Hoy, un empleado sólo necesita una red social para expresar sus quejas respecto a su entorno laboral o conocer cómo es realmente la empresa a la que desea ingresar.   Un estudio realizado en 1988 por el organismo francés de estudios sociales y económicos exponía que dos de cada tres empleados consideraban a sus empresas causantes de numerosas fallas, y manifestaban quejas personales con respecto a las mismas. Hoy, los empleados en cualquier parte del mundo no requieren de encuestas; sólo necesitan una red social para expresar sus quejas respecto a su entorno laboral o para conocer cómo es realmente una empresa a la que se desea ingresar. El mismo estudio planteaba que el 54% de los empleados no se sentía bien informado respecto a su empresa y que mucha información hacia el exterior de la misma no era transmitida internamente, por lo que se informaban sobre su propia empresa a través de los medios de comunicación. Tengo la impresión de que no se ha avanzado mucho en ese aspecto, sobre todo en empresas con operaciones en Latinoamérica. Un ambiente laboral desfavorable con falta de información interna y el acceso a las redes pueden eventualmente convertir a cada empleado en un vocero que ponga en entredicho la calidad, responsabilidad y prestigio de una empresa. A fines de enero pasado (2015), Facebook, considerada como una de las mejores compañías de tecnología en la cual trabajar, enfrentó quejas de sus empleados en la red social Quora (fundada por Adam D’Angelo, antiguo Chief Technology Officer de Facebook). En esta red, los usuarios hacen preguntas o dan respuestas sobre empresas, y pueden comentar y valorar las opiniones mediante votos positivos o negativos. Según los comentarios en esa red, la vida en Facebook no es de color rosa. Varios desarrolladores de software, fuentes anónimas e ingenieros y ex empleados de la empresa expresaron que en Facebook hay muchas cosas que disgustan a sus colaboradores. Por ejemplo: “Me trataron como basura.” Un ex empleado asegura que le pidieron hacer una serie de tareas inadecuadas, como ir a la lavandería por la ropa de su director. “Probablemente ha sido mi peor experiencia laboral hasta la fecha.” Según otro ex empleado, que cubría una licencia por maternidad, nadie le ayudó ni le orientó sobre su nuevo trabajo. “Serví a dos de los peores jefes.” “Las instrucciones no estaban claras, todo había que adivinarlo.” Un ex empleado denunció que en su equipo ni siquiera hubo retroalimentación. “Durante seis semanas al año estoy trabajando 24 horas al día 7 días a la semana.” Keith Adams, ingeniero de Facebook, expresó que durante las guardias no salen ni el fin de semana: “No asisto a muchas reuniones sociales y, lo más importante, tengo que estar ‘pegado’ y responder inmediatamente al teléfono, aunque suene por la noche.” Facebook no es la única empresa de la que se han quejado sus empleados (con seudónimos o nombres ficticios para evitar ser reconocidos), pero sobre todo sus exempleados. En todas las industrias y en todo tamaño de corporativos se dan, a través de internet, quejas que van desde largas horas de trabajo y conflictos con los superiores, hasta un clima laboral negativo y favoritismos y crecimiento personal sólo hacia algunos “privilegiados”. El problema no es sólo que surjan comentarios, sino que todos ellos son considerados por quienes eventualmente aspirarían a entrar a trabajar a alguna de estas empresas.   ¿Para qué comunicar? Según datos del portal Bumeran, especializado en el desarrollo de software orientado a procesos de recursos humanos, de 7,200 profesionistas interesados en cambiar de empleo, el 28% recurre al personal interno y ex trabajadores para conseguir información, un 26% se inclina por pedir referencias entre sus conocidos y el 19% se informan en los sitios de internet previo a la toma de una decisión de cambio de empleo. La razón es sencilla: quienes trabajan o han trabajado en una empresa conocen su realidad y pueden orientar sobre datos como: clima laboral, capacitación, planes de carrera, apertura a la comunicación, o si la realidad corresponde a lo dicho en la inducción. Desde luego, cada quien habla desde su personal experiencia, pero cuando es evidente que el ambiente laboral es desfavorable, que hay inconsistencia entre los valores corporativos y su vivencia al interior, y, específicamente en cuestión de comunicación, falta información, la comunicación es sesgada –especialmente ante alguna crisis– y se da más hacia el exterior que hacia el interior, las opiniones no pueden ser favorables. Cuando trabajé para una empresa internacional de la industria alimenticia, me encontré con el reto de integrar todo un sistema de comunicación hasta entonces sólo canalizado a través de la revista interna y desarticulado entre todas las vicepresidencias, lo que daba la impresión de que al interior existían tantas empresas como vicepresidencia tenía el corporativo. Lo importante era crear un concepto medular del cual se desprendiera toda la comunicación a través de diferentes canales a partir de la información que cada vicepresidencia necesitaba transmitir, pero, sobre todo, que los empleados en todos los niveles y áreas de la corporación estuvieran puntualmente informados por la propia empresa y no por agentes externos. A guisa de ejemplo, cuando la Vicepresidencia de Mercadotecnia decidió lanzar una nueva campaña de publicidad invirtiendo una fuerte suma en la contratación del artista juvenil del momento, la opción de comunicación fue a través de un video “detrás de cámaras” que ilustró la forma en que las diversas áreas involucradas participaron y los complejos esfuerzos técnicos de producción. Ese video fue presentado a todo el personal en el país, justo antes de que iniciara la campaña en televisión nacional. Los colaboradores fueron informados por la empresa, y cada uno se convirtió en un vocero entre sus familiares y amigos, ante quienes presumieron saber cómo se hicieron esos comerciales. Conocer cómo fabrican, empacan y distribuyen sus productos requirió de entrevistar a operarios en cada área (darles cara ante sus compañeros) y elaborar reportajes impresos y video grabados que mostraran a todos los colaboradores el papel que cada uno desempeña para alcanzar los objetivos del negocio. Mantener un clima de comunicación interna constante es fundamental para la buena marcha de cualquier empresa. Pero para que ésta sea efectiva requiere de una adecuada planeación partiendo del principio de que los colaboradores son el primer público de la empresa. Todo lo que se construya al interior en términos de cultura corporativa será lo que se comunique al exterior por parte de los propios empleados.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @mmaraboto Blog: CorpMedios   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

‘House of Cards’: 3 lecciones para contar historias
Por

Sin afán de arruinarte la historia, por si no has visto House of Cards, te expongo tres cosas que debe contener cualquie...