Como es bien sabido, el vodka tiene su origen en Rusia, aunque después de la Segunda Guerra Mundial se popularizó a tal grado, que América entera cayó rendida a sus pies. Pero, ¿en dónde está el encanto? Por sí solo, el vodka destella en elegancia y texturas sólidas que permanecen por largos minutos en el paladar. Pero por encima de esto, la bebida exuda notas florales y frutales que se descubren a cada trago. Y claro que está Absolut Elyx, un vodka súper premium que se obtiene mediante la destilación de granos de trigo seleccionados a mano y procesados en un alambique de cobre, para después mezclarse con el agua más pura. Elyx resulta fresco, con notas florares muy sugerentes que se atenúan una vez en la boca. Un Martini, por favor Cuando se alcanza la fama hay que aceptar una serie de condiciones, conocer la historia y evaluar el dogma. Es el caso del Martini, el cóctel más sensual, sutil, elegante y lleno de glamour que desde que se dio a conocer en alguna barra de bar, suma fanáticos como la más absoluta estrella de rock. El Martini parece haber sido creado en 1910 y su nombre fue heredado por el Sr. Martini, jefe de barra de la sala Knickerbocker Club de Nueva York en la primera década del Siglo 20. Existen numerosas anécdotas relacionadas con este cóctel, como la que cuenta que cuando se derogó la ley seca estadounidense, el recién elegido presidente Franklin Delano Roosevelt preparó un Martini seco en la Casa Blanca para oficializar el mandato; seis años después, en la Conferencia de Teherán de 1943, el mismo Roosevelt le preparó un Martini a Stalin, quien opinó que “enfría más el estómago que otra cosa”. Los famosos adeptos a este trago, también tienen montón de historias a cuestas: Ernest Hemingway. Existen muchas anécdotas sobre la liberación de París en la Segunda Guerra Mundial, pero una de ellas se refiere al Martini y al escritor, entonces corresponsal de la prensa aliada y quien en plena liberación, irrumpió en el elegante Hotel Ritz en la Plaza Vendome y tomó por asalto el elegante bar. Los todavía asustados cantineros le preguntaron qué necesitaba y Ernest respondió: “¡Cincuenta Martinis!” para él y su tropa. Luis Buñuel. El famoso director español tenía siempre en su refrigeradora una botella de vodka con la que llenaba una fina copa triangular helada. La colocaba a trasluz y la dejaba atravesar por un rayo de sol. Esta costumbre no dejaba de impresionar a sus amigos de la Universidad de Madrid, Salvador Dalí y Federico García Lorca. Frank Sinatra. Con Dean Martin como patrocinador, todo el clan de Frank Sinatra hizo suyo el Martini como una carta de presentación, teniendo como costumbre invitar cientos de ellos en los clubes de moda.

 

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