La moneda virtual falla en cumplir la función básica del dinero: tener un valor fijo. Ésa es la razón principal por la cual su reciente debacle es algo positivo, en tanto desincentivará su adopción.   Por Steve Forbes   Cuando los gobiernos socavan la fe en sus monedas, las personas recurren a alternativas. La debilidad del dólar de los últimos años, por ejemplo, todavía se ve en muchas partes del mundo como infinitamente preferible a la moneda local, por lo que la mayor parte de esa moneda, especialmente los billetes de cien dólares, circula fuera de Estados Unidos. Así que no es de extrañar que a medida que la Fed prepara una nueva ronda de impresión de dinero, cada vez más estadounidenses quieran experimentar con monedas alternas. De ahí el gran interés en el fenómeno digital llamado Bitcoin. El comercio en línea se ha multiplicado. Por desgracia, el Bitcoin no es la respuesta a la depredación de la Reserva Federal contra el dólar. La razón básica: no tiene valor fijo. Se negocia como una acción o mercancía. En los últimos días se ha colapsado después de un aumento espectacular en términos de dólares. Esta volatilidad hace que sea inútil como medio para hacer transacciones. El dinero tiene un solo propósito: hace que las transacciones, la compra y venta de productos y servicios y valores, sean infinitamente más fáciles que en el trueque. Todos los demás propósitos del dinero se derivan de esta función básica. La utilidad del dinero es mayor cuando se fija su valor de la misma manera como el comercio se facilita cuando hay medidas y pesos fijos. Cuando usted compra un kilo de carne molida espera obtener 1000 gramos de carne. Una hora tiene 60 minutos. Una milla tiene 1.6093 kilómetros. Estas medidas no “flotan”. De esa misma forma, el dinero también lubrica mejor el comercio cuando tiene un valor fijo. Esto se ve mejor en la inversión. Cuando usted hace una inversión o una compra una acción, está, evidentemente, asumiendo un riesgo. Con una acción, usted está comprando un flujo de ingresos para el futuro. Lo mismo con la fábrica nueva. Pero el riesgo se incrementa de manera exponencial si usted no sabe con qué le van a pagar. ¿Será un dólar de 100 centavos, de 20 centavos, o un dólar de 115 centavos? Tal incertidumbre hace daño al crecimiento. Cuando un gobierno devalúa su moneda, el dinero se va a la defensiva, hacia activos duros. La inversión para el futuro decae, al igual que lo hace nuestro futuro nivel de vida. No se sabe muy bien cómo esta moneda se crea. No se puede tener una moneda funcional sin la elemental transparencia. A menos que usted sea adicto a las transacciones volátiles, por el bien de las negociaciones, manténgase alejado de la Bitcoin. Por suerte, su caída será una precaución saludable para la mayoría de la gente.

 

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