Genera un buen ambiente de trabajo incentivando el diálogo entre gerentes y empleados sobre “cuál es tu objetivo en la empresa y qué podemos hacer para que lo consigas”.     Al pensar en un ambiente de trabajo ideal, es probable que la primera imagen que les venga a la cabeza sea cualquiera de las empresas de Silicon Valley. Empresas con horarios flexibles, que favorecen la creatividad y el trabajo en equipo, ofrecen servicios como gimnasio, guardería, buffet permanente, etc., pero que tienen objetivos similares a los de cualquier otro negocio: mejorar la productividad, aumentar las ventas e innovación en sus líneas de negocio. Hasta hace poco tiempo, el modelo tradicional de la gestión del rendimiento ponía su foco casi exclusivamente en los empleados de mayor nivel y capacidad dentro de la organización. Una política que en la práctica resultaba satisfactoria y exitosa sólo a corto plazo. En este modelo, los gerentes dedicaban todo su tiempo y esfuerzo en identificar, seleccionar y trabajar con un pequeño grupo cercano a la alta dirección, apartando de los objetivos a los demás empleados, a quienes se les negaba el acceso a información que podría permitirles, en algunos casos, seguir los pasos de sus superiores. Fracasado el modelo, desde hace años se promueven otro tipo de dinámicas internas en las empresas orientadas a promover la comunicación y la colaboración horizontal, transversal e interdepartamental. Se incentiva el diálogo entre gerentes y empleados sobre un tema recurrente “cuál es tu objetivo en la empresa y qué podemos hacer para que lo consigas”. El objetivo es evaluar la capacidad individual, la disposición personal por encima del potencial profesional, para ponerla al servicio de la empresa. Las empresas saben hoy que el buen desempeño no consiste sólo en obtener los mejores resultados, el comportamiento de los trabajadores, su actitud, son cada día más importantes dentro de una organización, hasta el punto de que algunas compañías han decidido no premiar a aquellos que muestran negatividad. En la nueva era del conocimiento, las empresas son más o menos competitivas en función de su capacidad y habilidad para gestionar el capital intelectual y, dentro de esta gestión, el clima organizacional es componente vital de ese activo intangible. El clima organizacional es consecuencia directa de la relación de la empresa con sus empleados en el día a día, de la gestión de las normas corporativas, de las políticas de  comunicación interna, de los programas de capacitación acordes con las diferentes  necesidades, de las retribuciones por desempeño, de los beneficios y, en general, de  la suma de acciones y procesos que afecten el entorno laboral. Uno de los elementos claves para lograr un buen ambiente de trabajo, es el establecimiento de canales que faciliten la promoción, en sentido ascendente y lateral, de escuchar las ideas y propuestas por parte de todos los empleados. Fomentar un clima de colaboración y confianza, donde los empleados puedan presentar sus propuestas, proyectos o puntos de mejora, resulta vital para el éxito. Una política capaz de involucrarles no sólo en la actividad cotidiana sino también en los éxitos cuando se produzcan. De la misma manera que los responsables de cada área deben demostrar la confianza suficiente para liderar sus propios proyectos, los empleados deben sentirse apoyados por sus gerentes, recibir el coaching necesario y asegurar el éxito. Muchos de los éxitos de las jóvenes empresas de Silicon Valley tienen su fundamento en un nuevo modelo de relación entre gerente y empleado que crea un entorno de trabajo que promueve el diálogo, la colaboración, creatividad y participación, que sabe reconocer, reforzar y premiar la actitudes positivas de sus empleados.       Contacto: http://www.hays.com.mx. Twitter: @hays_mexico Email: [email protected]

 

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