Cada cultura es un centro y cada cultura es local de muchas maneras diferentes. Después sale al mundo y  comienza a viajar.

Paulina Pobocha y Anne Byrd.

  El pasado lunes 1 de abril asistí al Palacio de Bellas Artes, a la presentación del más reciente libro del artista Gabriel Orozco. El que para muchos es el artista plástico contemporáneo de México estuvo firmando ejemplares del texto previo a la presentación, lucía más que maduro, incómodo ante el trato de celebridad por parte de la gente. Sin embargo se le veía cauteloso, amable, reservado, parecía que se encontraba en una suerte de proceso interno tanto para disfrutar las situaciones embarazosas, como para hacer notas mentales que se decantarán en un futuro. Sólo él lo sabe. Desde hace más de una década ya, que Orozco es la figura cultural indiscutible que hoy es. Su trabajo ha recibido sendas lecturas y análisis, se le han colgado diversos adjetivos, pero para el grueso del público mexicano sigue siendo un incómodo viajante entre la incomprensión y la charlatanería. Al parecer mucha gente aún no logra leer o no le perdona tener gestos como el de la caja de zapatos vacía. ¿Cómo acercarnos a la obra de este referente del arte contemporáneo? ¿Cómo desmenuzar sus códigos? ¿Desde dónde se puede verlo para tener una lectura menos ambigua? Aquí van tres posibles a los que nos podemos acercar. 1.- Gabriel Orozco MoMa (Conaculta, 2012). Si bien ya había varios textos sobre la vida y obra del artista veracruzano, lo cierto es que no había una especie de libro primigenio, pongámoslo en términos burdos: una “guía para Gabriel Orozco”. Afortunadamente, este texto viene a ser la quintaesencia del mundo “orozquiano”. Tras una larga gira de su obra por los museos más importantes y representativos del mundo, que comenzó en 2009, llega la versión mexicana de este importante texto, que originalmente se lanzó para la retrospectiva que se hizo de él en el MoMa de Nueva York en 2009. Sin embargo, en la más reciente presentación del texto, Orozco enfatizó que su intención original fue hacer el libro pensando en México. En este trabajo se encuentran expuestos todos los elementos incluidos en el trabajo de Gabriel: su pasión por los círculos, la nada, su reticencia a ser etiquetado como un “artista mexicano” o un “artista neoyorquino”, su particular proceso creativo que incluye una multiplicidad de materiales y formas, en apariencia inagotable, los recipientes, los juegos, etc. Su obra suele retar y enfurecer a más de uno, con frecuencia se le tilda de hermético y pretencioso. Afortunadamente parece que el autor de la monumental ballena de la Biblioteca Vasconcelos ya superó de la mejor manera la incomprensión y las diatribas de la gente. En respuesta, tras años de llevar una carrera sólida que lo posiciona –le guste o no– como uno de los artistas contemporáneos más importantes del mundo, sale este texto que ya es un imprescindible para la historia cultural de un país. 2.- Gabriel Orozco (Juan Carlos Martín, 2002). El director mexicano Juan Carlos Martín (40 Días, 2008) se acerca a la vida y obra de Gabriel Orozco en un momento clave de su carrera, en el que el reconocimiento internacional y la madurez artística ya están ahí. Un documental íntimo, cercano, en el que el director prácticamente sigue con la cámara al autor de Papalotes Negros, en donde vemos a un artista seguro de sí mismo, articulado, arriesgado, que rompe y provoca de una forma natural y sin ningún panfleto discursivo que caracterizara a muchos de sus connacionales. Los libros que hay sobre la obra de Gabriel Orozco no son precisamente accesibles, al menos no ante una primera lectura. El trabajo del mexicano es un ejercicio sumamente mental, que no revela todo ante las primeras miradas, y que evade cualquier sobreinterpretación. Afortunadamente, a través de este trabajo fílmico de poco más de 80 minutos de excelente fotografía y diseño sonoro ad hoc con la obra del mexicano, Martín nos acerca al artista, tal vez sin querer, lo vuelve si no más comprensible, sí más familiar. Para quien esté interesado después de ver esta película puede buscar la secuela documentalista, que tampoco tiene desperdicio, Campo Abierto (2012), también de Juan Carlos Martín, que nos muestra a Gabriel Orozco a la distancia, ya como el artista consagrado que hoy es. [youtube id=”cNxdMmH5B8o” width=”620″ height=”360″] 3.- Gabriel Orozco, Kurimanzutto. A partir del 16 de abril y hasta el 15 de junio de 2013. La muestra fue montada bajo la lógica de que un grupo musical, más allá de si puede sonar bien en disco y tener excelentes reseñas en la prensa especializada, donde se contrapone realmente es en vivo. Lo mismo pasa con el arte contemporáneo: hasta que uno no se encuentra frente a la obra, puede experimentar y tener posteriormente una postura, sensación o conjetura al respecto de lo visto. La galería Kurimanzutto (Rafael Rebollar 94, Col. san Miguel Chapultepec) es casa habitual de Gabriel Orozco y sus contemporáneos, y una de las más importantes en la ciudad. Tras la amplia retrospectiva de su obra en 2007, el trabajo de Gabriel ha sido expuesto más bien en espacios pequeños, por lo que esta ocasión resulta no sólo atinada, sino especial. Una suerte de oportunidad para revisitar y/o conocer el trabajo reciente de Orozco.

 

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