- La generación de españoles, desde obreros especializados hasta catedráticos, que fueron recibidos entre 1936 y 1940, traídos por el gobierno de Lázaro Cárdenas para ponerse a salvo de la represión que existía en España derivada de la dictadura militar del General Francisco Franco.
- Las nutridas filas de ciudadanos chilenos, muchos de ellos académicos, intelectuales, profesionales y políticos de alto nivel, que migraron a México luego del golpe de Estado de Augusto Pinochet, poco después de la visita que el presidente Salvador Allende hiciera a nuestro país. La apertura de nuestro país para recibirlos y darles trabajo originó una frase de doble sentido: “México para los chilenos y chile para los mexicanos”.
- Durante los años setenta, en el contexto de la dictadura militar que persiguió y desapareció a políticos, artistas, filósofos, militantes, e integrantes de movimientos de izquierda, México recibió a cientos de migrantes argentinos, muchos de los cuales, debido a su nivel académico, encontraron acomodo en centros educativos de nivel superior, lo que facilitó su estancia al incursionar rápidamente en las comunidades científicas, artísticas y tecnológicas del país.
- A raíz del terremoto que azotó a Haití en enero de 2010, México abrió sus puertas para recibir a cientos de haitianos por causas humanitarias. En junio de 2010, el Instituto Nacional de Migración (INM) reportó que 1,011 nacionales haitianos habían ingresado al país. A estos migrantes se les permitió estudiar, moverse por el país, acceder a los servicios públicos y trabajar, aunque dos años después muchos de ellos no conseguían un trabajo.
Los migrantes sirios… ¿y los mexicanos?
México hace bien al recibir migrantes… también tiene que pensar en sus propios migrantes, que abandonan el país no por guerras o dictaduras, sino en busca de mejores oportunidades de desarrollo.
Quien haya leído algunas de las novelas de Emilio Salgari, específicamente El León de Damasco, seguramente recordará los nombres de Muley-el-Kadel (el León de Damasco) y de Leonor (el Capitán Tormenta).
Hoy creo que pocos recuerdan a estos personajes de la novela; sus nombres se han perdido y en su lugar están presentes, desde inicios de los años setenta, los de la familia Asad, primero el de Hafez al-Asad y desde el año 2000 el de Bashar al-Asad, con quien se inició en 2011 la guerra civil que ha llevado a millones de sirios a migrar, no siempre con éxito, principalmente a países europeos.
Los medios de comunicación continuamente, y cada vez con más frecuencia, dan cuenta del penoso éxodo, y, lamentablemente, de todos los que mueren en el intento de alcanzar un lugar en donde vivir en paz y posibilitar el desarrollo a sus hijos. Hoy sabemos que fuera de Europa hay gobiernos que brindan ayuda humanitaria a estos migrantes y otros que analizan la posibilidad de hacerlo dándoles asilo.
Nuestro país tiene una larga tradición de asilo. En diferentes momentos de la historia ha acogido a migrantes de distintas nacionalidades que han salido de sus países por distintas razones, especialmente para huir de regímenes dictatoriales o de guerras civiles.
Baste recordar los que quizá son los más connotados: