Para este fin de semana, el autor de este blog comparte tres sabrosas reseñas: cine, libros y teatro. Para todos los gustos.     I. Cine. El pasado 5 de abril murió Juan José Bigas Luna (1946-2003), controvertido director de cine cuyas fuertes historias dieron originalidad y profundidad psicológica al cine posfranquista español, y cuyo legado estético transita de lo mórbido a lo poético. El cine de Bigas Luna se caracteriza por mostrar abigarradas tramas enmarcadas en el melodrama sórdido y rayando en lo porno soft, cuya originalidad proviene de la visualización de la iconografía e idiosincrasia hispánica y la exaltación de todo tipo de elementos folklóricos de su país: toros, jamón serrano, enxanetas catalanes, pantumaco catalán y hasta execrables canciones de Julio Iglesias. Sin embargo, estas variadas herramientas dramáticas y temáticas permitieron a Bigas Luna diseccionar la naturaleza humana hispanohablante, penetrar a sus abismos pasionales y denunciar sus complejos y vicios asesinos. En la película La teta y la luna (España–Francia, 1994) sorprende la complejidad del personaje principal, Tete, un niño destetado a destiempo quien buscará sustituir la leche nutricia de su madre con la de alguna mujer bien dotada. Esta precoz pulsión de búsqueda de par llevará a Tete a enamorarse de Estrellita, curiosa cantante de un circo posmoderno, quien aceptará sus galanteos mientras vive una tormentosa relación con su marido y su amante. Tras apegarse indebidamente al arquetipo de héroe desvirgador, Tete regresará a la inocencia de su infancia y conseguirá el ansiado alimento, en una imagen onírica final, al ser amamantado por Estrellita y por su madre, en un súbito desdoblamiento de la diosa madre primigenia que prodiga vida en la tierra. Bigas Luna no escatima los estímulos reptílicos al espectador, a quien complace mostrándole al desnudo abultados pechos femeninos y, como en otras célebres películas suyas (Las edades de Lulú, 1990; Jamón, jamón, 1992 o Huevos de oro, 1993), festines de cuerpos enroscados, combinaciones diádicas o tripartitas de animales humanos en fricción y conjuntos de músculos en rítmico movimiento. Sin embargo, la poesía psicoanalítica brota en distintos momentos, especialmente al final, en la imagen del niño con zapatos y uniforme escolar, amamantado por la mítica diosa madre, que se convierte en el reflejo de ese infante que nos habita a todos y que de pronto asoma y provoca arranques de ira, caprichos insólitos o terrores arcaicos en quienes creemos ser adultos civilizados y racionales. El legado erótico poético del cine de Bigas Luna deberá ser valorado con mayor objetividad tras de su muerte, pues el cineasta ya no podrá intervenir en la discusión. Su aproximación a la primacía de los instintos y a las pasiones humanas queda como enseñanza para aquellos cineastas interesados en retratar al agitado habitante de la vorágine actual.   II. Libros. La molécula de la felicidad (Urano, 2012) es un impresionante estudio de campo del investigador estadounidense Paul J. Zak sobre el origen de la confianza en el ser humano y que, a decir de este economista metido en la neurociencia, se encuentra en la oxitocina, hormona femenina que controla el parto y la lactancia, pero que también produce el cuerpo masculino, propiciando apego sexual y amor fraterno. La actitud de confianza, rasgo filogenético que caracteriza al hombre desde la perspectiva de otros estudiosos del animal humano como Frans de Waal o Desmond Morris, es una clave en la evolución de nuestra especie gregaria y solidaria como pocas. Este libro de 224 páginas es una lectura recomendable para quienes desean diseccionar mejor las causas de la conducta humana, inspeccionando la caja negra de nuestros instintos básicos. Zak ha sido llamado “el doctor amor” y sigue investigando las reacciones que provoca la oxitocina por medio de experimentos en redes sociales.   III. Teatro. El productor Gerardo Quiroz anuncia el retorno de Cats a la escena musical mexicana. Obra musical original de Andrew Lloyd Webber, basada en Old Possum’s Book of Practical Cats (1939) del excelso poeta estadounidense nacionalizado inglés T.S. Eliot, quien idealiza la misteriosa naturaleza de los gatos –mitad mascotas domésticas, mitad emisarios del inframundo–. Fue estrenada en Broadway en 1981 y repuesta en múltiples versiones a nivel nacional e internacional. Cats escenifica la personalidad bien definida de los gatos, sus poderes sobrenaturales y su vida paralela a la de  sus humanos amos. Un buen pretexto para revisitar las referencias teatrales a obra inmortal de T.S. Eliot y, además, apoyar los montajes de compañías mexicanas interesadas en el virtuosismo y la espectacularidad de la comedia musical estadounidense (así como en su éxito comercial).   Contacto: Facebook: Armín Gómez Barrios Twitter: @literacom e-mail: [email protected] http://itesm.academia.edu/AGomezBarrios/

 

Siguientes artículos

Ser madre en México… según las estadísticas
Por

¿Cómo surgió uno de los días más comerciales de la actualidad? ¿Cuántas madres —sin doble sentido— hay en México y qué d...