Para el fin de 2012 quedó claro que el mercado de valores no fue un terreno fértil para todos los sectores en la última administración. Las emisoras de grupos mineros se convirtieron en refugio para los inversionistas. Las constructoras, en cambio, sufrieron una pesadilla.   Por José Miguel Moreno   El mercado de valores ubicado en Paseo de la Reforma 255, en la Ciudad de México, fue el epicentro de un ‘temblor’ que, en algunos casos, aumentó la riqueza o destruyó la prosperidad, de algunas de las emisoras durante el sexenio que terminó en diciembre de 2012. Así, al tiempo que la administración de Felipe Calderón será recordada, entre otras cosas, por las dificultades para librar una profunda crisis económica global, también dejará en el registro el boom bursátil de los grupos mineros, el frenético ascenso de una tienda de consumo para los pobres y, en contraste, el desplome de las constructoras y de un jugador de las telecomunicaciones. Desde mediados de 2008 hasta marzo de 2009, en medio del colapso de los mercados financieros globales, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) se hizo pedazos. El mínimo del sexenio lo tocó el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) poco después de la quiebra de Lehman Brothers, el 27 de octubre de 2008, cuando cerró en los 16,891 puntos (pts). En esas fechas, la Reserva Federal se afanaba por anunciar, sobre la marcha, medidas de liquidez extraordinarias para que el sistema financiero de Estados Unidos lograra restablecer la confianza de los mercados. La BMV se movió con vaivenes, pero su tendencia fue alcista y el sexenio concluyó con el IPC acariciando el máximo histórico del pasado 18 de octubre, cuando terminó la jornada en los 42,592.78 pts. De pico a pico, del mínimo del sexenio a su nivel máximo, el IPC trepó más de 150%. Pero si se mide de principio a fin, con la crisis financiera de por medio, el avance del índice de referencia en México fue más modesto, de 65%. Con Vicente Fox, que sólo le tocó en su mandato la breve y suave recesión de 2001 y que se benefició de la abundancia de crédito barato global y de la formación de la colosal burbuja inmobiliaria, el IPC tuvo un rally sin parangón, de 350%. Antes, el sexenio de Ernesto Zedillo, que tuvo que lidiar con la devaluación del peso al inicio de su mandato, registró al final de su gobierno un rally en la BMV de casi 120%. Por tanto, y en lo que se refiere al rendimiento del IPC, Calderón fue el que corrió con la peor suerte, aunque también lidió con el escenario global más adverso. A nivel global el escenario es distinto: en dólares, una vez descontada la depreciación del peso, el IPC otorga un rendimiento de 40%. Es cierto que en América Latina hay algunas que le baten: tal es el caso de la bolsa de Venezuela, la más rentable del mundo en los últimos seis años (320%). También el IPSA de Chile (78%) o la bolsa colombiana (71%). Pero su comportamiento fue un poco mejor que el Bovespa de Brasil (36%). El mercado mexicano superó también a las bolsas de los países desarrollados más seguros como Alemania y Estados Unidos (el Dax de Francfort ganó 11% y 5% el Dow Jones); le fue mejor, por mucho, que a la periferia europea. El Ibex-35 de Madrid, por ejemplo, se despeñó 45% en los  últimos seis años.   Los ‘años dorados’ de los mineros Por sectores, los grandes grupos triunfadores del sexenio de Calderón fueron los mineros. El Grupo Peñoles, la mayor productora mundial de plata, y Grupo Mexico, el tercer productor de cobre del mundo, asoman en la parte alta del ranking con un rendimiento de 552% y 240%, respectivamente. Grupo Peñoles ocupa el primer lugar del ranking y Grupo México el sexto. Parte del mérito hay que atribuírselo a los bancos centrales del mundo que inyectaron dinero a mansalva durante la crisis y propiciaron un rally espectacular de las materias primas, sobre todo el oro y la plata, que son refugio de los capitales cuando se trata de buscar protección frente a los riesgos inflacionarios y de devaluación de una moneda, en particular el dólar. La otra parte del éxito de las mineras se debe a China, que pese a la crisis logró mantener un ritmo de crecimiento económico formidable, alentando la demanda de metales industriales y espoleando sus cotizaciones a nuevos niveles récord. Durante este sexenio, el oro y la plata han sido las materias primas que más se han encarecido. El oro se ha apreciado 167% y tocó un récord histórico de 1,889 dólares la onza de oro troy, en el verano de 2011; mientras que la plata