En México, las Pymes son prácticamente la base de la economía laboral; de acuerdo a la secretaría de Economía, de cada 10 empleos producidos en México, siete vienen de pequeñas y medianas empresas y son éstas unidades las que producen el 52% del Producto Interno Bruto. Sin embargo, abrir empresas en México es casi como lanzarse al vacío. Un emprendedor debe en primera instancia, superar las barreras personales que impiden la construcción de una empresa. La falta de tiempo, la falta de recursos e incluso la falta de motivación son factores que limitan el emprendimiento. Pero no sólo eso: existe una sobre regulación que hace que los inversionistas se enfrenten a un mar de burocracia que sumerge en papeleos y verificaciones extremas a aquel que desee abrir una empresa; a ello también debemos sumar la excesiva cantidad de impuestos y la corrupción de autoridades que hacen del emprendimiento un deporte de alto riesgo. Si aun con los obstáculos que describimos, una persona se decide a emprender porque considera que tiene una idea que podría funcionar, puede toparse con la falta de recursos financieros y entonces, la idea puede llegar a su fin. Sin embargo, desde hace casi una década, Internet ha construido una solución en este sentido. Se trata del crowdfunding o financiamiento colectivo. ¿Cómo funciona? Un emprendedor se registra en alguno de los portales que facilitan el crowdfunding y presenta su idea; describe con todo detalle qué puede hacer y cuáles son sus alcances y limitaciones y propone un sistema de recompensas para quienes deseen aportar dinero, que pueden ir desde la satisfacción social, por ejemplo, ser incluido en los créditos de un libro o una película; hasta ser socio de la naciente empresa. Acto seguido, la plataforma inicia una campaña de difusión de la idea en colaboración con el interesado y la gente empieza a donar recursos porque confía en ello. Así, a partir de la confianza, una persona puede obtener recursos que le permitan desarrollar su idea. La donación de fondos es totalmente transparente y tanto empresa como donantes pueden ver qué tantos recursos se han obtenido. El sistema ha sido exitoso y ha permitido financiar desde obras de teatro y libros, hasta empresas de tecnología o de venta de inmuebles. En México, es necesario que las plataformas de fondeo se suscriban a la AFICO, que es la asociación de plataformas de fondeo colectivo, cuyo objetivo es transparentar y promover el modelo. El estilo de fondeo ha funcionado muy bien, puesto que las plataformas se especializan en cierto tipo de empresas que permiten a los inversores acercarse a los proyectos que les parecen más atractivos. Por ejemplo, Fondeadora o tiene más un carácter social y permite fondear proyectos de todo tipo, mientras que Wayra, es otra plataforma que se ha especializado en modelos de negocio basados en tecnología. Todo ello suena muy bien, sin embargo, los donantes de las plataformas se encuentran desprotegidos ante la eventual posibilidad de fraude, ya que no existe el marco legal que regule las contribuciones de las personas que desean donar de buena fe. En el último mes, fue muy sonado el caso de Foodies, una startup que prometía entregar comida de restaurantes a los usuarios a través de una aplicación. Para echarla a andar se necesitaban 500 mil pesos. Al final se lograron casi un millón, pero el creador de la aplicación simplemente desapareció con el dinero. Fondeadora incluso presentó una demanda legal. El caso es bastante peligroso en un sistema donde no se impulsa el emprendimiento como lo es México. Por ello, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores tomó cartas en el asunto y presentó una iniciativa de ley que de ser aprobada protegerá a los inversionistas y a las empresas. Así, se plantea regular cinco puntos básicos:
  1. La continuidad de las plataformas, que garantice la solvencia económica necesaria para entregar los créditos recaudados.
  2. Que existan mecanismo para evitar el lavado de dinero o bien que se puedan financiar causas terroristas.
  3. Que las plataformas cuenten con sistemas de manejo de recursos transparentes y eficientes para saber cómo y de qué forma se entregarán los recursos obtenidos y cómo se reportará a las autoridades competentes.
  4. Además, es importante que las plataformas de crowdfunding tengan los elementos de seguridad en línea necesarios para garantizar los datos y recursos de los usuarios.
  5. Y se plantea la posibilidad de crear beneficios fiscales para las personas que utilicen el modelo de fondeo.
No es que los fraudes sean comunes en éste sistema, pero el hecho de que existan algunos, afecta a este pequeño ecosistema que tanto bien le hace al país. Por otra parte, la legislación que regule el uso de las plataformas de fondeo colectivo debe ser cuidadosas, puesto que si existe una regulación excesiva o mal planteada, podría significar el fin de un modelo que está ayudando a los emprendedores a construir nuevos modelos de negocio.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @sincreatividad   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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