La COO de Facebook, la mano derecha de Mark Zuckerberg, y la mujer que en los hechos convirtió a la red social en una empresa rentable, ha dejado atrás su bajo perfil. Alabada por unos y vapuleada por otros, quien hace poco se hizo de 91 mdd por la venta de un paquete mínimo de sus acciones de Facebook, ha puesto sobre la mesa un tema delicado.   Por Andrés Tapia y Hiroshi Takahashi   La última vez que Sheryl Sandberg emitió un tweet, fue el 11 de marzo de este año. Se encontraba ese día en el programa de la periodista Katie Couric, hablando del lanzamiento de su libro Lean In: Women, Work and the Will to Lead, y participando en un panel en torno a las estrategias de éxito que deben seguir las mujeres. En su cuenta, Sheryl  única­mente ha publicado 17 tweets en cuatro años, sigue tan sólo a 15 cuentas (entre ellas la organización Lean In, de la cual es fundadora), y a pesar de tan pobres números dispone de una legión de 100,997 seguidores. “Lo que ocurre es que tengo más seguido­res en Facebook que en Twitter”, explica la mujer que desde marzo del año 2008 es la mano derecha de Mark Zuckerberg. “Así que posteo en Facebook para llegar a más personas. Y no, no hay ninguna política para no tuitear en Facebook, es sólo que no tengo tiempo”. Sheryl tiene 44 años, es judía, se consi­dera a sí misma feminista y fue asistente en el Banco Mundial de Larry Summers y, años más tarde, su jefa de gabinete cuando aquel ocupó el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, bajo la gestión de Bill Clinton. Cuesta trabajo creer que Sandberg no sólo haya sido discípula de Summers, sino que, en enero de 2008 haya escrito en un artículo en defensa de su mentor por sus, cuando menos, “desafortunadas” declara­ciones.   Existe un libro de Clarissa Pinkola Estés llamado Mujeres que corren con lobos… ¿qué se siente correr con lobos, Sheryl? Lo primero que diré al respecto es que todos los sectores, todas las industrias, están dirigidos por hombres… Creo que como mujer dentro de un mundo de hombres, se nos recuerda constantemente que somos una de “esas” pocas mujeres. Escribí en mi libro que creo que el lenguaje es muy importante: se refieren a mí como “la mujer CEO”, pero nadie habla de Mark Zuckerberg como “el hombre CEO”, porque resulta obvio para ellos. De modo que anteponer el “mujer” me parece sorprendente. Eso es lo que necesitamos cambiar, y la única manera de conseguirlo es hacer que más mujeres asuman puestos de liderazgo. Tras concluir su trabajo como Jefa de Gabinete con Larry Summers en el año 2001, Sandberg se unió a una novel compañía llamada Google, en la que fungió como Vicepresidenta Global de Operaciones y Ventas Online durante siete años. A finales de 2007 conoció a un chico con el que su ex jefe, Larry Summers, tuvo que haberse encontrado alguna vez cuando fue rector de la Universidad de Harvard… o cuando menos escuchado de él. Cuando Sheryl Sandberg estrechó la mano de Mark Zuckerberg ante la mirada complaciente de Dan Rosensweig, no pudo imaginar que tres meses más tarde aquel jovencito “problemático” se convertiría en su jefe, y ella en la primera “niña” en ingre­sar al Club de Tobi, que para entonces era Facebook. Sheryl se enfocó en convertir aquel divertimento en una empresa rentable y obtener ganancias. En febrero de 2012, Facebook anunció su salida al mercado con una oferta inicial de 5,000 millones de dólares (mdd), y ella se convirtió en la primera (y única) mujer del Consejo de Directores de la compañía.   ─ ¿Dirías que eres una mujer feminista o una mujer guerrera? Quizá feminista es un término con el que me siento más cómoda que guerrera. Creo que esto se trata de ayudar a que todas las mujeres liberen su potencial. El mundo tiene una manera de decir a los hombres que pueden hacer lo que sea y, al mismo tiempo, tiene una forma de decirles a las mujeres que no pueden hacer lo que los hombres sí pueden. Soy una feminista y este es un libro que versa sobre alcanzar la equidad para las mujeres. En 2004 contrajo nupcias con David Goldberg (CEO de SurveyMonkey) y hoy en día tienen dos hijos, un chico de siete y una niña de cuatro. Un día el mayor, fanático de la saga de Star Wars, se acercó con Sandberg para decirle: “Mamá, ¿te has dado cuenta que la Princesa Leia es la única mujer en la historia de Star Wars?” (de acuerdo, el chico aún no había visto las precuelas). Sheryl se sacudió. “Lo que nos dicen estas cosas es que hay niños muy pequeños que están notando las diferencias y lo están haciendo a edades más tempranas de lo que pensábamos”, advierte Sandberg. “Así que el hecho de que no haya, o haya muy pocas mujeres en puestos de liderazgo, les enseña una lección a todos los niños”. El discurso de Sandberg no es una bandera recuperada en el campo de batalla de la década de 1970, sino una verdad incontrovertible: al día de hoy no existe una verdadera equidad de género en el mundo.   ─ ¿Cuál es el costo para la sociedad? Creo que el costo para la sociedad nos está afectando a todos. Si hacemos una comparación económica entre países, hay muchos en los que la baja participación de las mujeres en la fuerza productiva está perjudicando el crecimiento económico. Estuve en Japón el año pasado, y me di cuenta de que Japón puede crecer porque hay suficientes mujeres en su fuerza laboral; cuando miramos las cifras de crecimiento en México, Estados Unidos o cualquier otra parte del mundo, notamos que las mujeres son un factor de crecimiento económico: cuando contribuyen a la economía, ésta crece. De modo que cuando limitamos la capacidad de las mujeres para contribuir económicamente, también limitamos nuestro potencial económico. Sheryl no vive a la sombra de Mark Zuckerberg y, pero es in­dudable que han tenido que pasar cinco años para que los reflectores empiecen a enfocarla con el debido protagonismo. Al día de hoy, Sandberg es integrante de los Consejos de Administración de Facebook, The Walt Disney Company, Women for Women International, V-Day y one.  facebook_mark_sheryl1   Ocupas el sexto lugar en la lista de las mujeres más poderosas de Forbes. En tu libro dices que cuando viste tu nombre por primera vez sentiste miedo. ¿Qué es para ti el poder? Esa es una excelente pregunta. No es sólo que me haya dado miedo, me sentí aver­gonzada. Aún me siento así. El poder es indiscutiblemente positivo para los hom­bres, porque cuando un hombre se hace más poderoso, más exitoso, tiene una vida mejor: más gente quiere casarse con él, todo es positivo. Cuando una mujer adquiere poder y éxito, es menos que­rida, menos gente quiere casarse con ella, el mundo tiene problemas con eso y, en general, obtiene una menor satisfacción por ese éxito porque no es tan aceptada. Y eso ocurre porque vemos el poder en un hombre como algo natural, pero no así con las mujeres, y eso impacta mucho en el deseo de poder. El protagonismo que ha adquirido Sheryl Sandberg en los últimos tiempos, sobre todo a partir de la publicación de su libro, la ha puesto bajo un intenso escru­tinio público. Y, como es previsible, ha comenzado a ser objeto de críticas. Bási­camente se le acusa de poseer una visión limitada acerca de los desafíos que enfren­tan la mayoría de las mujeres. Sandberg posee un salario de 300,000 dólares anuales en Facebook, más 30.491,613 mdd en acciones de la compañía. Hace unas semanas, cuando por primera vez desde su salida al mercado en mayo de 2012, las acciones de Facebook supera­ron su IPO (38 dólares), Sandberg vendió 2.4 millones de éstas que le redituaron una ganancia de más de 90 mdd, algo así como 5% de su participación en la compañía.   ─ ¿Qué le dirías a aquellos que te califi­can de afortunada por ser una mujer exitosa, emprendedora y millonaria, y que todo en tu vida ha sido una cuestión de suerte? Empecemos por el hecho de que soy afortunada. Sí, lo soy, porque nadie recibe las oportunidades que yo he reci­bido sin ser afortunado. Pero hay que decir que los hombres también son afor­tunados, lo que ocurre es que cuando un hombre y una mujer son exitosos, la gente piensa que el hombre es exitoso por ser listo, pero cuando una mujer es exitosa, entonces es debido a la suerte y la ayuda de otros. Ese patrón es el que necesita cambiar.   