Por Miguel Helft Martin Varsavsky ha construido más empresas exitosas —seis— que los empresarios en serie más prolíficos. También ha engendrado más hijos —seis también— que la mayoría. Sin embargo, a sus 56, Varsavsky, una de las figuras más reconocidas en la escena tecnología de Europa, ha tenido un golpe de suerte. Doble. Después de mudarse a Estados Unidos desde España hace dos años, se puso a trabajar en el lanzamiento de una nueva compañía. Y su esposa, Nina, espera otro hijo en enero, el tercero de la pareja. “Por ahora le llamamos siete”, bromea Varsavsky. Ambos sietes están íntimamente relacionados. Su nueva startup, Prelude Fertility, cuya historia contamos aquí por primera vez, tiene un plan audaz voltear de cabeza a la industria de la infertilidad. Varsavsky no es solamente el fundador de Prelude, su hijo será el primer “bebé Prelude”. Armada con 200 mdd, Prelude planea llevar la tecnología de la infertilidad —fertilización in vitro y congelación de óvulos— y agresivamente amplió su alcance hasta la fertilidad, con la esperanza de marcar el comienzo de un mundo en el que las decisiones de las mujeres sobre la familia y la carrera no sean regidas por sus relojes biológicos. En lugar de atender principalmente a las mujeres que se acercan al final de sus años reproductivos, que con frecuencia tienen más dificultades para concebir, Prelude se dirigirá a las mujeres entre los 20 y mediados de los 30, cuando es más fácil recolectar los embriones y que los embriones se conviertan en bebés sanos. A medida que las mujeres retrasan cada vez más el momento del embarazo —hoy, casi una de cada tres mujeres en Estados Unidos tiene su primer hijo después de los 30 y casi una de cada 10 después de los 35—, Prelude se ve a sí misma como una póliza de seguro que da a las mujeres más control sobre sus opciones de fertilidad. “Estamos a punto de ayudar a las mujeres y a las parejas a tener bebés saludables cuando estén listos”, dice Varsavsky. Prelude no es la primera compañía en instar a las mujeres a pensar acerca de la fertilidad cuando aún son jóvenes. Mientras que algunos críticos aseguran que la congelación de óvulos para las mujeres más jóvenes es un procedimiento riesgoso y a menudo innecesario que les puede dar una falsa sensación de seguridad y aumentar la presión para anteponer la carrera a la familia, un grupo de nuevas empresas con nombres como Extend Fertility and EggBanxx han surgido para servirles, ofreciendo planes de financiamiento que hacen más fácil cubrir el procedimiento, que puede costar entre 5,000 o 1,000 dólares o más. (Añadir la fertilización in vitro puede duplicar el costo.) Hace dos años Apple y Facebook se convirtieron en las primeras grandes empresas en ofrecer la congelación de óvulos como un beneficio, y este año el Pentágono puso en marcha un programa piloto que paga por el congelamiento de óvulos y esperma, que forma parte de una iniciativa para retener a las tropas. Pero Prelude tiene como objetivo llevar esa idea a las masas, dándole escala y el atractivo característico de Silicon Valley. Varsavsky ya ha puesto a trabajar su dinero, invirtiendo, se estima, decenas de millones de dólares en la compra de una participación mayoritaria en la clínica más grande de fecundación in vitro en el sureste de EU, Reproductive Biology Associates de Atlanta, y su filial, My Egg Bank, el mayor banco de donación de óvulos congelados en el país. Las adquisiciones marcan el inicio de lo que Varsavsky espera que eventualmente se convierta en una marca nacional de fertilidad. En lugar de ofrecer servicios separados, como la congelación y el almacenamiento de óvulos o la fecundación in vitro y los medicamentos hormonales, Prelude lanzará un paquete integral llamado Prelude Method. Incluye cuatro pasos: la congelación y conservación de óvulos, la creación de embriones cuando una mujer está lista, el análisis completo para descartar enfermedades congénitas y anomalías cromosómicas, y “transferencias de un solo embrión” para reducir al mínimo las posibilidades de concebir mellizos o trillizos, un fenómeno frecuente cuando se transfieren múltiples óvulos durante la fertilización in vitro (FIV). (Prelude, que espera atender a las parejas que puedan no estar listas para tener