En la primera semana de 2016, la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud reportó un total de 38 casos de influenza estacional; el acumulado del año inmediato anterior, de acuerdo con la dependencia, fue de 181 casos. El pánico en la población y el sector salud se desató cuando a través de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de Salud de la Secretaría de Salud, se dio a conocer que entre octubre de 2015 y febrero de 2016 los casos de influenza estacional ascendían a 2,000, cifra 15% menor que en igual periodo de la temporada anterior. Para el 7 de marzo, el secretario de Salud, José Narro, confirmó más de 4,000 casos de influenza, un incremento de 100% en un par de semanas. Un hecho que las autoridades no podían negar. El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Pablo Kuri, explicó que el aumento en los casos de influenza en México se debió a que la temporada de frío se retrasó al haber iniciado en la primera semana de enero. A pesar de su explicación, la percepción en la sociedad era que la influenza se estaba saliendo de control. Desde el gobierno federal se enviaron distintos mensajes tratando de dar tranquilidad a los ciudadanos. “El virus A(H1N1) que causó la pandemia en 2009 se ha convertido en un virus estacional. La vacuna actual de influenza protege contra los virus estacionales A(H1N1), A(H3N2) y tipo B”, alertó el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave). Cuando todo aparentaba estar bajo control surgió otra alerta: el desabasto de medicamentos y vacunas contra la influenza. De nueva cuenta los mensajes –algunos erráticos– del gobierno federal a través de sus áreas de salud (el Instituto Mexicano del Seguro Social [IMSS], el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado [ISSSTE], la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios [Cofepris]) salieron al paso rechazando las informaciones que en distintos medios de comunicación surgieron sobre el desabasto de medicamentos. Para marzo, la crisis en el sector salud federal llegó a tal grado que las mismas dependencias, que semanas antes negaron el desabasto, afirmaron que el medicamento Oseltamivir estaba registrando una alta demanda. Pero se negaron a hablar de desabasto. La Cofepris apuntó que se estaban realizando los trámites para el ingreso al país de más de 80,000 dosis para tratar la Influenza. “Antes del 6 de marzo se contará con 85,000 unidades para el tratamiento, de las cuales 20,000 estarán a disposición del sector privado y 65,000 para instituciones públicas”, señaló públicamente el máximo órgano regulador del país. “La Secretaría de Salud reitera que en las instituciones públicas del sector se cuenta con el abasto necesario para hacer frente a los casos de influenza que se presentan en el país”, subrayó la Cofepris. Por su parte, la Secretaría de Salud detalló que hasta febrero se habían aplicado más de 31 millones de dosis contra la influenza.   Primer trimestre de 2016: ¿fin de la crisis de salud? Según el Boletín Epidemiológico editado por el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, hasta la semana 10 del año (del 6 al 12 de marzo) se registraron 6,946 casos de influenza a nivel nacional, es decir, un incremento de 250% en el número de infecciones si consideramos que cuatro semanas atrás la Secretaría de Salud confirmó 1,997 casos. El incremento de 2,000 casos en febrero a 4,000 en marzo y a 7,000 un par de semanas después ¿era el comportamiento normal de una enfermedad invernal? No hubo respuestas de las autoridades de salud, que optaron por el silencio desde la segunda semana de marzo. Como referencia podemos observar lo que reportan en su página de internet los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés): “En un periodo de 30 años, entre 1976 y 2006, los cálculos aproximados de muertes asociadas a la influenza en Estados Unidos variaron desde un mínimo aproximado de 3,000 personas a un máximo aproximado de 49,000 personas.” La última semana de marzo concluyó con 8,000 casos confirmados de influenza, y en el gobierno federal se optó por el silencio y la ligereza. Las huellas del impacto de la influenza quedaron como experiencia para todos los sectores de la población. Por parte de las autoridades de salud, de los tres niveles de gobierno, quedó demostrado que las campañas de vacunación en la temporada invernal no son suficientes para frenar un incremento en los casos de influenza. Incluso, existe escepticismo sobre la eficacia de la vacuna. Tanto la Secretaría de Salud federal como su homóloga de la Ciudad de México relanzaron campañas de vacunación contra la influenza a inicios de marzo, pero nadie sabe si impactarán positivamente. Es sabido que los virus mutan para hacerse resistentes a los tratamientos. ¿Alguien habrá aprendido la lección?   Contacto: Twitter: @miguelcolunga1   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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