El uso de la tecnología, que se suponía amenazaba la existencia de la lectura a reducirla a casi nada, originó un ejercicio literario en el que la inmediatez, el ingenio y el talento le vuelven a dar vida a la palabra escrita más allá de Twitter.     Hace tres años, tiempo que llevo siendo usuaria asidua, muy asidua de Twitter y que empecé a interactuar con otros de los suscriptores de esta red de contacto socio-virtual, me di cuenta de que no sólo eres lo que comes, sino que también eres lo que lees. Mi llegada a este sitio estuvo enmarcada por la idea primigenia de que los tweets sólo eran útiles para ponerme al corriente de manera más rápida de las noticias del momento, enterarme de lo que hacían mis bandas musicales favoritas y como entretenimiento, pero pronto me encontré con que se trataba de mucho más que eso. En las venas de esta red de microblogging no sólo circulan las acérrimas antípodas de nuestra opinión, también están aquellos que ven los 140 caracteres como un reto, mas no como una limitación y que emplean esta plataforma como herramienta de creación. Sí, allí leer y escribir se vuelve un vicio. El uso de la tecnología que se suponía amenazaba la existencia de la lectura a reducirla a casi nada, originó, más que un género, un ejercicio literario en el que la inmediatez, el ingenio y, por supuesto, el talento le vuelven a dar vida a esta actividad por medio de una interlocución silente pero no pasiva de sus usuarios. Es así que 11 de los más sobresalientes tuiteros, quienes se desarrollan profesionalmente en distintos ámbitos, pero que convergen por medio de las letras desde diferentes latitudes, se reúnen para darle forma a Casi Toda Historia. Este libro compila una variada selección de textos que por medio de la narrativa nos lleva por diferentes escenarios y propone un nuevo desafío muy bien librado por sus participantes: dejar el formato de Twitter de lado y conquistar nuevos y más extensos espacios. Otra de las sorpresas es que esta obra no sólo puede obtenerse de manera digital, también podemos disfrutarla físicamente. La Cleta Cartonera, editorial independiente con sede en Cholula, Puebla, y que hace de productos reciclados su principal material de trabajo, lo hace posible y convierte cada ejemplar impreso de Casi Toda Historia en una creación única. Estos son los nombres de los autores y de sus relatos en el orden en el que se presentan en el índice de esta antología, seguidos de sus respectivas arrobas: Jesús Carrillo (@ProfeTriste), “Alrededor de las Cosas”; Diana Guerrero Lozoya (@DianitaGL), “Blanco”; Ángel Valenzuela (@Metaficticio), “El Sillón del Pórtico”; Gerardo Pacheco (@lgpachecos), “Estaba Rota”; José Jardinero (@josejardinero), “La Casa Abandonada”; Dara Rivera (@Cocainelil), “Mirones”; Daniel Valencia Nájera (@Novinomimusa), “Mucha Mierda”; Martín Miguel Quintana (@fragmentario), “Pero el Final es el Mismo”; Alejandra Vergara Flores (@Ictericia), “Recital”; Carlos Silva (@TiempoDetenido), “Sobra Luz”, y Gustavo Macedo Pérez (@gusoescribe), “Un Escritor”. Este volumen, que también está acompañado de un epílogo hecho por el poeta, narrador y editor Francisco Hinojosa (@panchohinojosah), agrupa ese tipo de material que aunque quisieras tomar a probaditas se termina demasiado rápido y, contrario a lo que se podría pensar, los cuentos no están ligados de ninguna manera uno con otro: cada cual tiene estructura y personalidad propias que dejan al descubierto el talento que a estos jóvenes escritores se les desborda de los límites impuestos por un tweet. ¿Tú a quiénes sigues en Twitter?   Contacto: Correo de contacto: [email protected] Twitter: @Recienmentero

 

Siguientes artículos

El lujo le dice ‘adiós’ a los escaparates mexicanos
Por

Una de cada seis compras de lujo en el país se realiza online. Conoce por qué las pantallas están ganando terreno sobre...