Desde las instalaciones de una empresa global que hoy agoniza, un emprendedor y su startup evitan que grandes corporativos desperdicien millones de dólares. Al interior de sus oficinas en el Centro Kodak de Guadalajara, Jalisco, Wizeline diagnostica a las empresas antes de desarrollar y lanzar productos. Una de las razones por la que a las grandes empresas les cuesta mucho trabajo innovar es que tienen “muchos amos que atender”, dice Bismarck Lepe, CEO de Wizeline, en entrevista con Forbes México. Las compañías gastan en productos que nunca salen al mercado porque no son terminados o que se ofertan pero que nadie usa, dice el directivo, aunque entre 60 y 90% de lo que están invirtiendo es en su desarrollo. ¿Y cómo le dice a una empresa que algo va mal con su producto? A través de Big Data. La startup analiza la información disponible de su cliente, para hacer el diagnóstico que, según Bismarck, es inmediato. Una fuente importante de información viene de las ventas. Entonces la empresa se conecta a Salesforce (análisis de datos desde la Nube). En segundos, la información estancada revela qué está diciendo el mercado sobre sus productos.  Wizeline ahorra a una compañía hasta 50% del monto que destinan a innovación. Mientras usa un traje azul y camisa blanca en la inauguración de sus oficinas, Lepe ejemplifica el ahorro con un corporativo de 11,000 empleados. Tan sólo en una división de 1,000 personas, Wizeline le ahorró a la empresa seis millones de dólares (mdd) en un año. Wizeline tiene más de 2,800 clientes (120 de carácter global). El 50% de su facturación está en Estados Unidos, 20% en Inglaterra, 20% en Australia y 10% en el resto del mundo. El fundador de la empresa es egresado de la Universidad de Stanford. Inició en las entrañas de Silicon Valley como uno de los primeros empleados de Google hasta 2007, cuando rechazó vender su primera empresa, Ooyala —una plataforma de alojamiento y transmisión de videos vía internet— al entonces motor de búsqueda. Más tarde la vendió a la empresa australiana Telstra por 270 millones de dólares. Su portafolio de clientes incluye a gigantes como News Corp., conglomerado de medios de comunicación que reporta una facturación de 2,160 mdd  trimestrales y que emplea a más de 22,000 personas, según Forbes. Otro caso es Tesco, gigante británico de retail con ventas por 102,600 millones de dólares y 510,400 empleados. En cuanto a las pequeñas y medianas empresas (pymes), la startup atiende a un par de “docenas” en México, pero está consciente de los retos que aún tiene este sector. Las pymes mexicanas mueren no necesariamente por un mal producto, sino porque apuntan al mercado equivocado, explica Bismarck. “Por eso fracasan un gran porcentaje de las empresas que están empezando, porque no se enfocaron en un mercado suficientemente grande.” De cada 100 empresas que nacen en México, 70% muere durante los primeros cinco años de vida y sólo 11% vive 20 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Pero la esperanza de vida de los negocios en Jalisco es superior a nueve años. Desde su fundación a finales de 2013 han invertido más de 11 mdd en Wizeline, ubicada en la región que busca convertirse en el corazón tecnológico de México.   El centro de la innovación Wizeline no vive solo en las instalaciones de la empresa fotográfica. La startup que fundaron los hermanos Lepe y Sean Knapp tiene entre sus vecinos a Lenovo y Toshiba. El Centro Kodak fue inaugurado en 1979, cuando la firma estadounidense era líder en su industria. Pero en enero de 2012, en medio de la revolución tecnológica de internet y smartphones, se declaró en bancarrota. Aunque ha tratado de levantarse, en el tercer trimestre de 2015 los ingresos de Kodak cayeron 21% frente al mismo mes de 2014. La elección de sus oficinas no es accidental. La primera conexión de Bismarck con la entidad comienza con sus padres, migrantes mexicanos originarios de Jalisco que fueron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Otra de las razones es que Jalisco alberga un ecosistema que lleva varios años tratando de consolidarse como el centro tecnológico de nuestro país, y las cifras sustentan la apuesta. La Inversión Extranjera Directa (IED) de Jalisco sumó 2,484 mdd, monto que rebasó la meta estimada para 2015 (1,050 mdd). La entidad que gobierna Aristóteles Sandoval reporta la mayor proporción de nuevas inversiones, por encima del Estado de México (45.1%), Ciudad de México (41.8%) y Nuevo León (21.2%). “Es el centro de tecnología de México”, manifiesta Bismarck. Y el empresario ha atestiguado la llegada de múltiples gigantes tecnológicos a Jalisco. “Hay muchos centros. Está el de HP. Ha habido muchas oficinas de IBM en Guadalajara. Para mí es la evolución.  Así como Silicon Valley se fue de silicio a software, así vamos a pasar por esa etapa en Guadalajara.” El directivo nacido en Los Angeles, California, compara a la región mexicana con Bangalore, India, durante la década pasada, cuando las empresas pagaban bien, pero no eran interesantes, pues no requerían demasiada inteligencia. Pero todo cambió en 2005, cuando empresas como Microsoft y Facebook abrieron oficinas. “Entonces la gente se empezó a quedar, aprendió a ser productor e hicieron empresas.”   Un paso más allá del diagnóstico Bismarck no sólo analiza la innovación de las empresas; también está apostando  por el diseño de productos con Wize Services, división que tiene más de 30 personas y más de 9 proyectos en desarrollo. El CEO de Wizeline no olvida por qué salió de Google y también busca intrapreneurs en sus filas, gente que esté dispuesta a desarrollar ideas e incluso dejar la empresa por crear sus propios proyectos. Durante la inauguración, anunció Wize Fund, un fondo de capital semilla por 5 mdd para el desarrollo de productos que comiencen a gestarse al interior de la empresa, y posteriormente fuera de la compañía. “Si uno no invierte en innovación se queda atrás. Los mismos clientes quieren comprar innovación de las empresas porque puede ser que no tengan los equipos internos para poder sacar nuevos productos. Lo estamos viendo con los taxistas. Esa industra no invirtió en innovación, entonces entró una empresa como Uber y  pudo llevarse un mercado, que ya tiene más de 100 años, en menos de ocho.”

 

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