Soluciones financieras simples: difíciles pero eficientes

¿De qué nos sirve un “gasta menos, ahorra más”? Más de lo que podemos llegar a imaginar. La clave está en descubrir el porqué de nuestras decisiones financieras.   Comúnmente, el término “finanzas personales” se asocia con complejidad. Se piensa que del tema sólo pueden hablar los expertos y educarse en la materia es difícil. En realidad, la complicación no radica en educarse; lo teórico es relativamente sencillo cuando se sabe a qué fuentes recurrir, pero accionar, ésa es otra historia. Aún más sorpresivo resulta el hecho de que, para cuidar de tus finanzas, hay que seguir patrones muy simples, pero no por ello fáciles. Carl Richards, autor de The One-Page Financial Plan: A Simple Way To Be Smart About Your Money, comenta: “La industria financiera tradicional está construida, en gran parte, bajo la noción de que complejidad significa calidad. De hecho, entre más compleja la solución, más probable es que alguien pague para tener acceso a ella. Pero hay un problema con este argumento: es incorrecto.” Richards defiende que la mayor parte de la población deja pasar las recomendaciones más simples porque, cuando escuchan “simple”, inmediatamente lo relacionan con “fácil”, cuando, ciertamente, apegarse a buenas decisiones monetarias simples dista mucho de ser “fácil.” Pensemos en los consejos más comunes, más sencillos y, por consiguiente, más ignorados: “Gasta menos y ahorra más.” ¿Cuál es el problema con esta solución? “Es demasiado fácil.” Error. No es demasiado fácil; es demasiado sencilla, porque si fuese fácil, ¿no lo haríamos todos? Otras sugerencias por el estilo: “crear un presupuesto y adherirse a él”, “evitar deudas innecesarias”, “ahorrar para un fondo de emergencia”. Todas simplísimas y, por supuesto, ignoradas por una gran parte de la población económicamente activa a nivel mundial. ¿Qué hacemos entonces? Buscar otra manera de proceder, algo más complejo y, por ende, más fácil, porque deja de depender de nosotros y lo ponemos en manos de nuestros asesores financieros, a quienes podemos culpar si nuestros estados de cuenta no presentan los resultados que esperamos. Ponemos demasiado énfasis en la inversión –que, claro que es una herramienta, pero no es lo único y, definitivamente, no es suficiente para consolidar una buena situación económica–. Accedemos a ellas como una manera de compensar por nuestros muchos gastos y pocos ahorros. Y es que, ¿cómo ahorrar? Tenemos deudas que pagar: préstamos, créditos automotrices, créditos escolares, hipotecas; nuestro sueldo nunca parece ser suficiente, la familia siempre necesita algo más. ¿De qué nos sirve un “gasta menos, ahorra más”? Más de lo que podemos llegar a imaginar. La clave está en descubrir el porqué de nuestras decisiones financieras, y para descubrirlo es forzoso pasar por un proceso de autocuestionamiento, en que las preguntas necesarias para indagar más profundamente en nuestro proceso de elección pueden resultarnos incómodas. Algunas conclusiones del análisis pueden ser: rento o compro un departamento o auto que lleva nuestro presupuesto al límite, no he hecho nada para buscar un mejor puesto en la empresa en que trabajo o ameritar un aumento, no sé decir “no”, etcétera. Las soluciones simples ponen toda la responsabilidad sobre nosotros; sólo depende de nuestras acciones el conseguir el resultado deseado, y no es de extrañarse que muchos no estén cómodos con el proceso y se inclinen a gastar tiempo y dinero en soluciones complicadas que no requieren de autoanálisis o esfuerzo alguno. Es necesario pensar en nuestras decisiones sin asumir que simple no será suficiente. Intenta seguir el camino de lo simple para descubrir que lo simple, aunque difícil, puede hacer más por ti de lo que jamás lograría lo complejo.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @ComparaGuru Facebook: ComparaGuru Página web: ComparaGuru.com Blog: ComparaGuru.com   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.