EXCLUSIVA: Para más de la mitad de los empresarios mexicanos, la actuación del gobierno federal ante la situación económica ha sido mala o pésima, revela el estudio ‘Perspectivas de la Alta Dirección en México’, que KPMG presentará el próximo 21 de marzo.     Terminó la ‘luna de miel’ entre los empresarios mexicanos y el gobierno federal. Tras el decepcionante crecimiento económico de apenas 1.3% en 2013 y el fuerte golpe que significó para las empresas la reforma fiscal aprobada el año pasado, el sector privado descalificó la actuación de las autoridades ante el entorno económico que vive el país. Así lo revela el estudio “Perspectivas de la Alta Dirección en México”, que desde hace 9 años realiza la firma de consultoría KPMG México, cuyos resultados serán presentados el próximo 21 de marzo y que se basa en una encuesta a 676 participantes, cuya mayoría son directores generales y presidentes de empresas. Los empresarios del país ‘rompieron’ las esperanzas que tenían en el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto: mientras el año pasado 49% de ellos opinaba que la labor del gobierno federal era “buena” y 12% decía que era “excelente”, para este año la percepción favorable se desplomó, pues 54% piensa que la actuación del gobierno ha sido mala o pésima (35%, mala; 19%, pésima y 37%, regular). Como promotor de la competitividad, el gobierno tiene una percepción entre mala y muy mala para 54% de los empresarios, mientras para 38% su actuación es regular y sólo 8% opina que es buena. “La expectativa positiva hacia el gobierno se diluyó por la reforma fiscal”, dice a Forbes México Roberto Cabrera, socio a cargo de Industrias y Mercado de KPMG México. Los números lo dicen: para 97% de los empresarios, la reforma fiscal no cumplió con sus expectativas. Además, para 43% el régimen fiscal mexicano es malo y 21% opina que es pésimo. El arranque del año no fue nada bueno para las empresas, explica Roberto Cabrera: 2013 cerró con un crecimiento de apenas 1.3%, con un impacto de la reforma fiscal en la inflación, que en enero fue de 4.48% y, por si fuera poco, la confianza del consumidor se ha debilitado, lo que ya hizo que la expectativa de crecimiento de los especialistas consultados por el Banco de México bajara en marzo de 3.41% a 3.23%, cuando en julio del año pasado esperaban un PIB de 3.98%. A un año del cambio de gobierno, la mayoría de los empresarios (57%) considera que el impacto en la competitividad de su empresa ha sido negativo, 35% dice que no tuvo ningún impacto y sólo 8% piensa que ha sido positivo. Este mayor impacto negativo se debe, según la encuesta de KPMG, en especial, a la disminución del consumo interno (48%) y al incremento en la extorsión y la inseguridad (22%). Son el robo (48%), las amenazas (26%) y la extorsión (24%) los tres principales delitos que denuncian las empresas. Incluso, 49% de los directivos encuestados afirman que la inseguridad ha provocado la reducción de sus inversiones, aunque no las han suspendido. Pero, como una alerta roja, ya 9% de ellos han suspendido sus inversiones en el país y 4% de las empresas se han ido a otros países. “Es muy difícil saber cuál es el impacto real de la inseguridad en las empresas porque la mayoría de los empresarios no habla al respecto, no revela números, pero de que sí hay un impacto, lo hay”, dice el socio de KPMG.   ¿Dónde quedaron las reformas? Pese a que se ha dicho que 2013 fue el “Año de las reformas estructurales”, los empresarios mexicanos perciben todavía la necesidad de reformas más profundas, menos diluidas. Esto también explica en parte el desencuentro entre gobierno y negocios. Es un hecho que las expectativas de los empresarios acerca de las reformas estructurales —otra vez— no se cumplieron, pues 45% de ellos sigue pidiendo una verdadera reforma fiscal y 41% todavía ve como prioritaria la reforma energética. “Quiere decir que ahora los empresarios están esperando a ver cómo se formulan las leyes secundarias antes de mostrar su aprobación sobre la reforma del sector energético”, explica Roberto Cabrera. Pero hay más. Al parecer, ninguna de las reformas aprobadas hasta ahora ha complacido a los empresarios. Después de un año de su aplicación, 88% de ellos opina que la reforma laboral no ha beneficiado la competitividad de México. Tampoco la reforma financiera cumplió las expectativas de 81% de los ejecutivos.   Cartucho para quemar Una vez claras las inconformidades y decepciones de los empresarios, ellos mismos trazan el camino que México debe seguir para mejorar la competitividad, formado por 5 rutas:
  • Combate a la corrupción (80%)
  • Mejorar la seguridad pública (79%)
  • Realizar reformas estructurales (74%)
  • Mantener estabilidad económica (56%)
  • Simplificar y reducir trámites burocráticos (36%)
  Pero el verdadero cartucho que le queda este año al gobierno de Peña Nieto para recuperar terreno entre la percepción del sector empresarial es lograr unas leyes secundarias transparentes y atractivas de la reforma energética y una buena ejecución del cambio estructural, dice Cabrera. “Si la reforma energética se aterriza correctamente, la percepción de los empresarios sobre el gobierno podría mejorar el año próximo.” Mientras, el propio estudio de KPMG concluye que “2014 evidencia un perfil positivo pero incierto. Crecer 3% es deseable, pero no suficiente”.

 

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