El guión se rompió sorpresivamente. El pro­tocolo desapareció. Era el 14 de febrero de 2016 y una niña de tez morena rompió con el programa que tenía lugar en un salón de Las Vegas, Nevada. — Tengo miedo de que mis padres sean deportados –dijo rom­piendo en llanto y esperando que la mujer que tenía enfrente pudiera hacer algo por ella y por su familia. — Yo voy a hacer todo lo que sea para que no tengas miedo. Y tú no tienes que preocuparte por lo que suceda con tu mamá, tu papá o alguien más de tu familia. Déjame preocu­parme a mí. La pequeña era Karla Ortiz, guatemalteca de origen y quien lloraba porque sus padres habían recibido una carta de deportación. Y la mujer a la que se dirigía era Hillary Clinton, quien meses después de esta estampa habla en exclusiva con Forbes Latinoamérica sobre sus planes para romper con los miedos de Karla y de otros millones de inmigrantes radicados en Estados Unidos. “En mis primeros 100 días como presidenta presentaré una iniciativa de ley ante el Congreso que incluya un camino a la ciudadanía, que arregle los retrasos de las visas familiares y fortalezca nuestra economía”, expone la candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos. También puedes leer: Ni con Hillary, ni con Trump  Hillary Clinton, en su primera entrevista con un medio de origen mexicano, no se pierde en el bosque y habla de la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Para ella, la vecindad es estratégica pero, al mismo tiempo, acusa que en la casa de su vecino del sur las cosas no van nada bien, en ciertos aspectos. “Me preocupan especialmente los reportes de tortu­ras, muertes y desapariciones forzadas en todo el país”. Forbes Latinoamérica fue a la caza de esta historia desde mucho tiempo atrás. Los editores de este grupo editorial que­rían conocer el pensamiento de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos sobre los temas que nos ocupan (y preo­cupan). Del war room de Donald Trump no hubo respuesta. Hillary aceptó y compartió con Forbes Latinoamérica su visión sobre el TLCAN, el narcotráfico, los dolores que aquejan a América Latina… Así, Forbes México presenta una edición especial con miras a la elección que tendrá lugar el 8 de noviembre en Estados Unidos, que incluye una batería de historias que im­pactan a México. Con éstas es posible descifrar, por ejemplo, el vertiginoso crecimiento de Donald Trump, la descompo­sición que registra la sociedad estadounidense, el ambiente que respiran los negocios en México frente a los vientos que provienen del norte. Algo llama la atención: el ambiente empresarial en México está turbio, agitado. En algunos círculos domina la confian­za, la certeza de que la demagogia sólo está sirviendo para derramar mucha tinta en los diarios y no se materializará en acciones concretas. Pero en otros círculos, en cambio, crece la sensación de que la relación comercial entre ambos países, inevitablemente, sufrirá ajustes. Por lo visto, la vecindad está por pasar a otra etapa. Ya nada será igual, llegue quien llegue a la Casa Blanca. Vendrá una nueva circunstancia y la pregunta está en saber si los tomado­res de decisión mexicanos estarán a la altura para construir una nueva relación con el país más poderoso del mundo, con el que habrán de sentarnos no sólo a renegociar políticas de vecindad, sino a actualizar un acuerdo económico estratégico para la región, que por su relevancia impacta a otros bloques comerciales desde hace más de 20 años.

 

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