El Committee of Sponsoring Organizations of the Treadway Commission (COSO) es el nombre del marco de control interno de empresas en Estados Unidos y muchos países de América Latina. En República Dominicana los pasos son tímidos, pero concretos. La Superintendencia de Bancos exige que este marco de regulación se aplique al sector financiero.  Ha llegado la hora de evitar más casos, y este mecanismo bien puede ser la llave para lograrlo.   Por Felipe Vallejos M. Primero fue la sesión foto­gráfica, luego la entrevista. Daba lo mismo el orden. Steven Soske, líder del proyecto COSO, de visita en las oficinas de PricewaterhouseCoopers Interaméricas (PWC) en Novocentro, se sentía cómodo y bienvenido en su primera visita a República Dominicana, en donde COSO avanza primero en el sector financiero y, muy proba­blemente, lo haga en el resto de las grandes empresas. El marco de control interno se torna cada día más imprescindible. Hasta la fecha existen dos ver­siones. La primera de 1992, que se implementó con éxito en el sector financiero de Estados Unidos, instruido por la State Corporation Comission (SCC), una suerte de Superintendencia de Valores, en respuesta a fraudes cometidos en la época. “La génesis de COSO radica como respuesta a aquellos actos ilegales”, dice Soske. Acompañados por altos direc­tivos de PWC, entre ellos, Fabián Mendy, socio y gerente regional de la empresa, Soske explica que la nueva versión, publicada oficialmente en 2013, tuvo una importante actuali­zación sobre la base de tres com­ponentes. “El uso de la tecnología aumentó, para más seguridad de las empresas, pero con el consecuente riesgo. Hicimos además un levan­tamiento para saber dónde había oportunidades de mejora para el marco de control interno”, explica. Soske agrega que muchas compañías de Estados Unidos han usado COSO para reportes financieros, pero la co­misión buscó expandir su uso a otras empresas que se beneficiaran de los principios que el marco promueve.   Los 17 principios básicos “COSO otorga un panorama claro de lo que debe hacerse para disminuir el riesgo dentro de las compañías para alcanzar sus objetivos”, explica Soske. Por supuesto, los grandes rasgos de lo que significa este meca­nismo ni se acercan a la complejidad que supone aplicar el marco dentro de una compañía. “Cada caso es distinto, lo que hace es proponer un mapa sobre la base de principios.” ¿Cuáles son esos principios? En total son 17, muchos de los cuales giran en torno a la ética, integridad y transparencia, todos grandes desa­fíos para los países de la región con probados altos niveles de corrupción y con escasa credibilidad de empre­sas e instituciones en la población. “Todas las empresas que aspiran a la seguridad deben tener un control interno efectivo”, dice Soske. Agrega que si una organización pública o privada quiere alcanzar objetivos en torno al control interno, COSO es una ayuda enorme. “Puede contribuir con 17 prin­cipios del marco para organizacio­nes y gobiernos. Cuando abrazas esos 17 principios, promueves la integridad, ética, transparencia, promueves individuos que sean competentes y comprometidos al tomar decisiones importantes. Así se contribuye a esas empresas y su control interno y, por ende, pueden ayudar al país con problemas como la corrupción”, explica. ¿Fallaron estos principios en 2008 cuando estalló la crisis financiera en Estados Unidos con consecuencias devastadoras para la economía norteamericana y para el resto del mundo? Soske lo niega. “El control interno no puede garantizar todo, hay muchos componentes que influyeron en la crisis”, sostiene. Lo innegable es que ese punto de inflexión empujó o al menos aceleró la búsqueda de mecanismos de control más rígidos y actualizados, una suerte de géne­sis del COSO versión 2013.   Costos y beneficios El precio que paga una empresa por el manual de COSO: no más de 300 dólares. El precio por aplicar el marco de control interno: incierto. “Depende de cada compañía, de su tamaño, puede costar millones de dólares, pero lo que hay que tener en cuenta son los beneficios”, dice Soske. El líder de proyecto sostiene que a pesar de la importante inver­sión económica que deben hacer las compañías, el retorno es favorable, dado que se ahorran en gran medida el costo del fraude y de lidiar con las consecuencias. Aunque admite que es un marco voluntario, constituye —y así lo han entendido autoridades regu­latorias norteamericanas y ahora las dominicanas— “algo que permi­te un control interno efectivo”. Soske dice que donde más se aplica este mecanismo es en empre­sas grandes y medianas, sobre todo por un tema de complejidad de su estructura interna y de las utilida­des que genera. De todos modos, estima, son innumerables los bene­ficios para las pequeñas empresas si aplican los principios que estipula; factores fundamentales para que la transparencia, el orden interno y la ética se apliquen cabalmente en las compañías. ¿Habrá una nueva actualización? “No lo sé, la actual versión estará al menos durante 10 años”, explica. La solidez del marco de control interno es su principal activo, no por nada su primera versión se mantuvo vigente durante más de 20 años.   Las contribuciones Según el resumen ejecutivo facilita­do a forbes República Dominicana, COSO contribuye a las empresas en cuatro puntos esenciales: la aplica­ción del control interno efectivo de cualquier empresa, sin importar el sector o estructura legal, a nivel global como entidad y a nivel operativo. También aporta en cuanto a los principios basados en la flexibilidad, no como una empresa proclive o permeable, sino como entidades fuertes y con componentes especia­lizados a sus necesidades de control interno que se puedan adaptar a los desafíos. A su vez, promueve el con­trol interno con el funcionamiento integral de todos los niveles y com­ponentes de una empresa, hacién­dola por ende más eficiente. Finalmente, permite identifi­car con mayor rapidez los riesgos típicos de una compañía, con las consecuentes acciones para evitar mayores problemas y el temido fraude. Los componentes de COSO son cinco: control del entorno; control de riesgos; de activi­dades internas; su monitoreo y finalmente la información y co­municación, este último pilar más enfocado hacia el nivel de conoci­miento e integración de la fuerza laboral de una compañía. De esos grandes componentes obtiene un monitoreo constante de las actividades y acciones pautadas, a fin de tener un control interno incuestionable ante cualquier audi­toría externa.

 

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