En las primeras temporadas de The Big Bang Theory había cinco personajes principales, cuatro de ellos eran hom­bres y genios; la chica, Penny, no. ¿Los hombres opacan a las mujeres o las mujeres se opacan a sí mismas? No es exclusivo de esa serie, pasa en todas las series: los estereotipos son asimilados profundamente. Los estereoti­pos se convierten en realidad. Si creemos que algo es realidad se vuelve realidad. Lo negativo de los estereotipos es que se vuel­ven ejemplos: no creemos que las muje­res deban ser líderes, así que no buscamos serlo. No vemos suficientes mujeres en ciencias computacionales, así que no hay suficientes mujeres en ciencias computa­cionales, y así sucesivamente.   ─ ¿Qué se necesita para cambiar eso, para tener más mujeres en puestos clave? Creo que hacen falta más mujeres en pues­tos en los que no se nos espere, para que comiencen a esperar que los ocupemos.   ─ ¿Qué te motivó a empezar con el movi­miento del feminismo? Creo que fue cuando di la charla en TED… ver y recibir la respuesta de mujeres de todo el mundo… Recibí miles o decenas de miles mensajes de mujeres que me decían: “¡Dios mío! Nunca había escu­chado algo como eso antes, muchas gracias por hacerlo”, y estoy consciente de que fue difícil decirlo como mujer, pero el hecho de que lo dijera una mujer es muy impor­tante.   ─ ¿A quiénes admiras, Sheryl? A tantas personas… Admiro a Mark Zuckerberg por tener las agallas para hacer lo que hizo, fue algo muy valiente. Admiro a mi madre por todas las cosas que hizo para criarnos, no fue sencillo para ella. Admiro muchísimo a mi abuela —de hecho escribí sobre ella en el libro—, tuvo una vida realmente difícil y no la habría tenido si hubiera sido hombre; creo que sacrificó muchísimo por su familia. Y a muchísimas otras personas.   ─ ¿Seguirás trabajando por la igualdad de género desde Facebook o piensas volver al sector público? ¿Desde dónde puedes ayudar más a equilibrar el poder? No, no pienso volver al sector público. Amo mi trabajo y creo que soy capaz de hacer muchísimo desde donde estoy y desde aquí trataré de hacer mucho más por las mujeres.   Tus detractores afirman que tú quieres que las mujeres se comporten más como los hombres para tener éxito. ¿Es así? No, definitivamente. En ocasiones he llorado en la oficina, ésa no es una actitud muy masculina. He dejado mi trabajo para dedicarme a mis hijos, los hombres no hacen eso. No soy un buen ejemplo de liderazgo masculino, en absoluto.   ─ ¿Cuándo fue la primera vez que sentiste ese compromiso con las mujeres? Cuando estaba en la preparatoria comencé a interesarme en las mujeres de negocios, en la economía y el gobierno, porque me di cuenta de que no había tantas mujeres en esas áreas.   Eres profesional, esposa y madre. ¿Cómo lidias con todas esas responsabilidades siendo la COO de Facebook? Hago lo mejor que puedo, trabajo antes de que mis hijos se levanten por la mañana. Los llevo en bicicleta a la escuela. Trabajo cuando no están, cuando se van a dormir y trabajo los fines de semana y hago lo mejor que puedo. Tengo un marido que hace la mitad. Me hago cargo de mis hijos la mitad del tiempo y él se hace cargo la otra mitad.   ─ ¿Cuáles son tus fortalezas naturales? No lo sé… creo que trato de mantener mi sentido del humor y siento que eso es muy importante y poderoso.   ─ ¿Eres feliz, Sheryl? A veces. Otras estoy estresada y preocupada, algunas más estoy triste y otras feliz, otras estoy cansada y otras no, como todos los demás. No soy naturalmente feliz como el resto de las mujeres en el mundo, y quisiera hacer todo lo posible para cambiar eso. facebook1

 

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