La introducción de parquímetros puede parecer una política muy agresiva, pero ¿cuáles son las consecuencias reales de la medida?   Por Erin Francke*   Actualmente, el centro de Coyoacán, espacio que ocupa el Centro de Transporte Sustentable de México Embarq, está viviendo una etapa de cambio. El cambio propuesto es la introducción de parquímetros. Y no es de sorprender que la reacción de la mayoría de vecinos de esta zona, la cual camina diario para llegar al trabajo, esté organizada en oposición a este cambio. La introducción de parquímetros puede parecer una política muy agresiva, destinada únicamente al recaudo por parte de la delegación, sin consideración a los costos que impone sobre los residentes y visitantes a la zona. Hay consecuencias potencialmente serias a la introducción de una política similar, sobre el valor de las propiedades de la zona, sobre los ingresos de los negocios, y sobre el ambiente y la cultura que existe en la Plaza Hidalgo y sus alrededores. Coyoacán es un barrio activo, con una economía vibrante, visitada a diario por estudiantes, parejas buscando un momento privado y familias. ¿Cuáles son las consecuencias reales de los parquímetros? Resulta que, a diferencia de lo que se pensaría en primera instancia, la introducción de parquímetros generalmente trae muchos beneficios a una zona. Para los negocios que ahí se encuentran, asegura la rotación de carros estacionados, incrementando el número de personas que visitan la zona y gastan dinero ahí. Para residentes, incrementa el valor de las propiedades e incentiva la introducción de más alternativas de transporte público y no motorizado. Para los visitantes, aumenta en mucho las posibilidades de encontrar un lugar de estacionamiento sin tener que tiburonearlo. Finalmente, por esta reducción en el tiempo de búsqueda de estacionamientos y el congestionamiento que genera, disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes, criterio que tienen consecuencias serias en la salud y en el medio ambiente. Los lugares de estacionamiento son usos de suelo, tal como las casas, las escuelas y los negocios. Nadie esperaría poder utilizar los espacios destinados a residencia, educación o trabajo sin pagar una renta. No obstante, estamos acostumbrados a que el estacionamiento sea gratuito. Hemos gozado este privilegio durante mucho tiempo y obviamente no queremos renunciar a él, pero el estacionamiento gratuito impone costos muy altos en la sociedad. La mejor forma de disminuir estos costos es cobrar un precio justo por la renta del espacio que utiliza nuestro automóvil.   *Erin Francke, Gerente de Economía y Regulación Ambiental del CTS EMBARQ México.   Contacto: Twitter: @EMBARQMx  Facebook.com/CTSEMBARQMEXICO www.EMBARQMEXICO.org Mail: [email protected] y [email protected]   **Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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