Esta industria puede ayudar a hacer más competitivo al país a través de la construcción de infraestructura para la creación de energía renovable y de viviendas más eficientes.   La era de los hidrocarburos no ha terminado, con el descubrimiento del gas de lutitas, se prevé que para 2020 la producción de éstos llegue a su máximo histórico mundial. Sin embargo, existen riesgos ambientales con respecto a su extracción que será necesario estudiar para garantizar la sustentabilidad ambiental de la transición energética. Mario Molina lo ha dicho y yo lo comparto: el principal problema que enfrenta la sociedad con relación al tema energético no es el agotamiento de los yacimientos petroleros, sino colmar la capacidad de almacenamiento de gases invernadero que tiene la atmósfera, lo cual derivará en fenómenos climáticos extremos. En sus palabras “la atmósfera nos agotará antes que el petróleo”.   México, el mundo y la transición energética México ya ha puesto en marcha una agenda de transición energética que comprende tres temas fundamentales: primero, el aprovechamiento de las reservas de gas natural –gas de lutitas– a bajo costo, fuentes de energía renovable y replantear la opción de energía nuclear, tomando en cuenta los avances en seguridad de las plantas energéticas mundiales. Según el Índice de Desempeño de la Arquitectura Energética Mundial 2013 –que publica el Foro Económico Mundial–, nos ubicamos en el lugar 39 entre 105 países con una calificación de 0.59 –rango entre 0 y 1– en cuanto al crecimiento económico y desarrollo, sustentabilidad ambiental, y acceso y seguridad energética. Estamos muy por debajo de Colombia (6), Uruguay (12), Perú (15), Costa Rica (19) y Brasil (21). Hemos invertido en proyectos importantes para fuentes alternativas de energía –como La Venta I y La Venta II–, para 2012, el abastecimiento de energía eléctrica que se generó por estas vías representó únicamente el 2.3% de la producción total, con un aumento de 0.3 puntos porcentuales con respecto al año 2006. Las energías renovables proveen la cuarta parte de la generación total de energía eléctrica global con 5,360 GW.   Todo se trata de eficiencia En este contexto, la industria de la construcción puede convertirse en la clave de la transición energética competitiva de nuestro país, a través de dos vías: 1.- Participar en la edificación y construcción de proyectos que generen energías renovables, como la eólica, geotérmica y solar. Dado que México cuenta con un potencial de generación de energía renovable eólica de 20,000 mW, de los cuales sólo aprovecha el 5%; geotérmica de 10,000 mW, con aprovechamiento del 10%; y solar con capacidad de 6,000 mW, que están por completo desaprovechados. 2.- A través de la construcción energéticamente eficiente con arquitectura inteligente con responsabilidad ambiental y ahorro de costos por la minimización en el consumo de energía al utilizar materiales con bajo consumo energético para su producción, distancias de transporte eficientes, el ciclo de vida de los materiales y sus posibilidades de reutilización. No olvidemos que el consumo energético es un requisito indispensable para el crecimiento de todos los sectores económicos. La participación de la inversión privada en la construcción de la infraestructura que requiere la transición energética de nuestro país, dependerá en gran medida de lo que se apruebe en la Reforma Energética durante el próximo periodo ordinario de sesiones en el Congreso. Contacto: Facebook: facebook.com/ReporteRecsa Twitter: @HumbertoArmenta E-mail: [email protected] Páginas web: www.recsa.mx www.humbertoarmenta.com  

 

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