El gasto público y las transferencias ejercidas a través del presupuesto general constituyen la herramienta de mayor impacto potencial con que cuentan los Estados para reducir la pobreza y la desigualdad social. En el caso de República Dominicana, tampoco este instrumento (igual que los impuestos) ha sido aprovechado eficientemente para contrarrestar estos males.   Por Lery Laura Piña   Con el aumento del presupuesto de la educación básica, que en 2013 correspondió por primera vez con la cuota de 4% del Producto Interno Bruto (PIB)establecida por Ley, República Dominicana dio señales contundentes de mejoría. Su gasto público social alcanzó a representar cerca de 9%del PIB, dato que no rompe con la deficiencia histórica que ha caracterizado al país en esta materia.Su inversión pública social sigue estandomuy lejos del promedio regional y, ademásde su cantidad, se critican su calidad yestructura. Que se gasta poco y se gastamal es, quizás, la conclusión más concurridaentre los analistas. Forbes República Dominicana recogió algunos de los indicadores que explican la tesis.   Que gasta poco Si este punto se estudia según el porcentaje del PIB que representa el gasto social, el país aparece como uno de los que menos invierten en este renglón en América Latina: 8.9% en 2013. Si esto se compara con el promedio regional, República Dominicana queda muy mal parada. Para 2011 (el dato más reciente ofrecido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal) el promedio regional era ligeramente superior a 15%. Aun en 2013 República Dominicana está muy lejos de esa cifra y mucho más distante de la media de la Unión Europea, que es de alrededor de 26% del PIB, según estima la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE). Es decir, que el gasto social de Europa es casi dos veces la proporción promedio de Latinoamérica y casi tres veces la de República Dominicana. Pero el gasto social de los dominicanos no solo es bajo en comparación con la proporción de otros, también resulta inferior al esperado si se toma en cuenta el tamaño del PIB del país. Cálculos realizados por el economista investigador Jefrey Lizardo indican que para 2000-2001, según el tamaño de la economía y de acuerdo con el contexto regional, al país le correspondía un gasto social de 10.9% del PIB. De modo que el nivel de rezago, 14 años después, es destacable. Siendo esta una de las economías que más han crecido en Latinoamérica durante la última década, ¿qué razones explican un índice tan bajo? El economista Miguel Ceara Hatton piensa que el problema radica en que aquí se ha conformado un escenario que favorece la existencia de políticas públicas “más orientadas a invertir en las necesidades del capital”, que en las necesidades de las personas. En efecto, el gasto social muy reducido caracterizó a República Dominicana durante las últimas dos décadas. El dato más alto de los años 90 correspondió a 1999, y ascendió apenas 5.52% del PIB. En la primera década del 2000 los números mejoraron bastante, pero nunca alcanzaron la proporción considerada ideal por Jefrey Lizardo. El año en el que las cifras hicieron pico, en este período, fue 2008, cuando este renglón alcanzó 8.55% del PIB. La línea de evolución del indicador revela que aunque a lo largo de la década del 2000 el país duplicó su PIB, no progresó prácticamente nada en la proporción registrado: en 2001, hizo un gasto social de 7.08% del PIB y a final de la década, de 7.3%. Fue entre 2011 y 2013 cuando logró avances significativos. El ascenso de 2012 puede estar vinculado al hecho de que fue un año de elecciones y, en el país, estos períodos suelen registrar mayor nivel de gasto social. En el caso del 2013, el crecimiento se vincula directamente al aumento del presupuesto de la educación básica. Por otro lado, el problema de la reducida inversión social dominicana se visibiliza, además, cuando se considera la variable del gasto social por habitante. En este caso, también aparece por debajo del promedio latinoamericano. En 2010, con una inversión social de 347 dólares por habitante al año, era el sexto país que menos gasto social hacía en la región. Solo Ecuador, Honduras, Guatemala, Paraguay y Nicaragua hacían un gasto social per cápita inferior.  

 

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