¿Quién no tiene una? Es una prenda básica que vive en los clósets de miles de millones de personas en todo el mundo, muchas de ellas, viejas y desgastadas, pero de gran valor sentimental para sus dueños.   Por Samantha Sharf   La hoy icónica camiseta blanca nació en 1913 cuando la Marina de Estados Unidos fabricó los primeros modelos de cuello redondo para que los soldados las usaran debajo de sus uniformes. En los 100 años que han transcurrido desde entonces, este sencillo artículo ha adquirido una importancia cultural tan grande que tendemos a dar por sentado. Pero trata de imaginar a James Dean jugando con un botón debajo de su chaqueta de cuero, a John Lennon sin su clásica playera de New York City o a Napoleon Dynamite invitando a sus compañeros de clase a “Votar por Pedro” con nada más que un cartel. Es muy probable que no puedas hacerlo. De acuerdo con una encuesta realizada por tienda en línea de playeras CustomInk, el 87% de los estadounidenses que usa camisetas tiene al menos una que se niega a tirar por razones sentimentales. La psicóloga Jennifer Baumgarter, autora de You Are What You Wear (Eres lo que te pones), trabajó con CustomInk para analizar esta estadística como parte de la celebración del cumpleaños de la camiseta por parte de la empresa. Ella explica:
“La camiseta nos habla en muchos niveles. Es utilitarista, es accesible, es personalizable, no es específica de género, no es específica de una estación del año, ni siquiera tiene una función específica. Podemos llevarla con un vestido de fiesta o puedes usarla mientras lanzas pelotas de béisbol.”
Cuando le cuento al CEO Marc Katz acerca de mis cajones llenos de camisetas a las que no puedo renunciar, me asegura que no estoy sola. “En realidad se convierte en una parte de la identidad de las personas, por lo que tirarla sería como tirar una parte de sí mismo.” La camiseta comenzó como ropa de trabajo y se abrió camino en el resto del mundo gracias a su sencillez y accesibilidad. Barata y funcional, pronto también se puso de moda. Con el tiempo esto significó nuevos estilos, nuevas marcas y nuevas formas de empaque. Pero, ¿cuál es el precio de una camiseta a través de los años? El equipo de CustomInk fue capaz de conseguir viejas páginas del catálogo de Sears para nosotros con camisetas blancas de ropa interior para hombres. La referencia más antigua que encontraron es un anuncio de un estilo “’GOB” de uso múltiple, de 1938. Esta camiseta de cuello redondo blanco para hombres costaba 24 centavos de dólar, el equivalente a 3.97 dólares hoy, y se anuncia como una camiseta y una camisa exterior a la vez. En 1945, un modelo similar costaba 79 centavos, o 10.22 dólares en dólares actuales. Conforme pasó el tiempo las opciones crecieron. En 1955 aún se podía comprar una playera de cuello redondo por 79 centavos (6.87 dólares actuales), cuatro de cuello redondo por 3  dólares (26.08) o una “nuevo cuello en V ” por 98 centavos de dólar (8.52). Saltamos hasta 1970, las camisetas individuales van de 1.49 a 2  dólares (8.95 a 12.01), pero los paquetes de tres son ahora claramente favorecidos por Sears y cuestan hasta 5.31 (31.88). Matt Hall, un representante de Hanes explica a través de un correo electrónico que su camiseta, el artículo de mejor venta de la compañía costaba alrededor de 3.10 cada una en un empaque múltiple en 1990, 1.90 en 2010 y 2.33 dólares en la actualidad. La fijación de precios 1990-2010 refleja las tendencias deflacionarias de camisetas basadas en los costos estables del algodón y la disminución de los costos de mano de obra, ya que las empresas movieron sus cadenas de suministro a geografías de menor costo. El aumento de los precios a partir de 2010 refleja el final de la deflación de ahorro de trabajo de la cadena de suministro y la inflación significativa de algodón que vieron los precios al contado del algodón de más de 2 dólares la libra frente a un promedio histórico en los 50 y 65 centabos por libra. Hoy en día, tenemos un mundo de opciones de camisetas. Todavía se puede comprar una camiseta blanca lisa o ir a un sitio como CustomInk y personalizar tu camiseta con el diseño más raro que se te ocurra. De cualquier manera significará algo, como dice Baumgartner, “hemos infundido el espíritu de algo más grande en un objeto que aparentemente no tiene sentido.”

 

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