El fenómeno meteorológico tocó tierra sin dejar víctimas mortales, pero para los pequeños negocios, las familias y los agricultores que no tenían asegurada su propiedad, la tormenta apenas comienza, pues muchos de ellos deberán recurrir a préstamos para recuperar su patrimonio.   El huracán Patricia, considerado como el más poderoso de la historia, no provocó víctimas mortales al tocar tierra la tarde del 23 de octubre (de 2015). Sin embargo, ocasionó severas afectaciones que no tienen solución en el corto plazo y que representan un problema adicional para las familias y pequeños negocios que no contaban con un seguro. Por ahora, el fenómeno meteorológico, con vientos de hasta 325 kilómetros por hora, dejó un saldo de 10,000 personas afectadas y hasta 3,500 viviendas dañadas en los estados de Colima, Jalisco, Nayarit y Michoacán, de acuerdo con las cifras preliminares proporcionadas por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). La Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) dijo que el impacto del huracán (de categoría 5 en la escala Saffir Simpson) sería igual de devastador que el tifón Haiyan en 2013, que ocurrió en Filipinas y dejó un saldo de más de 6,300 personas fallecidas. No obstante, Patricia tocó tierra cerca de las Bahías de Tenacatita y Cuestecomate, una zona poco poblada en el estado de Jalisco, y poco después atravesó la Sierra Madre Occidental para convertirse en tormenta tropical, lo que propició que autoridades locales de las cuatro entidades dijeran que los daños resultaron menores. A su paso, el fenómeno provocó deslaves, caídas de árboles, deterioro en caminos y tramos carreteros. Pero la mayor afectación de manera parcial o total fue para las casas de los habitantes en las comunidades más cercanas al impacto, los pequeños negocios y 3,500 hectáreas de cultivos. “Después de los sucesos, muchas personas dijeron: ‘no ocurrió nada’. Me parece que esa oración es un poco errónea. Hubo afectaciones a la vivienda de miles de personas, en el patrimonio de los pequeños negocios y la producción de los agricultores. Son daños irreparables, sobre todo porque muchas de esas personas no tenían la cobertura de un seguro”, explica Arturo González Briseño, responsable de Suscripción de Daños de AXA Seguros. El especialista dice que, hasta ahora, los grandes comercios y cadenas hoteleras no han reportado mayores afectaciones, situación contraria a la que experimentan los pequeños negocios. Tan sólo en el municipio de Coahuayana, una de las regiones agrícolas más importantes de la costa de Michoacán, los ejidatarios y productores estiman los daños ocasionados por el huracán en 2,500 millones de pesos, principalmente en los cultivos de plátano y papaya, que no se podrán recuperar en menos de 10 meses, según un informe presentado por los afectados.   México, sin protección de seguros La penetración de la industria de seguros es muy baja entre los mexicanos. Sólo 7% de las viviendas están aseguradas, mientras que sólo 5% de las pequeñas y medianas empresas (pymes) cuentan con alguna cobertura, revelan datos de AXA Seguros. Sólo 3% de 36 millones de mexicanos que ganan entre cuatro y seis salarios mínimos cuenta con un microseguro, que generalmente ampara daños hasta por 90,000 pesos, según la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF). De ese total, 93% cuenta con seguro de vida; 5%, de salud; 1.99%, contra daño patrimonial, y 0.01%, con seguro agrícola, una de las principales actividades económicas de las regiones más pobres en México. Para Eloy López, especialista en seguros y soluciones para el retiro, el reto es mayúsculo, ya que la ausencia en la cobertura de seguros está relacionada con diversos factores, y no sólo con la falta de cultura entre la población mexicana. “El problema es que en México los seguros no se perciben como un producto que brinda estabilidad, sino como un gasto que se utiliza cuando sucede algo,  pero para el caso de las pymes la carencia de este producto tiene que ver con la reducción de costos. Cuando deben recortar gastos para poder pagar su nómina, lo primero que reducen son los gastos relacionados con las pólizas de seguro”, detalla el autor del libro Rucos, ricos y sanos: 10 pasos para lograr un retiro exitoso. Aunque el mercado de seguros en México es el segundo en América Latina, la penetración del sector asegurador en territorio nacional es de 2.1% del Producto Interno Bruto (PIB), cifra por debajo de la observada en otros países de la región. “Esto se explica por el hecho de que hasta ahora en México no hay seguros obligatorios, a diferencia de otros países, ni participación del sector asegurador en la provisión de servicios de salud que presta el Estado, como es el caso de Chile”, expone BBVA Research en un informe. Arturo González Briseño explica que otro factor por el que los mexicanos no quieren adquirir un seguro es porque creen que no les va a pasar nada. “Ésta es una frase que nos encontramos constantemente, pero también tiene que ver con la posición social.” La CNSF agrega que la baja penetración del seguro en la economía mexicana también se puede explicar por factores asociados a la demanda y la oferta de estos servicios, así como a la distribución del ingreso nacional.   