Es difícil saber cuándo la historia tecnológica de Pedro y el Lobo –¡cuidado, ahí vienen los disruptores!– será cierta, así que, como nos ha enseñado la historia, lo mejor es estar preparado.   Por Andrew Anagnost* Kodak se perdió la revolución digital y, como las fotos cuando se hacían viejas, se desvaneció con el tiempo (aunque ellos inventaran la primera cámara digital en 1975). Mientras, nuevas y dinámicas categorías de cámaras, impresoras y accesorios entraban al mercado. Luego vino el caso de Blockbuster. “Sé bueno, rebobina la cinta”. Al parecer esto no aplicó para la compañía, que colapsó ante la constante presión de la entrega de DVDs y streaming de Netflix. Al final, los primeros suscriptores en adoptar este nuevo sistema obtuvieron beneficios, como precios accesibles y una mejor relación por ser precursores. Más allá de ellos, esta historia de nuevos mercados e influencias sigue dando de qué hablar. ¿Quién iba a pensar que Netflix empezaría a competir con las empresas tradicionales de entretenimiento, convirtiéndose en un productor de contenido de alto perfil y que sus suscriptores se harían adictos a series como House of Cards? Y sí, está sucediendo. ¿Qué tienen en común Kodak, Blockbuster y Netflix? Innovación disruptiva. Un estado de cambio constante que es endémico a la industria de la tecnología ya que frecuentemente sufre la historia de Pedro y el lobo (por ejemplo, todo el mundo debe “¡estar listo para la siguiente revolución!”). Y a veces, es complicado predecir si es real o no. Pero un gran cambio está en camino. Lo veo en la puerta de entrada de los negocios de nuestros clientes. La forma en que las cosas son hechas está en una transición que no se ha visto desde la revolución de la PC. Está mucho más allá de lo que la mayoría espera. Es tiempo ya sea de romper paradigmas o de ser roto por ellos.   ¿Dónde estamos hoy? El mundo no sólo está en la cúspide de un gran cambio. Lo está viendo suceder hoy. Hay cambios culturales. La actitud hacia la propiedad intelectual está evolucionando, las fuentes abiertas y el sharing son cada vez más aceptados. Los consumidores también están cambiando, quieren saber de qué está hecho el producto, dónde lo hicieron y qué proceso se utilizó. Quieren productos de calidad que sean personalizados y construidos para durar. Y están dispuestos a pagar por ellos. El proceso de diseño en sí está teniendo una transformación radical. La gente alrededor del mundo puede y quiere colaborar para resolver problemas. La movilidad no sólo es importante, es imperativa. Recientemente Google anunció que, por primera vez, las búsquedas móviles sobrepasaron a las realizadas en computadoras en más de 10 países, que incluían a Estados Unidos y Japón. La forma en que las cosas (un edificio, una carretera, un gadget) son físicamente producidas, también se está transformando, ya nada es como antes. El tener acceso a diferentes y complejos métodos de producción, como la prefabricación de componentes modulares para un edificio o a “micro-fabricas”, proporciona una ruta fácil para la cadena de suministro. Por supuesto, la impresión 3D puede ser un jugador clave en este tablero. Sobre todo, las cosas ya no son sólo “cosas” y no pueden ser producidas en aislamiento. La línea entre hardware y software cada vez es más borrosa. La conexión es cada vez más profunda entre cómo se diseña algo, hasta su sitio en el mundo.   Aquí viene la disrupción El miedo domina sobre el cambio; por algo se llama disrupción. El mundo del software está cambiando radicalmente. Aquellos que sobrevivan serán los innovadores los que no temen a nada, aquellos que desarrollaron y vendieron cámaras digitales. Las compañías se deberían preguntar: ¿Soy Blockbuster o soy Netflix? El modelo de suscripción al software no sólo es el futuro, es el aquí y el ahora. El software de escritorio tuvo su momento, pero si el mundo está en constante movimiento, la industria debe de hacer lo mismo. La disrupción masiva alrededor de la nube, como una plataforma de desarrollo de software es un motivo más para el modelo de suscripción. Resulta que la nube es el mejor camino para resolver algunos problemas y realidades que están sucediendo. Desde cómo colaborar con colegas alrededor del mundo hasta cómo reducir costos operacionales. Cambiar a un modelo de suscripción y Cloud no significa sólo tomar tu software y ponerlo en la nube. El software tiene que ser rediseñado para adaptarse a una nueva realidad de como se hacen las cosas, cómo trabaja la gente, cómo se accede a la tecnología, todo cambia a la orden del día. Aquellos que lo asimilen, sobrevivirán y tendrán éxito. Muchas compañías de software se están haciendo preguntas y tomando importantes decisiones justo ahora. ¿Confrontan el modelo que tienen y lo adaptan para ser relevantes y líderes en el futuro? Autodesk lo hizo y se sumó a la nube hace más de tres años. No siempre ha sido fácil, por supuesto han aparecido retos que no estaban previstos. Pero también, beneficios inesperados. La accesibilidad que las suscripciones ofrecen es lo que más me entusiasma. Nunca antes se habían visto costos iniciales tan bajos. Es una auténtica democratización de las herramientas en su máxima expresión. Es hora de ser disruptivos. Cuenten conmigo.   *Andrew Anagnost es vicepresidente de Estrategia para la Industria en Autodesk **Este artículo fue publicado originalmente en Line//Shape//Space, una página de Autodesk dedicada a diseñadores y creadores que exploran el futuro de hacer las cosas. El sitio comparte historias de innovación y ofrece consejos prácticos para que su negocio sea un éxito.

 

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