Hay que hacer consciente al artista de que no puede estar en la industria si no se transforma en una miniempresa. Sólo una intención de MexiMM, que invadirá el Centro Histórico para vincular a todos los actores del universo musical.   Hasta hace unos meses parecía lejano que pudiera organizarse algo como esto en la Ciudad de México; sin embargo, ya es un hecho. Y mejor tome nota: del 16 al 19 de marzo se realizará MexiMM, el primer Mexico International Music Market. Lo pongo en español: se trata de la primera edición del Mercado Internacional de la Música, que buscará vincular a todos los sectores de la industria musical en un mismo encuentro (en una extraordinaria e inédita retroalimentación entre los protagonistas que convergen en este ámbito). Un encuentro que, por cierto, tiene previsto invadir diversas sedes del Centro Histórico de esta ciudad capital. Acorde a los mismos parámetros de convenciones de música que se llevan a cabo en urbes de Europa, Estados Unidos o Sudamérica, MexiMM ha convocado (tanto del ámbito nacional como internacional) a intérpretes, compositores, managers (o representantes), gente de festivales, promotores, sellos discográficos, servicios de streaming, instituciones de cultura y medios de corte musical para reflexionar y diagnosticar y hablar en torno de esta industria. (Abriendo sus puertas al público en general, desde luego, para ser partícipes activos de esta plataforma.) Así, las actividades de este mercado (convención) (festival) incluirá conciertos en formato de duración breve (showcases), citas rápidas (speed dating) entre artistas y delegados de la industria, así como foros de diálogo y análisis sobre la realidad, actualidad y evolución de la industria musical nacional e internacional, mediante conferencias, mesas redondas, debates y eventos de networking. Aclaro: no se trata de un asunto menor. Verán: la primera década del siglo XXI ha sido una pesadilla para la industria de la música más convencional, la cual ha sido provocada, en gran medida, ante el avance de la tecnología y los nuevos modelos de negocio y difusión. Lo cual ha desembocado —y perdone usted el término— en un desmadre en torno de esta industria. Aunque, eso sí, con un solo resultado: una crisis severa por diferentes flancos. Justamente de todo esto hemos conversado con Julio Rivarola y Miguel Herrera, de la Fundación Meximm AC —organismo integrado por profesionales de la industria del entretenimiento y la gestión cultural de México—, que se ha encargado de organizar y poner en pie este Mexico International Music Market. De entrada, Miguel Herrera tiene muy claro algo: “MexiMM es una plataforma que está diseñada para la industria musical, y el objetivo principal es generar vínculos entre toda esa industria.” Julio le secunda: “Eso es cierto. MexiMM es una plataforma donde se van a reunir, donde se van a encontrar, todo el talento ya consolidado, el talento emergente, y por supuesto la industria que viene a buscarlos a ellos; viene a buscar gente nueva, sonidos nuevos, cosas nuevas, juntarse, y hacer negocios entre sí. Ése es el objetivo principal: impulsar la interconexión entre los artistas y la industria, y la interconexión entre la misma industria.” Aquí intervengo: No es la primera vez que se realiza una convención como ésta; tenemos como antecedente la Feria Internacional de la Música en Guadalajara. ¿Qué diferencias habrá con respecto a ésta, si es que las hay? Julio se apresura a responder: “Es cierto: las ferias han sido organizadas por la Universidad de Guadalajara, y en eso radica la primera gran diferencia. Para empezar, MexiMM es un encuentro de iniciativa privada, surge de ésta, y no lo organiza ninguna institución pública. En ese sentido —y aquí radica otra diferencia—, al ser un evento de iniciativa privada, nosotros no tenemos políticas o filosofías que respetar, más que las leyes del mercado. Ahí es donde estamos apuntando, y por eso la convocatoria ha sido tan grande. Hay mucha ansiedad en el medio: los artistas están buscando la forma de cómo contactarse con la industria, y la industria también cómo encontrarlos a ellos. También es diferente de otras ferias, y esto es obvio, pues se realiza en la Ciudad de México.” “Tiene razón Julio —dice Miguel—: este formato que estamos utilizando es muy común en Europa y en Estados Unidos, que son mercados privados, donde la gente llega a hacer negocios. Entonces, como propuesta, digamos que es una cosa nueva en México…”   Caos digital y el futuro de la industria Es un hecho, le digo a Miguel Herrera y Julio Rivarola: la industria musical está viviendo un verdadero desmadre —y perdonen la expresión—; es una realidad el caos, las contradicciones, la confusión y lo complejo del asunto, que incluye una severa crisis económica y la creación de un sinfín de leyes, la mayoría en torno del derecho de autor… Miguel suelta una risita ante mi diagnóstico, mientras Julio asienta con un breve “es cierto”. Entonces, suelto la pregunta: ¿Qué importancia tiene para nuestro país hacer en este momento, en este contexto, un mercado internacional de la música? Miguel se pone serio: “Mira, de entrada tendríamos que remontarnos a entender qué es lo que sucede en México. El país está considerado como el principal consumidor de espectáculos en Latinoamérica; también como una puerta de entrada hacia el mercado anglosajón. Y desde Europa, como un puerto de enlace tanto hacia Latinoamérica como hacia Estados Unidos y Canadá. México es una parada obligada en giras mundiales. Nos parece sorprendente que países como Colombia, Argentina o Brasil tienen perfectamente estructurados este tipo de mercados, este tipo de industria, y las han desarrollado… México, a pesar de ser, tal vez, el de mayor importancia en habla hispana, no cuenta con uno.” Aquí interrumpo: ¿Qué tan complejo es el asunto? Más aún: ¿por qué no lo hay? Miguel prosigue: “Tener una plataforma de este tipo en México es un tema de necesidad para la industria. Ahora bien, sí es complejo porque tiene que ver con un tema de profesionalización, en todos los sectores de la industria, y tiene que ver con un tema de comunicación, un tema de generar lazos. La industria está muy desarticulada en México. Por esa razón, nuestro país carece de un mercado de este tipo, cuando en otros países tienen tres, cuatro, cinco mercados de esta índole, ¡y es de lo más común! Son espacios donde la industria se reúne, donde se están viendo nuevas tendencias, donde se ven nuevas propuestas, y, obviamente, donde se involucra al talento, a los artistas, para ofrecerles ese espacio, que sea como un trampolín o un vínculo con otros mercados internacionales.” Pero las cosas van todavía más lejos; al menos así lo ve Julio: “Primero que nada habría que preguntarnos ¿por qué nacen estos mercados en el mundo? Creo que nacen como una respuesta a lo que llamamos caos digital. ¿Qué significa eso? Es algo muy sencillo: que como artista, en este caso músico, ya no te basta con que subas tu video a tu cuenta de YouTube, Facebook o Twitter. Ya no basta, porque la cantidad de información que fluye por Internet es tan grande que tu música se vuelve prácticamente invisible si no haces un trabajo profesional de difusión. Acuérdate que, de las artes, la música es la más prolífica; tiene una estructura de lo más compleja, y también un engranaje de lo más completo. Porque está integrada por el creador, el ejecutante, el manager, el promotor, el director de festival… En fin, son muchos elementos los que conforman la industria de la música.” Eso es cierto, le digo a Julio. ¿Es ahí dónde radica el caos? Él no lo piensa tanto: “En efecto. Mira, se ha vuelto muy difícil para la industria descubrir el talento nuevo, saber dónde está. No sólo eso: para los artistas nuevos, emergentes, se ha vuelto prácticamente imposible contactar de manera directa a la gente que maneja los hilos de la industria. Entonces, eso es lo que nosotros llamamos un caos digital. (Y todavía no hablamos de la cuestión de derechos de autor, que eso sí está en crisis.) Partamos de algo muy básico: la tecnología está avanzando muy rápido, lo que ha provocado que todo evolucione a una velocidad increíble. Entonces, es difícil para los artistas poder entender a la misma velocidad qué pasa con su música y cuáles son sus perspectivas para poder vivir de ella. Todos quieren estar en iTunes, es muy lindo estar ahí, pero sabes cómo llegar, cómo contactarte, y luego, sabes cuánto se gana por lo que se vende en iTunes… Todo este tipo de cosas van cambiando rápidamente, tal vez demasiado rápido, para que la gente pueda entenderlo.” Y ahí radica la importancia de un mercado de la música, interviene Miguel. Él es claro: “Estos mercados producen mucha información, mucho diagnóstico, análisis… se da como una discusión de los temas candentes de la industria. Creo que todo mundo tiene que entender, no solamente los profesionales, sino los artistas, cómo funciona el mundo (musical) y cómo va evolucionando.” En ese sentido —le digo a Miguel y a Julio, ya para finalizar—, ¿cuáles son los temas principales, los temas urgentes, que se tratarán en MexiMM? “El primero, sin duda, las nuevas plataformas de difusión de la música —dice Miguel en tono grave—. Me parece que la parte urgente para México pasa también por la profesionalización del management, pues de esa manera puedes vincular al artista con el empresario, con el productor. Por ejemplo, en este sentido, nos encontramos con que el artista en muchas ocasiones no tiene un manager. Esta figura no está profesionalizada. Muchas veces lo que termina sucediendo es que se improvisa, termina siendo algún familiar, algún amigo, alguno de los integrantes del grupo. Y eso, hoy, no puede ser posible.” —Julio, ¿cómo percibe todo esto? —Son varios temas urgentes. Pero aquí hay uno que es el principal de todos: el artista es el que genera el sonido. Es el que crea la música. De ahí partamos. Ese elemento, ese ente, tiene que comer, tiene que obtener dinero de lo que produce. Entonces, hay todo un engranaje de industria que se mueve alrededor de éste, que lo mueve y produce dinero. ¿En qué forma? En forma de venta de música. En forma de venta de boletos para conciertos. Ése es, en realidad, el elemento esencial. Si muere el artista, no tenemos industria; todo gira alrededor de eso. MexiMM es una plataforma que pretende volverse productiva para todo el engranaje musical, tanto para los artistas como para la propia industria. —A veces se le olvida a la industria que el artista es el eje principal, ¿no? —Sí, es cierto —concluye Julio—. Pero también al artista se le olvida algo importante: que su trabajo es el que le dará para vivir. Entre otras cosas, lo que pretendemos con MexiMM es generar un entorno donde el artista pueda ser consciente de que no puede estar en la industria si no se transforma en una miniempresa. Tiene que tener una estructura de gestión, una estructura administrativa, aunque sea para poder cobrar. Muchos artistas no tienen una razón social ni moral para poder emitir una factura o un recibo y que un festival les pague. Eso es una realidad fiscal, de hoy en día, que muchos desconocen; no saben ni cómo cobrar. Vamos a hacer conferencias muy puntuales para proveer información y discusión. Por supuesto, también vamos a meternos en asuntos más profundos, como discutir sobre una ley de patrocinio cultural y por qué es importante tener una en México. En fin, serán muchos los temas a tratar… Al final, Julio y Miguel rematan con una frase: “La escena mexicana es, digamos, saludable en el aspecto creativo, pero no en el aspecto de articulación. Debemos cambiar ya eso.”  

Más información: MexiMM Twitter: @Meximm_mx Facebook: MexiMM.MX

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