Impacto en finanzas públicas  Fenómenos como Patricia crean daño económico patrimonial por la infraestructura pública. Por ello, el gobierno federal cuenta con un bono que asciende a 100 millones de dólares que le ayudará a cubrir los gastos por los daños ocasionados por el huracán. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) explica que  el Bono Catastrófico Multicat Mex se activa cuando hay una alerta de huracanes en el Pacífico de categoría 5. Los recursos del bono se agregan al Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que al cierre del segundo trimestre de 2015 se situaron en 4,030 mdp, de acuerdo con datos de Hacienda. Hasta el momento no se conoce el costo de los daños causados por el fenómeno meteorológico, pero las entidades afectadas ya han solicitado la declaratoria para poder acceder al fondo con el propósito de rehabilitar, en primera instancia, infraestructura urbana y reparar redes de agua potable. Los estados de Jalisco, Nayarit y Colima enfrentarían presiones fiscales negativas desde el punto de vista crediticio, como resultado del daño causado por Patricia. La calificadora Moody’s explica que el impacto financiero sobre los estados dependerá de la magnitud del daño y de si el gobierno federal mexicano declara total o parcialmente a la región como una zona de desastre natural, lo cual daría acceso a fondos federales de mitigación de desastres. “Si el gobierno federal no declara un desastre natural, los estados tendrán que cubrir los daños con sus propios recursos, lo cual pudiera llevar a un aumento en sus niveles de deuda o a un deterioro en su liquidez. Al cierre de 2014, Colima y Jalisco tenían niveles de deuda por debajo de la mediana de los estados mexicanos calificados, mientras que la carga de deuda de Nayarit se encontraba por encima de la mediana”, explica la institución.   Aseguradoras, listas para catástrofes En términos de impacto financiero, la baja penetración de seguros será un punto que jugará a favor de las aseguradoras, ya que las pérdidas causadas serán absorbidas sin causar un impacto generalizado, expone la agencia calificadora Fitch Ratings en un reporte. “Al tocar tierra, el huracán Patricia fue catalogado categoría 5. Sin embargo se degradó sobre la zona montañosa, por lo que sólo causó daños catastróficos a edificios, vivienda, agricultura y ganadería situados en el curso hacia la Sierra Madre Occidental. No obstante, Fitch cree que las pérdidas aseguradas serán mucho menores que las económicas.” En tanto, el marco regulatorio de seguros vigente en México sigue un enfoque conservador en cuanto al riesgo catastrófico. En la mayoría de los casos, la pérdida máxima probable en eventos catastróficos supone menos de 3% del patrimonio total de la industria. Además, debido al marco regulatorio, las compañías de seguros en México han acumulado un monto considerable de reservas catastróficas para desastres naturales, que a la fecha asciende a cerca de 2,300 millones de dólares, que representan 41% del patrimonio de la industria. La buena posición de las aseguradoras contrasta con el panorama de las familias, los pequeños empresarios y los agricultores afectados en Colima, Jalisco, Nayarit y Michoacán. Eloy López asegura que a ellos les costará un mínimo de cinco años recuperar sus hogares y negocios, mientras que Arturo González Briseño explica que este capítulo pondrá aún más énfasis en la necesidad de aumentar la inclusión financiera, no sólo en el sector asegurador, sino en todos los servicios financieros, incluyendo créditos. “Las personas que más sufrieron daños en su patrimonio, en su parcela o en su pequeño negocio no podrán recuperarse pronto; para salir adelante tendrán que pensar en maneras para financiarse en algún momento, y seguramente lo buscarán en los bancos, y será con un crédito a una tasa que no es tan accesible”, lamenta González Briseño. Foto: Mario Hernández Foto: Mario Hernández

 

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