Tiene sólo 15, pero la idea de su negocio la tuvo a los 9. Maddie Robinson diseña sus propia línea de ropa para niños y hasta escribe libros para ellos. Conozcan a la adolescente que ya acumuló su primer millón de dólares.   Por Karsten Strauss   ¿Podría ser una futura integrante de la lista Forbes 400? Bueno, no nos adelantemos. Aún así, a sus 15 años de edad, la capitán floreciente de la industria de Galveston, Texas, llamada Madison Robinson (o “Maddie”, como prefiere que le llamen) está en camino de obtener ganancias serias en la industria del vestido. La compañía de Robinson, Fish Flops, hace ropa para niños y todo empezó con sus diseños de sandalias que ella ha hecho por sí misma desde que le nació la idea en 2006. Más recientemente, vendiendo su mercancía a través de minoristas: la compañía ha firmado un acuerdo con Macy y Nordstrom. Hay que reconocerle a esta señorita por saber dar el golpe en el momento adecuado. Su línea de productos se ha disparado como toda una marca, con sombreros, camisetas, libros para niños que escribe ella misma y lo que parece ser un próximo videojuego o aplicación que tendrá lugar bajo el mar. Esta chica tiene el don. Las sandalias cuestan unos 25 dólares el par y Robinson ha vendido más de 60,000, según un informe. Se dice que está diseñando para Macy’s una nueva línea para adultos de. Su éxito lo consiguió con la ayuda de su padre, Dan, y financiamiento de la buena familia (los mejores ángeles que existen). En lo que se refiere al efectivo, el dinero que Robinson está haciendo actualmente se está ahorrando para pagar su educación universitaria (al parecer ya ha ganado lo suficiente para pagarla) con su padre como guardián de su pequeña fortuna. Madison dice que cuando vaya a la universidad le gustaría estudiar negocios. ¿Debería seguir haciendo crecer a su empresa como lo ha hecho hasta ahora?, probablemente acumule más experiencia real en el mundo de los negocios para cuando cumpla 18 años que cualquiera de los otros estudiantes en sus futuras clases. Quizá debería proponer enseñar una clase una vez que llegue a la escuela de negocios. O por lo menos, ser voluntario para ser un maestro asistente.

 

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