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La década de los dosmiles vio florecer un subgénero del horror alrededor del mundo: el found footage o metraje encontrado. La atracción de cientos de cineastas y productores alrededor del mundo resultaba evidente, el presupuesto para realizarlo era bastante reducido, si se comparaba con grandes producciones, y el público acudía a verlo esperando encontrar la misma sorpresa que generaron los primeros éxitos, como El proyecto de la Bruja de Blair (The Blair Witch Project, 1999), casi por instinto. El fenómeno tardó unos años en llegar a México, incluso directores que desearon ejercerlo decidieron emigrar (Atrocious de Fernando Barreda Luna es el mejor ejemplo). Sin embargo, eventualmente nos pusimos al corriente con productos como Archivo 253 (2015) y Perdidos (2016). Sólidas –más o menos– en sus alcances, aunque ante el retraso se notaban poco imaginativas o nada innovadoras. La fórmula se agotó en el globo y sentir esa resaca era un resultado normal en la producción de nuestro país. La posesión de Altair (2016), titulada originalmente 1974, luce como un proyecto diferente porque parte de una propuesta estética casi histórica. Su relato se narra con cintas de 8 milímetros en manos de un psicólogo. La cinta inicia como hemos visto muchas otras veces con una pareja recién casada mudándose a una casa nueva, la saga de Actividad paranormal (Paranormal Activity, 2007) arranca con una premisa bastante similar. En su nuevo hogar a mitad del bosque y lejos de la civilización, los enamorados comienzan a ver afectada su novísima felicidad conyugal por fuerzas más allá de su comprensión. El cambio de título y los cientos de found footage que han pasado por pueden darles una pista o dos de por dónde se desarrollará la trama. El director Víctor Dryere, en su primer largometraje, aprovecha todos los tics del subgénero para asustar al público, quienes, al menos en la función donde estuve presente, toman las curvas más conocidas con entusiasmo y con el grito esperando en la garganta. La posesión de Altair toma por igual guiños de Actividad paranormal como de Posesión satánica (The Possession, 2012) o el cortometraje Slumber Party Alien Abduction (2013), parte de la antología V/H/S/2 (2013). Las limitaciones mismas del found footage son las que impiden a la película alcanzar otro nivel. Es una situación similar a la que experimentó el Dogma danés comandado por Lars Von Trier y Thomas Vinterberg. Su movimiento tenía sentido y, en sus inicios, resultó una bocanada de aire fresco para la industria. Purificar al cine y al género del horror era necesario. A casi 20 años del estreno de The Blair Witch Project las imposiciones se han convertido en una muleta que sólo entorpece el camino a la total satisfacción.   Contacto: Twitter: @pazespa Tumblr: pazespa Página web: Butacaancha.com Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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