En el Luxury Summit del Financial Times, que se llevó a cabo en la Ciudad de México, Stella McCartney afirmó: “Las compañías pueden ser responsables y redituables.”   Por Mercedes Martínez Cossío   La diseñadora británi­ca ha sido una de las primeras en abrazar la actitud sostenible en su modelo de negocio: se ha centrado en productos que no dañen el medio ambiente, se siente responsable de las fuen­tes que usa y el impacto que pudieran tener sus actividades en el planeta. Una de las ten­dencias más importantes en el mercado de lujo son los valores y los ideales de las compañías. El objetivo es que estos ver­daderos valores atraigan más gente hacia las marca. Stella, habiendo crecido en el campo inglés, educada con los valores de sus padres Paul y Linda McCartney —quienes siempre apoyaron los derechos de los animales y el medio ambiente—, hace un constante esfuerzo por ayudar al planeta: desde ser vegetariana hasta usar energía eólica para sus negocios, siendo congruente con los valores que le inculcaron. A pesar de todo esto, ella admite que no es perfecta y que incluso su línea no es 100% environmental free. “Por na­turaleza ser fashionable y sostenible es difícil. Por una parte tenemos cómo se elabora el producto y con qué materia­les. Por otra está el lado de la durabili­dad: en cuánto tiempo se espera que los consumidores reemplacen el producto con el siguiente… Y todo, a su vez, depen­de del valor del negocio, que es voluble y volátil.” Lo triste de la industria de la moda es su caducidad. Una temporada las pieles están a la moda y a la siguiente ya no. “Para ser responsable en el nego­cio, el esfuerzo necesita ser continuo”, comentó McCartney. “La ropa que dise­ño es para que dure. Con cada pieza de cada colección me cuestiono qué hemos hecho para que esa prenda sea más sus­tentable y qué más podemos hacer.” La colección otoño-invierno 2014 de Stella McCartney fue la mezcla per­fecta entre lo deportivo y lo nocturno. Al ser una marca completamente libre de uso de animales y ecológica, Stella utiliza elementos que jamás pensaríamos, como aplicaciones de zípers y cuerdas de escalador en bolsas y suéteres. Stella es una activista a favor de los derechos de los animales. El perfecto ejemplo de esto es la iniciativa de lana sustentable que lanzó con la colección de pre-fall 2014. Los borregos que utilizaban eran alimentados con pasto natural de la Patagonia. Argentina, Uruguay y Perú comenzaron esta iniciativa de Ovi XXI, que une más de 140 granjas que apoyan la restauración del ecosistema dañado de las tierras de pastoreo. La diseñadora británica apoya esta inicia­tiva, y la suya es la primera marca de lujo que participa. Con ello colabora a restaurar más de 15 millones de acres de tierra que han sido maltratados durante más de 100 años. De la misma manera utiliza peace silk en sus trajes. Normal­mente la seda tradicional se hace de los capullos de los gusanos de seda, cosechándolos antes de que emerjan de ellos. Según PETA (People for the Ethical Treatment of Animals), por cada libra de seda son asesinados 3,000 gusanos de seda. La alternativa de la peace silk no requiere tener en cauti­verio a los gusanos de seda, sino que se recogen los capullos de la selva después de que emergen y salen volando. En cuanto a los obstáculos que se encuentra para crear productos sus­tentables dice que no puede hacer sus propias telas, por lo que tiene que usar lo que hay en el mercado. El mayor problema son los colores, pues los ran­gos orgánicos son muy limitados. Sería maravilloso crear moda de lujo hecha con materiales 100% sustentables, pero hoy día no es posible. Los provee­dores están creciendo y cada temporada des­cubren nuevas técnicas y herramientas. “Siempre estoy a la búsqueda de fibras naturales. Usamos telas orgánicas y colorantes de bajo impacto para obtener productos de alta calidad”, afirma la británica. Señala que su trabajo es crear sartorial ca­chet (diseño distintivo) y que tiene que crear produc­tos deseables y lujosos para las mujeres. Ése es el punto. Para disminuir el impacto de la producción de moda a través de materias primas y manufactura, los diseñadores aún tienen que persuadir a los compradores. “Las personas no siempre cuestio­nan las fuentes de los materiales, y esto es clave y crítico”, comenta Stella. “En el campo, uno sabe qué tiene que devolverle a la tierra para que la siguiente temporada tengas una buena cosecha, y en la industria de la moda esto no siempre se ve desde ese punto de vista.” Las compañías tienen que hacer un esfuerzo continuo, pero muchas veces hacen esfuerzos pasajeros. Por ejemplo, una temporada trabajan con mujeres en Kenya y la siguiente ya no. “Mi compañía siempre ha sido un poco peculiar y mi manera de trabajar también. Desde no usar piel, ya que la industria de la piel consume más de 15 millones de animales muertos al año, aproxima­damente, a no usar químicos que dañen el planeta y al trabajador. “Al principio se burlaron de mí, pero aquí sigo. Lo que busco es inspirar a la gente con mi ejem­plo. Las compañías pueden ser más responsables y seguir siendo redituables.” A model presents a creation by British designer Stella McCartney as part of her Fall-Winter 2011/2012 women's collection during Paris Fashion Week

 

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