecosistemas de emprendimiento e innovación. Cuentan con el compromiso de muchas organizaciones, entre ellas el Tecnológico de Monterrey y FEMSA, para que más emprendedores permanezcan y generen ofertas atractivas, innovadoras y rentables. Afirmar que ustedes y ellos son el futuro ya no basta; apoyarlos para construir su presente es una buena manera de iniciar. Enhorabuena por este reconocimiento a su labor como emprendedores que han perdurado y generado valor, que les hacen Forbes y la sociedad. Y sigan adelante firmes en su misión.
José Antonio Fernández Carbajal es presidente ejecutivo del Consejo de Administración de FEMSA.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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