La izquierda sí que sabe llamar la atención. Los globalifóbicos igual. Por ejemplo, basta con que tres chicas globalifóbicas se encueren y protesten en Davos, a menos 10 grados centígrados, para que la Reunión Anual del Foro Económico Mundial no pase inadvertida.     Un grupo de jóvenes mexicanos,sumamente activos profesionalmente, se me acercó en mayo para pedirme algunas ideas respecto a cómo impulsar ideas de derecha. Estos jóvenes atendieron un intenso seminario de formación en liderazgo auspiciado por la Universidad de Georgetown, en Washington, DC, y convivieron intensamente con más de 100 compañeros latinoamericanos, con quienes formaron una intensa amistad y una red cuya característica común es la identificación de valores. ¿Cuáles? Hasta donde pude comprender: el libre mercado, el respeto a la ley, la libre competencia. Los valores del capitalismo. El acercamiento me generó una serie de reflexiones algo atrevidas para defender los postulados de la derecha, algunas de las cuales compartí con ellos. Su propósito es organizar un foro para los más de 100 latinoamericanos que visitarán México hacia finales de octubre próximo. Ellos quieren que el presidente Peña Nieto inaugure su reunión anual y que algunos empresarios compartan lecciones de liderazgo y empresariales. Hasta ahí, todo bien. Pero cuando me preguntaron qué haría yo, les respondí que teniendo la edad que tienen, y siendo una generación promisoria para enarbolar las mejores causas del sistema capitalista, me parecían demasiado correctos. Les di un par de ideas para su reunión anual. Una, que imprimieran un calendario con las jóvenes que integran su grupo latinoamericano. El calendario podría llamarse “Las chicas de la derecha latinoamericana”. En su grupo no hay más de 20 o 25, así que tienen de dónde escoger. Les ponen un bikini y listo. En octubre o noviembre lanzarían el calendario 2015. Cuando dije esto, sus ojos se abrieron y esbozaron grandes sonrisas. Pero también me dijeron que en su grupo hay mujeres jóvenes que provienen de familias bien habidas, o sea que la idea del calendario no era tan fácil de instrumentar. Luego les dije: “Quemen los periódicos de izquierda. Hagan que todos sus compañeros latinoamericanos traigan en octubre un bonchecito con los diarios de izquierda que se imprimen en sus países, párense en el Ángel de la Independencia y hagan una fogata.” Nuevamente volvieron a sonreír. Las dos ideas que compartí con ellos son legales. No obstante, no estoy seguro de que las instrumenten. Me imagino los debates internos de su grupo. Algunos dirán que ellos no son así. Yo insistí en que los jóvenes son disruptivos por naturaleza, que deben atreverse a llamar la atención con acciones icónicas y atrevidas –por supuesto, legales–, que equilibren la balanza de quienes se manifiestan con sonoridad desde la izquierda. La izquierda sí que sabe llamar la atención. Los globalifóbicos igual. Por ejemplo, basta con que tres chicas globalifóbicas se encueren y protesten en Davos, a menos 10 grados centígrados, para que la Reunión Anual del Foro Económico Mundial no pase inadvertida en ciertos medios de comunicación que típicamente no cubren ese evento. Comenté con estos jóvenes inquietos que si hacen un “foro más”, no pasará de eso: de ser un foro más, donde ocho o 10 personalidades les digan cómo se hace política, leyes, empresa o se cuida el medio ambiente. Pero nada más. En tres días nadie se acordará de ellos. Insisto en que los jóvenes de la derecha son demasiado correctos. Los educan sus madres para ser obedientes y brillan dentro del sistema desde muy chiquitos. Emprenden negocios, obtienen buenas calificaciones. Pero esto resulta en personalidades públicas a veces muy aburridas. Véase el desdibujo en que cayó el pan con su proceso electoral interno y lo poco sexy de sus acciones públicas. El PRD, por el contrario, es más creativo, y sus acciones tienen más impacto en los medios masivos. Recuérdese la famosa “cadena humana” contra la reforma energética. Estuvo chafa, pero llamó la atención. Además, difícilmente se olvida. La derecha tiene que dejar salir la creatividad de sus jóvenes. Evidentemente lo más importante son los postulados que las nuevas generaciones empiecen a defender. Es decir, las formas no deberán sustituir al fondo. No obstante, con formas correctas difícilmente se cautivarán públicos amplios, y se requiere urgentemente que millones de personas comprendan cada día más porqué es vital defender las libertades individuales, el respeto a la ley, los procesos democráticos y la meritocracia. Si los jóvenes de derecha no irrumpen pronto con acciones llamativas que reflejen sus ideales y su atrevimiento, corremos el riesgo de que se sigan gestando caudillismos arraigados desde la izquierda. Y, ¡ojo!: los caudillos no se neutralizan en las urnas.     Contacto: Correo: [email protected]     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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