hijos, también ofrecerá la congelación de esperma en los hombres.) Prelude también planea hacer el proceso más asequible, ofreciendo opciones con tarifas bajas por adelantado. Sin embargo, mantener los huevos seguros y congelados, costará desde 199 dólares al mes. Prelude apuesta a que las mujeres jóvenes pagarán unos 1,000 dólares al año para alterar la ecuación entre carrera y familia. “Si supieras que tus huevos están seguros y que sirven, ¿qué decisiones tomarías sobre tu vida?”, pregunta Allison Johnson, una ex ejecutiva de marketing de Apple que ayudó a lanzar el iPhone y que superó sus propios problemas de fertilidad con tratamientos hormonales. Su agencia, West, está ayudando a desarrollar el plan de penetración en el mercado de Prelude. “Eso es lo que realmente me parece emocionante sobre esto”, dice Johnson. “Ve, estudia ese posgrado, espera a tu alma gemela, viaja por el mundo, la familia te estará esperando. Para mí eso es tan liberador para las mujeres como lo fue la píldora en los años 60.”   Una larga gestación Varsavsky comenzó a pensar en Prelude hace unos seis años. Este empresario tecnológico ha tenido desde hace mucho tiempo un interés en las ciencias de la vida. Cuando él y su esposa Nina intentaban formar una familia, Nina, entonces de 31 años, descubrió que tenía problemas de infertilidad poco después de casarse. La nueva familia pudo concebir su primer hijo por fecundación in vitro y congeló sus óvulos y espermatozoides para el futuro. Ahora tienen dos niños sanos, de 5 y 3 años, y el tercero viene en camino, y todos fueron concebidos mediante fertilización in vitro, pero la experiencia fue desgarradora. (La pareja también pasó por una serie de pruebas genéticas, muchas de las cuales serán parte de Prelude Method.) Además, Varsavskys sabía que había parejas que no eran capaces de concebir por fecundación in vitro. Los datos lo confirman: 12% de las mujeres estadounidenses entre 15 y 44 años enfrenta dificultades para concebir sin ayuda, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EU. Desde su infancia en Buenos Aires, Varsavsky ha buscado constantemente oportunidades únicas en grandes mercados. Su familia emigró a EU en la década de 1970 luego que su primo David Varsavsky fuera “desaparecido”, un eufemismo para el asesinato que data de los tiempos de la dictadura militar argentina. Mientras estudiaba en la Universidad de Columbia, lanzó una empresa inmobiliaria que convierte edificios industriales en lofts residenciales. Dos años más tarde, él y otro argentino, César Milstein, premio Nobel de Medicina, cofundaron una compañía de biotecnología llamada Medicorp Sciences, ahora con sede en Montreal, que desarrolló uno de los primeros tratamientos para el sida. En los años 90 Varsavsky dedicó su atención a una serie de esfuerzos en la industria de las telecomunicaciones. La primera, Viatel, fundada en 1991 en la ciudad de Nueva York, ofrecía llamadas de larga distancia de bajo costo y salió a bolsa tres años después. En 1995 Varsavsky se trasladó a Madrid y posteriormente comenzó Jazztel, un proveedor de servicios de Internet y telecomunicaciones que se hizo público en 1999. Después lanzó Ya.com, un proveedor de internet que vendió dos años después a Deutsche Telekom. Su siguiente empresa, un servicio de apps alemán llamado Einsteinet, fracasó rápidamente, y personalmente le costó 50 mdd. Ése fue un problema menor. La cadena de éxitos dejó a Varsavsky una fortuna que Forbes calcula en 300 mdd. Después de tomarse un descanso después de la caída de las puntocom, Varsavsky fundó Fon, que tenía un ambicioso plan para crear una red global de “Foneros”, que compartirían sus conexiones Wi-Fi entre ellos, permitiendo a los usuarios en movimiento conectarse a Internet en cualquier lugar del mundo. La startup, que recibió inversión de Google, Skype, Sequoia Capital e Index Ventures, ha crecido a más de 20 millones de usuarios, aunque aún tiene que lograr su visión de ofrecer un Wi-Fi ubicuo. Después de que la compañía se volvió rentable el año pasado, Varsavsky decidió renunciar como CEO (sigue siendo presidente) para enfocarse a tiempo completo en el negocio de la fertilidad. Prelude nació oficialmente en 2015. Varsavsky rápidamente se dio cuenta de que el modelo