Luego de tomar un taller para mujeres artesanas empresarias en el Museo de Arte Popular (MAP), Mariana Ramos fundó Mayeb, startup reco­nocida por el gobierno de Tultitlán como la creadora del primer juguete artesanal del municipio.   Por Ana Paula Flores La tradición artesanal corre por las venas de Mariana Ramos, cuyo pa­dre —quien era pintor de escenogra­fías, máscaras de cartón y alebrijes— le enseñó a utilizar los pinceles y las acuarelas antes que entrara a la licenciatura en diseño gráfico. En 2008, tras ejercer su profe­sión en el ámbito editorial, Ma­riana buscó dar rienda suelta a su creatividad. “Hice una muñeca de Frida, muy artística. Eso fue lo que empecé a hacer”, recuerda. Sin embargo, no fue sino hasta 2010 que Mariana decidió dar un paso más allá: en el marco del centenario de la Revolución Mexicana, la diseñadora y artesana apostó por fabricar muñecas de un personaje tradicional de esa época: la Adelita. Así, luego de tomar un taller para mujeres artesanas empresarias en el Museo de Arte Popular (MAP), Mariana fundó Mayeb, startup reco­nocida por el gobierno de Tultitlán como la creadora del primer juguete artesanal del municipio.   En crecimiento “Mi primera venta, ya como una empresa, fue en el MAP. Primero llevé 20 muñecas, después me pidieron que llevara más, así que estaba surtiendo más o menos 100 al mes”, cuenta la fundadora de Mayeb. Actualmente, la empresa comer­cializa entre 250 y 600 muñecas mensuales, dependiendo de la temporada. Los precios de éstas van desde 230 hasta 1,300 pesos en su línea de juguetes. No obstante, ex­plica Mariana, una muñeca artística pedida a detalle puede alcanzar un valor de hasta 5,000 pesos. “Se cotizan más caras por el proceso y dependiendo del tamaño y la complejidad”. Las muñecas de Mayeb se co­mercializan en 18 tiendas ubicadas en el Distrito Federal, el Estado de México, Jalisco, Baja California Sur, Coahuila y Yucatán. También se encuentran disponibles en internet. “A través de Etsy he vendido en todos lados. Además, tengo tres puntos de distribución en Estados Unidos, por medio del Museo Latinoamericano de Arte y en otras dos galerías. Y, curiosamente, en Dubái; un diseñador me las compró y las vendió ahí”, comenta Mariana.   Los retos De acuerdo con la fundadora de Mayeb, uno de los principales retos radica en encontrar personas que deseen trabajar en el oficio artesanal. Hoy en día, trabajan tres perso­nas en su taller. Sin embargo, ofrece empleo a madres que únicamente pueden trabajar desde casa y a presos del Centro de Readaptación Social del municipio de Tlalne­pantla. “Les trae muchos beneficios porque estas horas de taller creo que les reducen la pena y parte del pago que yo hago se va a un fondo para cuando ellos salen”, asegura. Asimismo, Mariana destaca que otro de los retos es la falta de un nuevo modelo que le permita acce­der a otro tipo de financiamiento: “Hay más posibilidades, pero no hay nada en el campo del diseño artesanal. Esto no se considera una artesanía oficialmente. Yo no podría vender esto en el Fonart”. La diseñadora, quien resalta que no está dispuesta a sacrificar su esti­lo por entrar a concursos o acceder a otro tipo de créditos, dice que su mayor satisfacción se encuentra en ver que la gente compra sus muñe­cas. “No tengo nada que demostrarle a nadie. Si es artesanía o es diseño no importa”. En un futuro, Mariana espera abrir sus propias tiendas en la Ciu­dad de México e involucrar a otros artesanos en el proceso. “Tengo va­rios proyectos, por ejemplo, las sire­nas con rebozos de Tenancingo o las Adelitas con bordados mazahuas”. Asimismo, comparte, tiene la idea de lanzar una línea para bebés y pro­ductos artesanales para caballeros. “El encanto de esto es que también el diseño está implicado. Es toda la riqueza de la artesanía, pero con innovación”.

 

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