ha trepado 164% llegando a cotizar a un máximo de 49 dólares en abril del año pasado. La mayor extracción de minerales, junto con el alza en los precios, provocó que en México el valor de la producción minera se disparara durante el sexenio, lo que se tradujo en cuantiosas ganancias para los grupos mineros y fuertes ascensos en las bolsas. El sector todavía luce atractivo. La escisión del Grupo Carso, de Carlos Slim, ha implicado la entrada de un nuevo jugador en el IPC a partir de enero de 2011 con Mineras Frisco, que además adquirió la filial mexicana de la canadiense AuRico Gold. Las grandes mineras del país –Grupo Mexico, Industrias Peñoles, Frisco y Autlán– prevén proseguir con una política agresiva de inversión en 2013, ante los elevados precios que se estiman tanto para los metales preciosos como industriales durante; aunque tras 12 años de rally, la mejor parte del boom parece haber quedado atrás. En el caso de Grupo Elektra, pese a su reciente desplome luego de entrar en litigio con la BMV para no salir de la muestra de las 35 empresas, las “blue chips”, del IPC. En el sexenio, la acción ha subido más de 350% y ocupa el segundo lugar del ranking de Forbes México. Su comportamiento contrasta con el de varios de sus competidores: Grupo Famsa, por ejemplo, se hundió en el sexenio de Calderón 68%, al tiempo que Comerci y Soriana salieron del IPC el pasado 3 de septiembre. Walmart de México, que ha ido ganando cuota en los últimos seis años, trepó casi 100%. Aun así, la valuación de Elektra sigue siendo más cara que la de sus competidores y podría seguir corrigiéndose en el corto plazo. El gran éxito de Elektra se dio en 2011, cuando brincó 168% gracias al crecimiento de la cartera de crédito de Banco Azteca, destinado a la población de menores recursos, a la que seduce a través de pequeños pagos semanales (pero tasas de interés altas), clientela que capta a través de TV Azteca. Ese año, Ricardo Salinas Pliego, dueño de Elektra y TV Azteca, fue el multimillonario que más avanzó en la lista de Forbes, al incrementar su fortuna en 9,200 millones de dólares (MDD) y encumbrarse en el sitio 37 global. También destacan entre los triunfadores del sexenio los conglomerados industriales como Alfa y Mexichem.  La estrategia ha sido en esencia la misma: un acertado proceso de consolidación de negocios. Alfa en los sectores de autopartes (Nemak), petroquímico (Alpek), telecomunicaciones (Alestra) y alimentos (Sigma); Mexichem mediante una agresiva política de adquisiciones, como la reciente compra del fabricante de tubería Wavin.   Constructoras, sector en pleno derrumbe En el extremo opuesto, las grandes perdedoras del sexenio fueron las constructoras de vivienda (Ara, Urbi, Geo, Homex). Tras Axtel, que fue la peor emisora del sexenio (y que salió del índice el pasado 3 de septiembre), aparecen las cuatro en hilera: Ara con un caída de 79%, Urbi de 77%, Homex de 70% y Geo de 68%. Todas ellas deslumbraron a los inversionistas al inicio del sexenio de Calderón, en plena burbuja inmobiliaria. Eran las estrellas del IPC. Pero después vino la crisis financiera global, el congelamiento del crédito y la severa contracción de la construcción, tanto en vivienda como en obra pública. El segundo tramo del sexenio fue un verdadero martirio. El crecimiento de la vivienda nueva permanece estancado, dado que el crédito del Infonavit se está destinando a vivienda usada y remodelaciones. Las constructoras de casas tienen poco negocio, generan pocos ingresos y están muy endeudadas, los que las pone en una situación delicada. Detrás de ella está Cemex (-59% en el sexenio), que a la crisis de la construcción en México tiene que sumar el colapso de la vivienda en dos de sus mercados principales donde más había apostado: Estados Unidos, que por fin empieza a ver la luz, y España, que sigue sumida en la más profunda de las miserias. Ideal, dentro del sector de construcción de infraestructura, también salió mal parada con una caída de 45%. Pero la peor de todas no pertenece a ese sector, sino al de telecomunicaciones. Se trata de Axtel, que en el sexenio se ha desfondado 90%. La acción inició un vertiginoso descenso a partir de 2010, como resultado del declive del negocio de telefonía fija y la fuerte competencia en el segmento de Internet. Grafico Ricos y pobres

 

Siguientes artículos

Bombardier tiene ganancias menores a las previstas
Por

Sus utilidades cayeron 29% en 2012 con respecto a 2011. AFP MONTREAL.- El gigante del transporte canadiense Bombardier a...