Por Enrique Hernández, enviado URUGUAY. “¿Qué quiere de comer y beber?” “Cáñamo”. Es una planta hermana de la mariguana y considerada la nueva soja ecológica en Uruguay. Los menús, ensaladas, jugos, hot cakes y una combinación de semillas con hemp —traducción del cáñamo al inglés— son deleitados por los paladares de hipsters, deportistas, vegetarianos y veganos de Nueva York. Y desde marzo de 2015, los anaqueles de tiendas en Estados Unidos como Whole Foods, GNC, Vitamin Shoppe y Walgreens venden Be Bright, un complemento vitamínico para niños y adultos. Este boom alcanzó y movió la vida de Colonia de Sacramento, un pueblo uruguayo a orillas del Río de la Plata y a una hora de viaje en buque desde Buenos Aires, que posee un plantío experimental de 40 hectáreas de cáñamo —un cultivo prohibido en el resto de América Latina— para ser vendido como semillas en Estados Unidos y Europa. “Nosotros estamos desarrollando los primeros cultivos de cáñamo en etapas semicomercial en Uruguay”, asegura Fabrizio Giamberini, director y fundador The Latin American Hemp Trading (LAHT), una firma que asesora a gobiernos e inversionistas en la implementación de proyectos agroindustriales y comerciales de la planta hermana de la mariguana. El interés de la firma de capital uruguayo no es mostrarla al público, pero sí producir, exportar y abastecer semillas de la mejor calidad al mercado estadounidense y europeo. Es decir saldrán contenedores desde los puertos uruguayos llenos de la nueva soja como pasa con el trigo, maíz, arroz, incluso carne para el hemisferio norte. De momento, “somos los socios estratégicos” de empresas en EU, las cuales venden y distribuyen la semilla a través de suplementos alimenticios, expresa a Forbes México. “Son compañías que tienen distribución internacional y en Estados Unidos de productos alimenticios de cáñamo”, declara el hombre que prefiere mil veces le digan e identifiquen como emprendedor y no como El Señor Cáñamo ni Cáñamo Man. Las ventas de alimentos de cáñamo y productos de belleza en Norteamérica se dispararon desde la década de 1990 y no muestran signos de desaceleración, revela la Asociación de Industrias de Cáñamo. En 2014, el valor de la venta total de productos de cáñamo comercializados en Estados Unidos fue de 620 millones de dólares. La colocación de alimentos y productos de cuidado personal de hemp fue de 200 millones de dólares, mientras la subasta de piezas de automóviles, materiales de construcción y confección a base del grano prohibido ascendió a 420 millones de dólares. “Todos los commodities cotizan en la bolsa de valores de Chicago. El cáñamo no cotiza en la bolsa y es un cultivo que se negocia be to be”. En otras palabras, la venta y acuerdo se hace directamente con las empresas interesadas en el producto. Cálculos realizados por The Latin American Hemp Trading establece que, por cada hectárea, se producen 1,300 kilos de semillas. En el mercado se pagan dos dólares el kilo de semillas. La planta, que no es fumable como sí sucede con la mariguana, está catalogada como una superfood por sus propiedades nutritivas y es el alimento preferido por vegetarianos, deportistas y veganos por presentar altos valores de omegas, nutrientes y proteínas, recuerda Fabrizio Giamberini. El grano de cáñamo tiene entre 30% y 35% en aceite, así como posee 80% de ácidos grasos polisaturados, conocidos como Omega 3 y 6. La presencia de la planta en Uruguay se remonta a 1930, cuando el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria La Estanzuela investigaba si podía usarse en aplicaciones de fibra. En ese momento también se analizaba variedades genéticas de trigo, cebada y maíz. Para 1940, la industria uruguaya producía anualmente mil hectáreas de cáñamo, que eran usadas para procesar fibras de los cabos de navegación, es decir todos los amarres que llevan los barcos. Cuando Estados Unidos inició con el cobro de impuestos a la mariguana, en ese momento se dejó de cultivar cáñamo en Uruguay. Además, a escala mundial se presentó una tendencia prohibicionista del cáñamo, debido a que se le relacionaba un parentesco con la mariguana. “No era viable cultivar cáñamo, porque se perdían las inversiones”, dice el empresario