de startup típico no funcionaría. Debido a la regulación y otros obstáculos, decidió que sería mejor comprar una clínica de fertilidad y banco de óvulos existente. Eso significaba que tendría que buscar fondos de capital privado en lugar de capital de riesgo. Finalmente llegó a Lee Equity Partners, que se enfoca en transacciones del mercado medio y que había estado observando el potencial del negocio de la fecundación in vitro. La industria de la FIV en Estados Unidos tiene todo lo que al capital privado le gusta: escala (cerca de 2,000 mdd al año) y crecimiento (más de 10% al año), además de estar fragmentada y tener un marketing obsoleto. Es una industria asociada con el fracaso: Aproximadamente dos tercios de los ciclos de FIV no producen ningún bebé, según la Sociedad de Tecnología de Reproducción Asistida (SART). Al congelar de óvulos de la mujer antes de que su fertilidad comience a declinar, Prelude debe ser capaz de contar historias de éxito. Con sus compras iniciales —la próspera RBA y My Egg Bank, que congela aproximadamente 40% de todos los óvulos de donantes de EU—, Prelude ya es rentable, y tiene ingresos estimados de alrededor de 35 mdd. Además, ya se prepara para un crecimiento continuo. “Tenemos la intención de crecer a nivel nacional y asociarnos con las clínicas líderes en EU”, dice Collins Ward, director de Lee Equity.   Una alternativa segura Las técnicas para la congelación y recuperación de los óvulos, cuyo nombre oficial es criopreservación de óvulos, embriones y espermatozoides, han existido desde hace más de 30 años y se usa a menudo como una forma de preservar la fertilidad en pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia. Normalmente, las mujeres pasan por un curso de medicamentos para la fertilidad que estimulan los ovarios para producir huevos. Luego, los médicos extraen los óvulos con una aguja que penetra a través de una pared de la vagina hacia el ovario. Dado a que un óvulo, a diferencia de un embrión, es una sola célula compuesta principalmente de agua, la lentitud de la técnica de congelación estándar con frecuencia crea cristales de hielo, por lo que los huevos resultan inutilizables. En la década pasada, la vitrificación, una nueva técnica de congelación exprés, ha mejorado enormemente el número de éxito, lo que llevó a la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva a eliminar la etiqueta de “experimental” del proceso en 2013. Sin embargo, el grupo emitió una advertencia: “El marketing de esta la tecnología con el fin de retrasar la maternidad puede dar a las mujeres falsa esperanza y alentar a las mujeres a retrasar la maternidad.” A partir de ahora, RBA, con sede en los suburbios de Atlanta, sirve como centro neurálgico de Prelude. Para los visitantes luce como un consultorio médico estándar, con salas de espera y salas de examinación a lo largo de los pasillos pintados en tonos pastel y adornos con imágenes relajantes. Detrás de las cámaras varios técnicos trabajan dentro de un gran laboratorio, algunos mirando a través de sus microscopios y otros frente a sus computadoras, en medio de una serie de equipos que incluye varias incubadoras enormes. Hay una máquina de control mecánico que permite que un técnico, use una pequeña jeringa para perforar la membrana de un óvulo y fertilizarlo con el esperma, todo mirando a través de un microscopio. Al lado del laboratorio hay una gran bodega llena de tanques de criopreservación, cilindros de un metro de alto con forma de pequeños R2-D2s. Cada uno está lleno de nitrógeno líquido y conserva óvulos y embriones a -160 grados Celsius. Hasta hace poco, el número de mujeres que había optado por congelar sus óvulos para preservar sus opciones de fertilidad era relativamente bajo (6,200 en 2014). Pero después de los anuncios de Apple y Facebook sobre la adición del congelamiento de óvulos como parte de los beneficios para sus empleados, y que celebridades como Sofía Vergara y Kim Kardashian hicieran público su uso del procedimiento, los médicos de fertilidad están reportando una oleada de interés. No hay duda de que congelar los huevos a una edad joven mejora los resultados. El Dr. Zsolt Peter Nagy de RBA, que ayudó a desarrollar las primeras técnicas de vitrificación, dice que una