El nuevo mandatario no dio detalles sobre su plan para reactivar la economía, agobiada por la escasez de inversiones, una elevada inflación y un grave déficit fiscal, aunque reconoció que los desafíos “son enormes” y que no pueden solucionarlos “de un día para el otro”. Reuters   Mauricio Macri asumió el jueves la presidencia de Argentina con un llamado a la unidad a todas las fuerzas políticas del país para cumplir con sus promesas de reactivar una economía estancada y combatir la corrupción. Tras 12 años de gestión del peronismo de centroizquierda, el representante de la centroderecha que ganó por un estrecho margen el balotaje de noviembre deberá realizar ajustes en la tercera mayor economía de América Latina, pero cuidando de no afectar los logros sociales alcanzados en la última década. Su tarea, además, enfrentará a otros escollos: un Congreso dividido y una oposición que, con la saliente Cristina Fernández de Kirchner entre sus líderes, ya le hizo sentir a Macri toda su ferocidad antes del cambio de Gobierno, con una controversia pública sobre el protocolo para el traspaso de mando. “Queremos el aporte de todos, de la gente que se siente de derecha o de izquierda, de los peronistas y antiperonistas. Es un desafío excitante tras años de prepotencia inútil”, dijo Macri en su discurso de asunción ante el Congreso, donde no estuvieron Fernández ni los diputados de la coalición de la ex mandataria Frente para la Victoria. No dio detalles sobre su plan para reactivar la economía, agobiada por la escasez de inversiones, una elevada inflación y un grave déficit fiscal, aunque reconoció que los desafíos “son enormes” y que no pueden solucionarlos “de un día para el otro”. Una multitud con banderas y globos de colores celestes y blancos saludó a Macri a la salida del Congreso y a lo largo de la histórica Avenida de Mayo, por donde llegó a la Casa Rosada para recibir los símbolos de mando de manos del presidente del Senado, Federico Pinedo, miembro de su alianza Cambiemos. Con tambores y remeras amarillas -color que identifica al “macrismo”-, la muchedumbre cantaba “¡Sí, se puede!” al paso de Macri, quien se bajó del auto para saludar. “Hoy es un día histórico. Hoy los argentinos nos volvemos a ver la cara de nuevo. El Gobierno anterior tuvo éxito en dividir a la gente, incluso tenemos familiares divididos por la política, que ni se hablan”, dijo a Reuters Martín Payares, un soldado de 41 años que fue a la celebración junto a su familia. La polémica Fernández, que tras la disputa por el protocolo decidió no asistir al traspaso de mando, mantiene una alta popularidad gracias al bajo desempleo en el país y los subsidios que otorgó para combatir la pobreza. Fernández se despidió el miércoles de sus seguidores con un multitudinario acto que mostró que está dispuesta a liderar la oposición a Macri. Herencia económica   Las amplias regulaciones de Fernández sobre el comercio y los mercados han ahuyentado capitales y afectado a algunas de las principales actividades de Argentina, como la agricultura y la industria automotriz. “Creo que Macri va a llevar el país adelante y vamos a insertarnos en el mundo, y no estar aislados como Venezuela. Va a trabajar por la unión del país y por la democracia”, afirmó Lilia Mitre, una argentina de 66 años que tenía un cartel con la leyenda “Sí, se puede”. Como parte de la prevista mayor apertura, economistas de Macri ya iniciaron contactos con acreedores de deuda impaga, que con una demanda judicial en Estados Unidos mantienen a Argentina alejada de los mercados internacionales de crédito. La resolución de ese conflicto y las reformas de libre mercado atraerían los capitales que el país necesita para volver a crecer, según los planes del equipo de Macri, que espera en pocos años llevar a un dígito la inflación que actualmente supera el 20% anual. “No hay tanta urgencia como parece. Argentina está en buenas condiciones. Nos dejan una herencia complicada pero no se compara con ningún otro momento de la historia”, dijo a periodistas Alfonso Prat-Gay, quien el jueves jurará como ministro de Economía. Macri, hijo de un rico empresario, prometió una rebaja en el impuesto a la exportación de productos agrícolas y liberar el mercado de cambios de las actuales restricciones. Está previsto que luego de recibir el bastón y la banda presidencial en la Casa Rosada, salude a los mandatarios de la región que asistieron a la toma de posesión, entre ellos los de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.  

 

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