Desde los 18 años de edad Samuel Gurrión ha emprendido una trayectoria empresarial llena de éxitos y también de amargas y educativas experiencias; que iniciaron cuando a esa temprana edad, tuvo el sueño de convertirse en alguien importante para Oaxaca, para lo cual, se formó en primer momento como abogado por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Por Fernanda Martínez Samuel Gurrión nació en el seno de una familia sencilla, como tantas de la provincia oaxaqueña. De padres cristianos que se repartían el trabajo de ayudar a los demás en las comunidades a las que llegaban y conseguir el sustento diario para la familia, este hombre supo desde joven que para salir adelante tenía que emprender. Y emprendió. “Ser empresario en Oaxaca es un acto de fe. El 50 por ciento del año, las carreteras están tomadas por grupos políticos, lo que hace que el crecimiento del estado en el tema de negocios esté detenido. La inversión también se paraliza porque los empresarios quedamos sujetos a hacer negocios con el gobierno, porque ninguna compañía nacional o internacional se atreve a introducir su dinero en un estado con tantas complicaciones y sin garantías judiciales”, explica el ex Diputado Federal.
el empresario filántropo que comprendió cómo ayudar al desarrollo de Oaxaca

Samuel Gurrión: El empresario filántropo que comprendió cómo ayudar al desarrollo de Oaxaca

Dificultades que en su faceta como empresario padeció en carne propia y que en su quehacer político ocupan un lugar primordial en su agenda. “Muchas veces me quemaron camiones llenos de mercancía y los grupos políticos me pidieron cuotas para poder dejar pasar mis camiones y abrir mis empresas”. “En Oaxaca, los empresarios también lloran porque el clima político y social que hemos tenido en los últimos años no permite que los empresarios y emprendedores puedan crecer sus proyectos exitosamente. Los hombres de negocio dependen casi únicamente del dinero del gobierno, de las participaciones federales. ¿Por qué?  Con los conflictos sociales que históricamente se viven, sobre todo con el magisterio y la inseguridad, no tienen oportunidad de crecer saludablemente”, menciona Gurrión reconociendo cómo lo marcó su faceta de empresario, dándole una sensibilidad especial con las necesidades del empresariado oaxaqueño. Hace unos años, tuvo una nueva disyuntiva ¿Por qué entrar en el mundo de la política, cuando la construcción de las propias empresas es por fin sólida y redituable? Samuel Gurrión lo tuvo claro desde que tocaron su puerta con la propuesta de competir en las elecciones por un puesto como Diputado Federal. “Hice un alto en mi vida empresarial, y desde que me invitaron a participar en política decidí que era importante aportarle algo a mi estado. Yo me había dedicado al sector empresarial, dejando un poco de lado el tema social, más allá del bienestar de mis colaboradores, no obstante haber crecido y formado en un estado tan pobre como Oaxaca”, confiesa el emprendedor. “Tomé la decisión con el ideal que surgió en mi vida de niño y que se enriqueció con mi gran experiencia como empresario de Oaxaca, quise y quiero algo distinto para todos esos niños que han vivido por décadas en la pobreza; y también, para toda la clase política de Oaxaca, sobre cómo deberían ser las cosas”, agrega crítico. Porque en esto Gurrión es firme: Los políticos de Oaxaca tienen aún mucho que aprender. “La clase política vive muy cómoda y no tiene ningún interés en solucionar la pobreza. Los políticos de mi estado, sólo llegan al poder para su beneficio personal y hacen mucho pero para ellos, no para un pueblo tan pobre como lo es Oaxaca”.   La labor social Es tal vez por esa sensación de impotencia y enojo que el menor de cinco hermanos, ha desarrollado un modelo de apoyo social exitoso en su estado natal, desde cuidados médicos, hasta desarrollo educativo. “Al día siguiente de terminar mi labor como diputado inicié un recorrido como ciudadano por todo el estado de Oaxaca con tintes de cruzada y la finalidad de escuchar a la gente. En este caminar he recogido una serie de reclamos y esperanzas de ciudadanos oaxaqueños hambrientos y deseosos de que un día las cosas cambien”. ¿Qué ha pedido la gente en estos recorridos? Gurrión lo reduce en tres grandes retos por los cuales luchar: salud, hambre y trabajo los cuales son además la médula de su Asociación Civil, Una Mano Amiga a Oaxaca, con la que recorre las comunidades más pobres del estado con camiones médicos, farmacias ambulantes, consultorios dentales y optometristas con anteojos para repartir. “Somos como los circos de antes, pero a nosotros nos reciben mucho mejor, por el trabajo realizado día a día”, menciona sonriente. Oaxaqueño de nacimiento, empresario a fuerza de nadar contra la corriente y político por la búsqueda de una justicia de igualdad, Gurrión tiene la mirada fija en un horizonte donde su Oaxaca, esa en donde creció con tantas limitantes y donde aprendió diversos dialectos, sale del hambre ancestral y pobreza brutal, para encontrar un futuro claro y pródigo. Samuel escucha la voz heredada de misionero y camina entre caravanas para ayudar a su gente.

 

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