extracción de óvulos en una mujer de 32 años de edad, por lo general producirá entre 15 y 20 huevos, lo que eventualmente resultaría en aproximadamente 10 a 14 huevos fertilizados y 4 a 8 embriones utilizable. Una paciente de 40 años de edad, por su parte, normalmente produciría entre 4 y 15 huevos, y terminaría con menos de 3 embriones utilizables y en algunos casos ninguno. Como resultado, un ciclo de FIV con óvulos de una mujer de 32 años tiene una probabilidad más o menos de 50% de resultar en un nacimiento vivo, según los datos de los CDC; la figura cae por debajo del 20% para una mujer de 42 años de edad. Pero hay muchos críticos y escépticos. Aunque la extracción y congelación de óvulos es segura en la mayoría de los casos, las inyecciones requeridas pueden causar inflamación y el malestar. En un pequeño número de casos las complicaciones requieren atención hospitalaria. “La recuperación de varios óvulos implica potentes inyecciones de hormonas, algunas de ellas usan productos sin etiqueta que no han sido aprobados para la extracción de huevos”, dice Marcy Darnovsky, directora ejecutiva del Centro de Genética y Sociedad. “Los riesgos a corto plazo van de leves a muy graves, y los riesgos a largo plazo son inciertos, ya que no se han estudiado adecuadamente.” Otros dicen que la industria antepone las ganancias a la seguridad. Y el costo es un problema, también, especialmente porque la mayoría de los óvulos congelados nunca serán usados. En 2014, sólo 1.6% de los bebés nacidos en Estados Unidos fue concebido por fecundación in vitro, de acuerdo con SART, cuyos datos cubren más de 90% de las clínicas. Pero en cierto modo, la preocupación por el costo evade el punto más importante. Las mujeres jóvenes no congelan sus óvulos para buscar una FIV en el futuro, lo hacen para tener una póliza de seguro que extienda el reloj biológico y les permita crecer profesionalmente de forma tan libre como los hombres sin tener que comprometer su elección de pareja. Si esos óvulos nunca son usados, ése será el costo de la tranquilidad. “Me siento totalmente liberada”, dice Leila Janah, de 33 años, una conocida empresaria de Silicon Valley, quien recientemente escribió acerca de su decisión de congelar sus óvulos. Ella dice que las mujeres profesionales se enfrentan a menudo a mensajes contradictorios: una intensa presión, no sólo por tener éxito en sus carreras, sino también por “asentarse”, hayan encontrado a la pareja adecuada o no. “Si queremos promover la plena participación de las mujeres en la fuerza de trabajo y el mundo, tenemos que darles las opciones de tener una familia cuando quieran”, dice Janah. Varsavsky es muy consciente de que Prelude está saltando a un territorio sensible, pero lo mueve la convicción de que la infertilidad en todas sus formas —la incapacidad de una mujer no sólo de tener un hijo, sino también de tener tantos como ella quiera—, tiene un costo cada vez más doloroso en las familias. Prelude, sin contar el personal de alrededor de 100 empleados de RBA y My Egg Bank, sigue siendo pequeña, con solo 5 empleados, casi todos ellos han sido tocados por la infertilidad, dando a la compañía un sentido de misión. “La parte emocional impulsa lo que estamos tratando de hacer”, dice Tia Newcomer, directora de ingresos de Prelude, cuyo marido es un sobreviviente de cáncer que optó por no congelar su esperma cuando fue diagnosticado a los 18 años, obligándolos a buscar la ayuda de un donante de esperma con el fin de tener hijos. Desde las oficinas de Johnson en Presidio, San Francisco, las que Varsavsky usa como sede temporal, Prelude desarrolla una campaña de marketing que promete enfocarse en la educación en vez del miedo. Eso incluirá animar a las mujeres y sus gineco obstetras para realizar de forma más rutinaria análisis de la hormona AMH, cuyo nivel puede determinar la probabilidad de infertilidad. Y Varsavsky busca volver a su empresa nacional asociándose con una red de clínicas que ofrezcan el Prelude Method. Se espera que el empuje publicitario comience en noviembre. “La ciencia de Prelude funcionará”, dice Varsavsky. “Si no lo hace, es porque no fuimos capaces de hacer que los millennials pensaran en el futuro.”

 

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