En 2007, Mateo Dornier creó Campo Vivo, una empresa de producción y distribución de frutas, verduras y legumbres orgánicas.   Por Mónica Monjarás y Lourdes Contreras   Desde niño, motivado por el ejemplo de su padre y su abuelo, descubrió que quería dedicar su vida al campo. Así que, como sus antecesores, Mateo Dornier se graduó de ingeniero agrónomo. Desde ahí se dedicó al cultivo de alimentos orgánicos en su natal Francia. En 2005 llegó a México como parte del equipo de la cadena de tiendas de autoservicio Carrefour. Él estaba al frente de la línea de frutas, verduras y legumbres orgánicas. Pero luego la tienda cerró sus puertas en el país tras venderse a la mexicana Chedraui. Mateo decidió quedarse en México. Aquí el negocio de los alimentos orgánicos era incipiente y él confió en que, como pasa con la mayoría de las tendencias europeas y estadounidenses, llegaría pronto acá. Parece que no se equivocó. Según los datos más recientes disponibles de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en los últimos 10 años México pasó de tener 33,587 productores de orgánicos a 169,570. En el mismo periodo, la superficie de cultivo para este tipo de productos creció de 85,000 a más de 351,000 hectáreas. Dornier participa de esta tendencia verde. En 2007 creó Campo Vivo, una empresa de producción y distribución de frutas, verduras y legumbres orgánicas. ¿Cuál es la diferencia entre éstos y los alimentos comunes? Los alimentos orgánicos crecen libres de cualquier químico. Campo Vivo cuenta en la actualidad con 130 productos que distribuyen aproximadamente en 450 supermercados y alrededor de 350 cafeterías. En sus inicios, la producción sólo abarcaba frutas y verduras orgánicas; sin embargo, la empresa —que crece un 40% anual en sus ventas mientras que el mercado lo hace a 30%— ahora tiene otros nichos como botanas, jugos, ensaladas, hierbas, abarrotes y café. “En México está creciendo la cultura del autocuidado. Aún no es masiva, pero vemos que las personas cada vez más tienden a cuidar sus alimentos y apostar por lo sano”, dice el empresario. Aunque lamenta que este comportamiento no sea gratuito, en realidad es la respuesta sobre los temores a padecer enfermedades como la diabetes, altamente relacionada con los hábitos alimenticios. “Aún hay mucho por crecer y por innovar. En México, la agricultura orgánica es aún un campo verde”, concluye.

 

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