uruguayo, que comenzó en 2006 a gestionar con el entonces presidente José Mujica la regulación del cultivo del cáñamo. Las fibras sintéticas desplazaron a los naturales, por lo que se dejó de invertir en el desarrollo de máquinas y tecnología para generar productos de cáñamo. Según el empresario, fue hasta la década de los noventa con el boom de la economía verde y sustentable que empezaron a utilizarse las fibras vegetales en sustitución de las sintéticas. La FAO ha reconocido a 15 fibras vegetales, entre ellas está el cáñamo, yute, sisal, lino, ramio, bonote, entre otras. Ahora se da la reintroducción del cultivo en Uruguay. “Justo se dio el debate de la regularización del consumo de mariguana, y es por eso que se empezó a hablar con los redactores de la ley para establecer las diferencias de criterio cuando es mariguana y cuando es cáñamo”, cuenta el fundador The Latin American Hemp Trading. Se planteó la definición de cáñamo siguiendo los ejemplos de Canadá, Australia y Unión Europea, que desde la década de los 90 cultivan cáñamo de forma legal, menciona. Según el director de LAHT, se hizo el cambio al marco legal y se definió que cannabis sativa que no puede exceder más de 1% de THC. “Se dejó una brecha de 0.5% a 1% niveles de THC, debido a que la planta puede producir esa sustancia por un estrés producto de la sequía y exceso de agua. En caso de que exista un estrés será inocuo a la prohibición y no habrá inconveniente en la elaboración de fibras”. No todas las variedades de la planta son comestibles ni son parte de platillos gourmet, ya que otras se utilizan en la elaboración de fibras, celulosa y biocompuestos, agrega. Con la diminuta semilla se hacen armazones de lentes, autopartes de automóviles y papel. El cáñamo tiene una propiedad de 70% de celulosa, en Europa principalmente es usado para la fabricación de papeles. —¿Tienes un proyecto para explotar celulosa? —En este momento no estamos instalando ninguna planta. En la planificación estratégica eso pasaría a un mediano plazo. En el corto plazo está el desarrollo de la industria a nivel alimentaria y en un mediano plazo está el desarrollo de la fibra. Por lo general, las plantas automotrices en Europa, entre ellas Mercedes Benz y otras más, están utilizando cáñamo para armar los biocompuestos de sus automóviles. El Nova Institute, un centro de investigación alemán, pronostica que se multiplicará por cuatro la capacidad productiva mundial de los biopolímeros entre 2010 y 2020. La fabricación de biocompuestos automotrices es la combinación de fibras naturales con polímeros provenientes del petróleo. —¿Firmaste un acuerdo con una empresa de EU para elaborar suplementos alimenticios? —Por el momento y por un acuerdo de confidencialidad, no puedo dar mayor información al respecto. En este momento en Uruguay se están sembrando 40 hectáreas. Fabrizio Giamberini no es el único que produciendo semillas de la planta hermana de la mariguana, también hay otros uruguayos que están desarrollando cultivos experimentales que levantará un negocio en el mediano plazo. “Ellos tienen una producción de una hectárea”, expone. El mercado uruguayo ofrece ventajas competitivas, debido a que es el único país de América Latina que cambió el marco legal para reconocer la diferencia entre mariguana y cáñamo. También reglamentó el uso del cáñamo para desarrollar una agroindustria, por lo que los mercados del hemisferio norte deben ver a Uruguay como un socio estratégico. “No conozco ningún desarrollo de producción de cáñamo en América Latina”, considera el inversionista uruguayo. Antes de hacer el cultivo experimental y proponer al Congreso de Uruguay, Fabricio estudió la legislación para conocer cómo era la producción, distribución, consumo de drogas en Argentina, Brasil, Paraguay y Chile: “Y ninguna reconocía la diferencia entre el cáñamo y la mariguana”. “He sabido del interés que hay en México de legalizar la mariguana. Hice una presentación en el parlamento en Uruguay, cuando vinieron representantes de otros congresos de América Latina, entre ellos México. Todos quedaron maravillados con las bondades del cáñamo, pero no soy consumidor de mariguana”  

 

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