La Comisión Económica para América Latina y el Caribe afirma que la productividad sigue siendo el “Talón de Aquiles” en la región de América Latina y con el fin de mejorarla se lanzan programas en conjunto con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Todo mundo habla y quiere aumentar la productividad en los países de la región, es algo urgente para mejorar el desarrollo interno, pero ¿qué es lo que no permite que esto mejore? ¿por qué si es lo más necesario no sucede? La productividad tiene muchos niveles de funcionamiento, los más altos, por decirlo de alguna manera, incluyen las políticas mundiales y sus aplicaciones regionales, la política económica y laboral de cada país, la situación de la educación, los programas y políticas de capacitación, las industrias de desarrollo; de ahí se presenta el ámbito estatal y todo esto correspondiente a la parte pública, y ahí inicia el ámbito del sector privado, en donde encontramos a los sectores industriales o de servicios, las asociaciones, las empresas, las prácticas empresariales, los patrones, los sindicatos y hasta el final el trabajador y toda su problemática personal, todo esto inmerso en burbujas económicas que afectan cada ámbito. Como podemos ver, el camino y rango de la productividad en la vida real es muy largo, involucra mucha gente, ideas y sobre todo problemas. Visto desde arriba, si se definen bien los sectores económicos a desarrollar, las políticas económicas, los acuerdos comerciales, todo debería de pasar y mejorar. Si se ve desde abajo, si los empleados tienen lugares dónde trabajar, las suficientes ganas, educación, capacitación y condiciones laborales, también todo debería de pasar, ¿por qué no avanzamos en la productividad?   Problema con filón cultural Desde mi óptica, el problema de la productividad, más que económico, laboral o educativo, tiene un gran filón cultural, un choque de creencias: la del empleado que quiere que todo se lo den y que con la óptica del menor esfuerzo quiere tener todos los beneficios; el fantasma sindical es toda una cultura, es la burocracia en el sector productivo, la invasión de un sistema servil o caciquil en el ámbito privado, alguien quiere sacar más de lo que merece. Este fantasma nace de la relación burocrática de esperar que el gobierno nos de todo, ya sean empresarios o ciudadanos. Ejemplos los vemos a diario, la posición de los taxistas ante el sistema Uber, cualquier industria que quiere subsidios, o baja de impuestos, o cualquier sindicato que si no le dejan ser dueño de alguna de las proveedurías de la empresa o industria por derecho (no por visión de negocios) hacen huelga, o como alguna vez me sucedió en un diplomado de mercadotecnia, en donde los empresarios esperaban sin razón que el gobierno les definiera los precios y les diera dinero para la promoción de sus productos cuando no había razón, pero eso era lo que ellos creían o querían. En aquella ocasión, la discusión terminó cuando pregunté a los empresarios quién era el dueño de sus negocios y al contestar que ellos, como que medio entendieron que el gobierno no tenía que ver con eso, pero no se convencieron mucho que digamos.  ¿Y entonces? ¿y la productividad, apá?  No pues muuuuuy lejos de ahí. Cuando la gente espera que el gobierno les resuelva todo, es muy difícil pensar que van a dar todo su esfuerzo, su imaginación y creatividad para ser productivos. Ante esto, surge otra pregunta ¿es un tema de educación?, técnicamente sí, pero como resultado de un largo proceso educativo y para resolverlo se necesita tiempo, muchos años y un cambio generacional, que ya se está dando, la cultura entrepreneur está ayudando, los jóvenes ya entienden el trabajo desde otra óptica, pero aún hay sistemas tradicionales que no se mueven por las malas creencias de políticos, empresarios, sindicatos y trabajadores. Parte de la promoción de la productividad tendría que ver mucho más con el atacar esta mala cultura que venimos arrastrando por años en nuestra región latinoamericana, el cacicazgo aún tiene influencia en nuestros genes laborales.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Marcovherrera YouTube: El Marco del Poder Google+: Marco V. Herrera Berenguer Blog: Marco V. Herrera / El Marco del Poder   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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