Los Panama Papers, la filtración de más de 11 millones de documentos que dejan ver cómo políticos y empresarios amasan fortunas en paraísos fiscales, ha puesto de cabeza a más de uno. El impacto mediático y político sigue dando vueltas como una gran bola de nieve, pero hay algo que pocos, muy pocos, se han detenido a observar: sí, es elocuente que aparezca México (¡qué raro!), Rusia, empresarios árabes y políticos de América Latina, pero son más llamativo los ausentes: Alemania, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Bolivia, por citar algunos ejemplos. Los Panama Papers exhiben a más de 150 políticos de 50 países, según detalla el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés). Para entender un poco este juego de corrupción global, lo mejor es ver el lugar que ocupan los países involucrados y los ausentes en los Panama Papers en el Índice de Percepción de la Corrupción 2015 elaborado por Transparencia Internacional. Empecemos por Bolivia. Más allá de los hechos y deshechos de Evo Morales al frente del país andino, el índice lo califica con 34 puntos. ¿Es mucho? ¿Es poco? De acuerdo con el índice de 2015, Bolivia está a la par de México. De hecho, México tiene 35 puntos. El puntaje, en una primera mirada, puede ser algo confuso, pero es como en la escuela: 100 es excelente (en este caso con cero corrupción) y va descendiendo hasta prácticamente cero, que en el caso de América Latina el país más reprobado es Venezuela, con 17 puntos. Por cierto, según información del periódico español El País, la palabra “Venezuela” aparece en 241,000 documentos de los Panama Papers. Pero siguiendo con el Índice de Percepción de la Corrupción, como ya se mencionó México tiene 35 puntos, es decir, para los mexicanos nuestro país está más que reprobado en corrupción. Estados Unidos, por ejemplo, tiene una puntuación de 76 en percepción de la corrupción; “de panzazo”, diríamos en México. Canadá es el mejor evaluado del continente americano, con 83 puntos. Ahora vayamos al viejo continente: Alemania es calificado por sus ciudadanos con un 81, muy por abajo de Dinamarca, al que sus generosos ciudadanos le han conferido 91. Otro caso es Islandia –donde a raíz de los Panama Papers renunció el primer ministro Sigmundur Gunnlaugsson–, que tiene una calificación de 79. Corea del Norte, del que recibimos noticias sólo cuando su líder supremo Kim Jong-un amenaza vía internet a Estados Unidos, es el reprobado por excelencia de la región Asia-Pacífico, con 8 puntos en la percepción de corrupción. Curiosamente no aparece, hasta este día, en los Panama Papers. Por último, Rusia, hacia el que se han dirigido muchos misiles mediáticos por los Panama Papers, no sale bien librado en el Índice de Percepción de la Corrupción, al obtener 29 puntos. Mi conclusión: si bien los Panama Papers están lejos de ser un ejercicio de transparencia y combate a la corrupción total y absoluto, queda claro que no es cosa menor y va más allá de un simple hecho “cultural” de un solo país (EPN dixit en septiembre de 2014 ante empresarios, y en mayo de 2015 en el Foro Económico Mundial sobre América Latina), y casos como los Panama Papers muestran la interrelación global de un fenómeno. ¿Alguien vencerá a esta gran Hidra de mil cabezas?   Contacto: Twitter: @miguelcolunga1   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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