El gobierno de Enrique Peña Nieto espera que la industria petroquímica, que produce desde fertilizantes hasta tuberías y compuestos industriales, reciba la mayor cantidad de inversión privada a través de nuevos permisos.    Reuters   Una propuesta de reforma energética de México podría estimular a las empresas petroquímicas al asegurarles suministros baratos a largo plazo en áreas como petróleo y gas, al tiempo que podría atraer nuevas caras al sector, aunque los beneficios no serían visibles de inmediato. El presidente Enrique Peña Nieto presentó la semana pasada su propuesta de reforma para iniciar una apertura a la inversión privada en el firmemente estatizado sector energético, que incluye petróleo, gas y electricidad. Su Gobierno quiere cambiar la Constitución para permitir contratos de utilidades compartidas, un camino medio entre los grupos pro empresariales que quieren concesiones en el lucrativo sector y los representantes de la izquierda, que prefieren que el Estado mantenga absoluto control sobre el petróleo y el gas. La propuesta también incluye provisiones para que el Gobierno otorgue permisos para la construcción de refinerías y petroquímicas, plantas de almacenamiento y ductos, áreas en las que el país tiene deficiencias. Las importaciones de gasolina de México se han incrementado en un 20% en los últimos 4 años, periodo en el que la producción total local de petroquímicos se ha reducido en 10%, según datos compilados por el monopolio estatal Pemex. El Gobierno espera que la industria petroquímica, que produce desde fertilizantes hasta tuberías y compuestos industriales, reciba la mayor cantidad de inversión privada a través de nuevos permisos, dijo un funcionario de alto nivel. Pero la reforma constitucional todavía no ha sido aprobada por el Congreso y después habrá que esperar por los pormenores contenidos en leyes secundarias que darán los detalles para posibles inversiones. Algunos se están reservando su juicio, mientras que otros son optimistas. “Creo que para muchas de estas empresas será un caso de antes y después de la reforma”, dijo Fernando Bolaños, un analista petroquímico con el Grupo Financiero Monex en México. Mexichem, Alfa y su subsidiaria Alpek, las tres mayores empresas locales del sector, se beneficiarían de varias maneras de la reforma.   Poca presencia petroquimica   Si las grandes petroleras, como BP y Exxon Mobil Corp, son atraídas para ayudar a incrementar la debilitada producción de crudo de México, podrían impulsar una mayor producción de gas y electricidad más barata, que en el largo plazo harían más atractivas las inversiones privadas. “Hay muy poca presencia petroquímica en el país, y muy poca presencia de petroquímicas foráneas, así que estoy seguro de que están pensando que si la reforma energética progresa como se espera, México merece más inversión”, dijo Cleantho Leite, director comercial de Braskem Idesa, una asociación entre la brasileña Braskem y la mexicana Idesa. Braskem llegó a México en el 2008, cuando ocurrió la última reforma energética en el país, y está construyendo una planta de polietileno de 4,500 millones de dólares en el costero estado de Veracruz. Leite espera que empresas como BASF, DuPont y Dow Chemical entren al mercado local o consoliden posiciones en el mismo como resultado de la reforma, mientras que Bolaños considera que Formosa Plastics y Solvay también podrían tener interés. DuPont, por su parte, “ve la recientemente anunciada reforma energética muy favorablemente, porque incrementa el monto de inversión en los sectores de petróleo y gas, lo que resultará en atractivas oportunidades para las empresas operando en el sector”, dijo Pedro Fernández, vicepresidente de DuPont Sustainable Solutions. DuPont ha operado en México desde 1928. John Schmidt, portavoz de BASF, dijo por correo electrónico que “damos la bienvenida a las reformas propuestas, pero es muy pronto para comentar sobre los efectos potenciales (…) o para especular sobre ocurrencias futuras”. Un portavoz de Formosa Plastics, con sede en Estados Unidos, dijo que estaban manteniéndose al tanto de los acontecimientos. Las demás empresas internacionales no respondieron de inmediato a solicitudes de comentario. Por su parte las mexicanas Alpek, Alfa y Mexichem declinaron comentar.   Se disparan acciones   Desde que se empezaron a conocer detalles de la reforma hacia mediados de julio, las acciones de Alpek se han disparado cerca de un 11%, mientras que las de Mexichem lo han hecho en cerca de un 14% en la bolsa mexicana. Braskem Idesa espera que el creciente déficit mexicano de etileno, usado para la maduración de fruta, alcance 1.5 millones de toneladas al año para mediados de la próxima década. La producción de Pemex está estancada en unas 700,000 toneladas al año. Expertos advierten que la industria solo florecerá una vez que las empresas privadas de energía lleguen a explotar las abundantes reservas mexicanas en aguas profundas y esquistos. Pero eso depende de la aprobación de contratos de utilidades compartidas de Pemex que sean lo suficientemente atractivos. Por ejemplo, Alfa podría expandir su negocio de exploración con el lanzamiento de una empresa local de gas natural o trayendo al país a su subsidiaria Newpek, que actualmente explota gas natural en Estados Unidos. Al mismo tiempo todas las empresas se beneficiarían de la apertura de la empresa eléctrica estatal, la CFE, que podría hacer que las tarifas bajaran hasta la mitad. Leite, de Braskem Idesa, sostuvo que una baja en las tarifas eléctricas dependerá de una mayor producción de gas. Expertos comentaron que una mayor competitividad traería una baja en los precios, pero al mismo tiempo destacaron que las petroquímicas mexicanas ya compiten a nivel global con muchos de los potenciales nuevos arribos. “México debe abrir rápidamente el proceso de licitaciones, sea de bloques costa afuera, o de esquisto”, dijo Leite. “Cuando lleguen las empresas de gas y de petróleo, y haya más producción, entonces veremos llegar a más petroleras”, agregó.

 

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