La idea o el producto podría ser lo menos importante para iniciar un negocio. Casi siempre, lo único que falta es el dinero para arrancar ese sueño.      Más allá de las ilusiones (y la necesidad) de emprender un negocio propio, hay una realidad innegable: el dinero para abrir la empresa y luego sostenerla. En el momento de tomar la decisión, hay que saber lo que realmente está al alcance de los emprendedores en materia de crédito. He aquí, 10 verdades que la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios (Condusef) comparte en cuanto a los créditos para emprendedores:   1. Empiezas con recursos propios. Siempre será más viable que obtengas un crédito cuando el negocio ya esté en marcha. La mayoría de los emprendedores consigue capital con parientes, amigos, ahorros propios o esquemas como alianzas y sociedades.   2. Deberás demostrar que todo marcha bien. Una vez que la empresa esté en funcionamiento, tendrás que convencer a la entidad financiera de que le pagarás el crédito, porque el negocio es rentable, es decir, tiene ventas, seguridad de abasto con los proveedores, y puede atender su producción.   3. La cuenta tiene que convenirte. Una vez que te expliquen las condiciones del crédito, deberás hacer cuentas de lo que significaría pagar la cuota y las tasas de interés. Si ves que a pesar de estos pagos, el negocio sigue teniendo ganancias, entonces el crédito te conviene. De lo contrario, hay que rechazarlo. En todo caso, busca un socio o un inversionista, no un financiamiento.   4. Esta es una verdad de oro: en un negocio, el crédito sirve para generar más riqueza. Ése es el crédito bueno.   5. Es preciso que compares distintas opciones de crédito antes de quedarte con alguna. La conveniencia de que sea un banco o una Sofom, por ejemplo, variará según el tipo de crédito que deseas, el monto, el plazo, etcétera. En esta fase deberás fijarte no sólo en las tasas de interés a pagar, también en las comisiones y en el tipo de garantías que te exigen.   6. Necesitarás asesoría. Ya sea de la propia financiera a la que te acerques o de un especialista en el tema, pero a menos que cuentes con preparación en finanzas, lo más conveniente es que solicites ayuda para preparar tu negocio al crédito.   7. Hay preferencias. Entre menos riesgo implique un negocio, más fácilmente obtendrás el crédito. Por ejemplo, un restaurante podría considerarse menos arriesgado que una casa productora. Esto puede compensarse si se acude a financieras especializadas. Por ejemplo, para los proyectos agropecuarios hay entidades de crédito que sólo se dedican a dar financiamientos al campo.   8. Las franquicias son favoritas. Dado que son “negocios probados” hay más créditos para quienes desean adquirir este tipo de empresas. La Secretaría de Economía maneja opciones en este sentido.   9. Leer y preguntar es básico. La verdad es que la mayoría de los contratantes de un crédito (cualquier financiamiento) no leen los contratos con detenimiento. Como siempre, hay que recomendar que se entienda el trato y se resuelvan todas las dudas antes de firmarlo.   10. Más vale pedir ayuda a tiempo. Si algo no va como esperabas y prevés un atraso o pago incompleto del crédito, esto debes comunicarlo a tiempo a la fuente de financiamiento y demostrarle voluntad de pago. Que prevalezca la comunicación, para que no caigas en insolvencia.

 

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