Es necesario crear las condiciones para que el gasto estatal y municipal sea más evaluado y transparente. Se debe de evitar las duplicidades entre los programas federales y los estatales.     César Velázquez Guadarrama*    Una de las posibles ventajas del federalismo con relación a un sistema de gobierno central es la generación de competencia entre los diferentes gobiernos de un mismo nivel (entre los gobiernos estatales y entre los municipales en el caso de México). El argumento es que los ciudadanos al conocer la situación que se vive en los municipios o estados colindantes al suyo, obtienen al mismo tiempo mayores elementos para juzgar la actuación de su gobernante. Por ejemplo, si una persona observa que la delincuencia ha disminuido considerablemente en el estado de al lado pero no en el suyo, puede suponer, independientemente de la actuación del gobierno federal, que su gobernador no está haciendo tan buena chamba como el gobernador vecino. Así, el argumento continúa, el ciudadano presionará a su gobernante para que este haga un mayor esfuerzo. Pero para que en la práctica se observe esta ventaja del federalismo es necesario que los ciudadanos cuenten con la información suficiente que les permita comparar lo que está ocurriendo. En este sentido es de gran valía conocer los resultados sobre pobreza a nivel estatal que acaba de dar a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Gracias a esta información, sabemos que la pobreza sigue siendo un asunto a resolver en el país entero, pero también que entre 2010 y 2012 el Estado de México genero 616,000 nuevos pobres, mientras que Veracruz y Oaxaca redujeron el número en 306,000 y 161,000, respectivamente. También podemos saber que entre los estados con mayores niveles históricos de pobreza  –Oaxaca, Guerrero y Chiapas- Guerrero fue el único en que la pobreza no disminuyó en este periodo de análisis y que a pesar que el DF presume mucho sus programas sociales, entre 2010 y 2012 el porcentaje de la población en pobreza así como el número absoluto de personas en situación de pobreza permaneció prácticamente igual. Pero no sólo basta saber cómo van las cosas sino también entender  qué están haciendo bien unos estados y qué están haciendo mal otros. Un primer análisis sugiere que el número de programas y acciones de desarrollo social existentes en una entidad no es relevante para el éxito del combate a la pobreza. El “Inventario Coneval de Programas y Acciones Estatales de Desarrollo 2010” señala que el Estado de México y el DF contaron ese año con 282 y 190 programas o acciones respectivamente sin que, a la luz de los datos de pobreza 2012, se reflejaran en una disminución de la misma. Otro elemento central para aprovechar las buenas prácticas es conocer el impacto específico de los diferentes programas sociales y su costo. Pero por desgracia y a pesar de que algunas entidades cuentan con organismos similares al CONEVAL a nivel estatal, los programas sociales estatales y municipales son muy poco evaluados además de que no se genera información exacta y precisa sobre los montos de recursos públicos destinados a los mismos. Ante esta situación es necesario, y si bien respetando la soberanía de cada estado, crear las condiciones para que el gasto estatal y municipal sea más evaluado y transparente. Se debe de evitar las duplicidades entre los programas federales y los estatales y fomentar las complementariedades. En la medida que avancemos en estos puntos disminuirá el uso clientelar y político de muchos de los programas sociales que ahora existe.     Contacto: *César Velázquez Guadarrama es académico y coordinador de la maestría en Políticas Públicas de la Universidad Iberoamericana. e-mail: [email protected]   @PrensaIbero www.ibero.mx [email protected]

 

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