- El dólar estadounidense se ha apreciado con respecto a prácticamente todas las monedas emergentes, desarrolladas y mercancías, y el peso no ha sido la excepción. Esto se explica por la proximidad a que la Reserva Federal comience el proceso de normalización de la política monetaria de EU, subiendo la tasa de referencia del nivel actual de casi cero hasta su nivel de equilibrio de largo plazo.
- La caída del precio del petróleo y de otras mercancías; primero por una sobreoferta de Estados Unidos, luego por una de Irán, una vez que le levanten las sanciones, y más recientemente por la posibilidad de una desaceleración de la economía China. Así, hemos visto que las monedas de países que dependen de la exportación de mercancías han sido las que más se han depreciado en el último año, incluido el dólar canadiense, el peso chileno, el peso mexicano, el real brasileño, el peso colombiano y el rublo ruso, entre otras. Esta última ha perdido más de 45% de valor frente al dólar estadounidense.
Lo bueno y lo malo de la devaluación
La devaluación es un hecho. Ahora los retos son lidiar con el alza de tasas de la Fed, los recortes al gasto público, el bajo desempeño de la industria de EU y las presiones inflacionarias latentes, así que se antoja que 2016 pudiera decepcionar en términos de crecimiento económico.
En los últimos 12 meses, el peso mexicano se ha depreciado más de 20% respecto al dólar estadounidense. Dicho movimiento ha despertado gran interés entre la población debido a los impactos que pudiera tener en la economía y las finanzas de las personas y empresas. Así, lo primero que tenemos que hacer es un diagnóstico para definir de dónde viene la pérdida de valor de la moneda y así las conclusiones pertinentes.
El contexto de esta depreciación tiene dos características principales: